Soñando, soñando... triunfé patinando

No es una película con una historia innovadora, las actuaciones no son inolvidables, no se ha inventado nada nuevo... pero engancha.

La película es bastante correcta, y mantiene momentos de tensión (aunque parezca increíble, los tiene). No se centra demasiado en las típicas relaciones adolescentes, por lo que se deja ver para el público adulto.

Recomendable para pasar el rato, sin esperar nada más, pero sabiendo que no te aburrirás.

Parece algo bastante visto, y el título da para pensar que podemos estar ante una película insoportable y que desmerece cualquier tipo de oportunidad para ser vista. El inicio además no promete nada mejor.
No obstante, la película no está mal. Es muy entretenida y cuenta la superación de una adolescente que se ve con la dificil decisión de dejar los estudios y ponerse a patinar. No son buenos actores y el guión no es demasiado interesante a primera vista, sin embargo la película se hace bastante agradable y hay momentos que resultan bastante simpáticos gracias a la labor de los actores y a un guión poco absurdo dentro de lo que cabe para comedias de este estilo infantil. Recomendable para pasar la tarde y si el público no es demasiado exigente. Es buena si se premia el entretenimiento y la calidad pasa a un segundo apartado. Calificación: 6,5/10.

Película sobre una adolescente que en su último año de instituto emprende la aventura de compaginar estudios y su nueva gran afición: Patinar.
Michelle Trachtenberg hace un buen papel principal, puede que sea simpatía personal, no lo niego. (Ver mi nota a Eurotrip) Los secundarios no desentonan, tanto la madre, como “el chico”, como los compañeros de la protagonista, todos ellos en la elección e interpretación acertados.
La historia es bastante decente, para lo que suele ser una película de similares características. Se nota cierta elaboración en el guión, destacando las relaciones entre diferentes personajes, como la relación madre – hija, por ejemplo.
La previsibilidad es un factor evidente, igual que ciertos grados de exageración (no demasiados, todo hay que decirlo), digamos que esperados.
Al fin y al cabo es una cinta de Disney, no engaña a nadie, esos defectos cualquiera con dos dedos de frente los da por evidentes. ¿Los que le ponen un 1? Bueno, igual vieron las cuchillas de los patines y esperaban algo como Kill Bill. A mí no me engañó, más bien al contrario, esperaba bastante menos.
Mejor que las nuevas generaciones vean películas como esta, con sus defectos y virtudes, a que vean productos de Linday Lohan, con su ejército de adolescentes carentes del más mínimo rastro de inteligencia en su cerebro, adoradoras de esa forma de vida que ella representa. O al menos yo así lo prefiero.
Nota: A mí personalmente me entusiasma tanto el patinaje como ponerme delante de la lavadora a ver como da vueltas el tambor.

Digo que sorprendentemente es lo de siempre porque a primera vista te puedes imaginar que esta película es mala con ganas, aburrida, insoportablemente ñoña, de lo peor en su género. Y resulta que no, es una película normal, del montón, de las de superación deportiva que tanto gustan, con una protagonista buena chica, estudiosa y lista, que se debate entre la posibilidad de entrar en una universidad prestigiosa y su sueño de dedicares profesionalmente al patinaje.

Ciertamente cuando la vi (en televisión) me llevé una grata sorpresa porque me quedé a verla hasta el final. Es de esas películas que no molestan en absoluto y entretienen. De ella lo peor es su horrible título en España, pero de eso no tiene culpa la película.

Quizá el hecho de que me encante el patinaje artístico me hace ver esta peli con buenos ojos, a pesar de que todo en ella es totalmente previsible.

Me imagino a cuatro o cinco asalariados de la Disney puestos de crack hasta las cejas cuando decidieron contratar a Hadley Davis y Meg Cabot para encargarles que perpetraran esta cosa...
Yo creo que no es una peli de superación, sino de "antisuperación". La tal Casey Carlyle, de presunta inteligencia y porvenir de licenciada en Harvard, decide arriesgarlo todo por dedicarse a algo tan ñoño como el patinaje artístico sobre hielo, con el lógico cabreo de su mami (una Joan Cusack, brillante en la comedia pero aquí con constantecara de querer escapar de este bodrio). Para ello se junta al grupito de las "guays", otras descerebradas patinadoras, a las que ayuda a hacer mejor los triples tirabuzones y demás menesteres propios del asunto, ayudada de un ordenador, lo que es una oda a la utilización mema de la física aplicada. Cómo no, también hay una historia pseudorromántica de fondo, la chavalina se cuelga del mozo que maneja la Zamboni, un cachivache que vale para alisar la pista de hielo, pero no se llega a producir ningún atropello mortal ni cortes de yugulares con las cuchillas, que es lo que a uno le apetecería ver cuando se tiene que tragar semejantes subproductos.
Lo mejor, la mala leche del tipo que le puso el título en español a la sosa Ice Princess, convirtiéndolo en ese casi haiku oligofrénico tan simpático: Soñando, soñando, triunfé patinando.