El juramento

Una buena película sin lugar a dudas, lo mejor de Sean Penn, que aunque lo intenta no le termina de salir una obra redonda. Y cuidado que es buen actor pero como director le falta un toque de genialidad. Jack Nicholson está fantástico y nadie podrá negar que hace una de sus cinco mejores interpretaciones. Película olvidada y marginada en Estados Unidos y que sin embargo en festivales europeos como Berlín o Cannes llamó la atención. Es verdad que la película es tramposa en varias ocasiones, que casi dos horas de metraje es excesivo para cualquiera que conozca la literatura de Friedrich Dürrenmatt (relatos cortos), que a mucha gente el final le decepciona y que no deja de ser un remake de "El cebo" de Vajda que es mucho mejor. Bueno pues aún así se trata de una película recomendable, con aires de cine independiente (los actores participan más como amigos que como profesionales por lo que apenas cobraron) y que transmite sensaciones, emociones y reflexiones por doquier. Ojalá todos los remakes fueran así. Buena intriga y mejor aún retrato y composición de personajes, es decir, mejor como drama que como suspense. Merece la pena.

Con un buen comienzo, muy prometedor, narrado con su ritmo preciso y alejándose de la película original; luego, con un ritmo excesivamente pausado, nos muestran escenas anodinas que no tienen ningún valor en la historia y la alargan demasiado, pero se olvidan de mostrarnos al menos dos muy importantes: en una, debería verse el desarrollo de la amistad entre el viejo policía y la camarera, que les lleva a tenerse tanta confianza como para que ella vaya a buscarlo cuando tiene cierto problema; y en la otra nos tenían que mostrar en que momento el viejo comienza a perder el oremus.
Sin esas dos escenas, no quedan claros los motivos ni la decisión del protagonista.
Por lo demás, las actuaciones son muy destacables. Incluso Mickey Rourke en su brevísimo papel está colosal.
La música contiene un par de temas en especial excelentes, y el final -tan diferente al de la película "El Cebo"- sería portentoso si no fuera porque faltan esas dos escenas antes mencionadas.
Pero igualmente es recomendable para ver un buen ejercicio de oficio, y una gran tarea actoral.

Me sorprende la baja valoración que los usuarios de esta página otorgan a este film. Como todo en esta vida es cuestion de gustos, y yo voy a enumerar una serie de razones por las que recomiendo la visión de esta cinta.
1.Inspirada en "El cebo" de Ladislao Vadja, pueden verse como dos películas distintas, no estamos pués ante el típico remake en el que se calca plano a plano.
2.Nicholson realiza un trabajo estupendo y nada histriónico.
3.Los personajes son creibles al máximo, desgraciadamente encontramos muchas historias como estas todos los dias en los telediarios.
4. La historia y los escenarios se alejan radicalmente de los clásicos parajes y temáticas por las que discurren las historias made in Hollywood.
5. Robin Wright actua bien hasta en los culebrones.
6. Sean Penn tiene un gran talento también como director, como actor ya es de sobra conocido, y dota a sus historias de una atmósfera diferente, sombría, dura, pero con un resquicio para la esperanza.
Por estas y las razones que ustedes descubran al verla, recomienden esta película sus allegados.

Sin duda su desenlace, totalmente fuera de lo acostumbrado y bastante desasosegante es la causa de una mala valoración del presente film por parte del gran público. Sin embargo es un final absolutamente verosímil. (Personalmente logró impactarme).
Magnífico drama humano, buen pulso en la dirección y un Nicholson convincente como pocas veces.

Una historia triste sobre un tema espeluznante. Su realismo resulta sobrecogedor y los personajes convencen. Por momentos logra transmitir una tensión insufrible. Está bien dirigida y la música acompaña perfectamente al tono melancólico del conjunto. La película muestra la esclavitud de una obsesión, la fuerza destructiva de una certidumbre solitaria. Con esta demostración apunta directamente a nuestra fragilidad psicológica. Una película interesante, pero esa fría y soleada tarde de febrero necesité un quehacer luminoso.