Defamation

Ya es complicado ver a los judíos hacerse autocrítica. Este documental pone en duda que haya antisemitismo, tal y como lo conciben los judíos más conservadores, alrededor del mundo. Más bien, la postura tiende a afirmar que, tal vez, ese antisemitismo, o mejor dicho, el rumor de antisemitismo, es creado por ellos mismos para fundamentar y defender el estado de Israel.

Lo que más me ha gustado del documental es que, por momentos, te daba la sensación de que las personas que aparecían en la pantalla eran actores. Eso es porque Shamir debe ser bueno metiendo la cámara en los mejores momentos y sacando las mejores expresiones. También porque lo que cuenta, en algunos casos, parece inverosímil, como el enorme complejo de inferioridad, derrotista y vengativo que tienen muchos judíos.

Muy recomendable para aquellos que quieran conocer un poco más en profundidad la causa judía, el estado de Israel y la visión que tienen los propios judíos de si mismos, algo inédito hasta ahora.

Al estilo de los documentales de M.Moore, Shamir indaga acerca del telón de fondo que sostiene la idea del "antisemitismo americano". Imparcial, pero provocador, el director refleja como hasta el mayor genocidio de la historia del ser humano puede caer en las manos neocapitalistas de la maquinaria económica norteamericana, y en especial, de un grupo al que le interesa que no se detenga un ciclo de violencia que es justificado por un pasado al que no se deja descansar en paz.

177/13(13/08/17) Provocador, incisivo, y valiente documental israelí dirigido por Yoav Shamir, hace un estudio contemporáneo sobre el antisemitismo, sobre la forma en que es enfocado, sobre si es un elemento distorsionador de la realidad, sobre cómo afecta a las relaciones de los gobiernos USA e Israel, sobre la compleja relación entre antisemitismo y antisionismo, sobre si criticar a Israel es sinónimo de antisemitismo. Intenta hacer un fresco micro sobre la percepción cotidiana de esta xenofobia y lo macro sobre si el Holocausto puede ser un arma que los israelís blanden cual fuego eterno para justificar sus operaciones militares, sobre si es bueno recordar constantemente la Shoah, si esto no puede ser contraproducente pues puede servir como medio para reafirmar el odio judío. Shamir decidió hacer difamación después de que un crítico de una película anterior lo acusara de antisemitismo. Según su creador, es una exploración del significado término “antisemitismo”, Shamir declara en el comienzo de la película que como israelí nunca ha experimentado el antisemitismo y quiere aprender más sobre él, las referencias al antisemitismo en países de todo el mundo son comunes en medios de comunicación israelíes, a través de entrevistas con destacadas figuras estadounidenses e israelíes en la lucha contra el antisemitismo y siguiendo a un grupo de adolescentes de escolares israelíes en una gira por los campos de concentración en Polonia.

La cinta alterna varios escenarios desde Israel, Moscú, Nueva York, Cracovia, etcétera, durante este periplo asistiremos a entrevistas (el interrogador fuera de plano) con Abraham Foxman, director de la Liga Anti-Difamación (ADL), John J. Mearsheimer, periodista del The New York Times co-autor de bestseller “El lobby israelí y la política exterior USA”, Norman Finkelstein, crítico de la política del gobierno israelí, y otros. La cinta señala que en 2007 la ADL (organización observatorio sobre el antisemitismo) reportó noticias del aumento del antisemitismo, afirmando hubo 1.500 incidentes de este tipo en USA, cuando Shamir entra en contacto con la ADL sólo pueden enumerar incidentes menores. Hay una visita a una sinagoga de Moscú atacada por un lunático que maneja un cuchillo y entrevistas con residentes negros y judíos de Crown Heights, en Brooklyn, que se han enfrentado violentamente. Este tema tan serio es tratado por Shamir con distensión y afabilidad cercana al estilo irónico Michael Moore, donde de un modo llano hace hablar a sus entrevistados de modo relajado y franco.

Después de ser proyectada en el Festival de Cine de Tribeca, la Liga Anti-Difamación emitió una declaración denunciando la película, afirmando "rebaja el tema (del antisemitismo) ... y trivializa el Holocausto". Los Angeles Times elogió el documental por mostrar "cómo las acusaciones de antisemitismo pueden ser fácilmente explotadas con fines políticos", elogiando al cineasta por su imparcialidad al escribir "a pesar de que la Defamation, está salpicada con momentos inesperados de humor irónico, será ineludiblemente polémica, Yoav Shamir se esfuerza admirablemente por ser imparcial". Pero mi opinión es que esta travesía por la objetividad se le va la mano hacia el lado de criticar (según su versión) la sobreexplotación del palabro “Antisemitismo”. Aun así un loable trabajo que de modo muy ameno nos da una estimable información global sobre la visión internacional del antisemitismo y el antisionismo, film que te hace pensar y reflexionar sobre un tema candente.

La cinta posee un ritmo ágil, gracias en parte a su edición, con un desarrollo distendido, fluido, con lenguaje entendible y nada enrevesado, las entrevistas son ingeniosas en el modo de dar carrete al interrogado para se sienta relajado y hable su verdadero yo, con música alegre que da un tono festivo grácil en contraste con el tema que tratan, quizás como modo de mensaje de que no hay que ser tan solemne con el antisemitismo, que el dar importancia puede ser contraproducente (discutible es mi opinión sobre esto).

Arranca de modo punzante con el realizador entrevistando a un taxista al que cuestiona sobre el antisemitismo, término que desconoce, al decirle lo que es Shamir, el conductor dice “… eso no existe, ya que los judíos controlan el mundo”, seco y directo a la mandíbula, tras una breve presentación sobre lo que va el documental (presentación del carismático Abel Foxman), Yoav entrevista a su nonagenaria abuela en su hogar en Jerusalén, la anciana deja caer unos cuantos tópicos sobre los judíos no israelís (son unos vagos, usureros, ladrones,…), como si ella fuera mejor por vivir en la Tierra Prometida, lo hace con lenguaje directo rebosante de clichés, sobre que si los judíos fuera de Israel sienten el antisemitismo que vayan a Israel, y si no lo hacen es por los tópicos racistas de costumbre sobre los hebreos, dejando entrever en pocos minutos el tono entre cínico e incisivo del metraje. Muestra un tramo en el barrio de Crown Heights (Brooklyn-Nueva York), donde hábilmente Yoav entrevista en la calle a un grupo de negros que comentan sobre las complicadas relaciones entre su raza y los judíos, para desembocar una charla que se va agriando de modo crudo al mito falso de los "Protocolos de los Ancianos de Sión" como la verdad absoluta.

Aquí se acaba la crítica al antisemitismo mostrado como algo leve, entonces el foco se desplaza hacia atacar el modo en que según el realizador se desfiguran y amplifican noticias para acomodarlas a la verdad de algunos. Se hace un seguimiento a un grupo de estudiantes israelís judíos mientras realizan un viaje de iniciación sobre el Holocausto, muestra la travesía iniciada en Israel con punto álgido en Auschwitz (Polonia) como un modo de adoctrinar en el odio permanente a los jóvenes, modo de no querer pasar página, sugiriendo esta experiencia como modo de manipular sentimentalmente a estos chicos... (sigue en spoiler)