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Yakuza Apocalypse

Thriller. Acción. Fantástico. Comedia Kagayama es un débil subalterno leal al legendario jefe de la yakuza Kamiura, que resulta ser un legendario vampiro. Cuando un asesino de un sindicato internacional llega a Japón para entregar un ultimátum, kamiura es asesinado. Pero no antes de llegar a morder a Kagayama. Ahora, su subalterno ya convertido en vampiro buscará venganza contra un formidable equipo de asesinos. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
17 de enero de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos tiempos, el cine de Takashi Miike ha alcanzado una madurez que, lejos de distanciarle de una impronta inmutable y (casi) siempre manifiesta, ha sido capaz de dotar de una extraña modulación a una obra donde cualidades que rara vez se habrían atribuido a la obra del cineasta nipón, han terminado por surtir como una suerte de regeneración de aquella cinematografía lúdica y desprejuiciada captada con mayor tino, especialmente en etapas pretéritas —cabría destacar la saga Dead or Alive como uno de sus paradigmas—. No es que, a través de ese prisma con que Miike ha diseccionado otros frentes —como su incursión en el chambara con el remake de Harakiri, o ese acercamiento a un J-horror clásico pero modernizado a su vez en Over Your Dead Body—, las inquietudes del autor de Visitor Q hayan mostrado una transformación —a lo sumo, una evolución, un desarrollo necesario como cineasta—, sino que han seguido bullendo de forma paralela en otras creaciones siempre denostadas por aquellos espectadores que continúan sin entender que Takashi Miike siempre será Takashi Miike.

Esa resolución es del todo necesaria para comprender y enmarcar un ejercicio como Yakuza Apocalypse, donde el universo vampírico pasa por el tamiz ″miikeniano″ en lo que presumía ser una batalla sin cuartel entre los llamados seres de la noche y la siempre recurrente yakuza. Esa convención no pactada, armada en la cabeza de un espectador dispuesto a ejecutar sus propios modelos, no hace otra cosa que saltar por los aires ante una nueva declaración de intenciones de un cineasta esquivo, libre y, sobre todo, autoconsciente. Porque sí, puede que conozcamos un imaginario que en no pocas ocasiones nos ha llevado a un terreno inexplorado, donde el bagaje de poco sirvió, pero nunca de un modo lo suficientemente extenso como para conocer hacia donde nos llevará en esta ocasión Miike. Así, y entre la restauración de un tono ya conocido, pero lejano, el de ese autor que nos arrojaba a los trayectos más insondables, y un resquicio de duda que vuelve a confrontar ese carácter agitador con la ya citada madurez adquirida, Yakuza Apocalypse transita en una parcela donde las intenciones se muestran claras, pero al mismo tiempo se produce un insólito descenso en torno a ese estrato más reflexivo. No nos engañemos, Miike es lo que es y si precisamente por algo destaca (uno de) su(s) último(s) trabajo(s), es por penetrar con ironía y agudeza en una parcela que no es (exactamente) de su propiedad (aunque, ¿quién podría aseverar qué es o no propiedad del cine de Miike a día de hoy?), pero esa vuelta por sus fueros parece conocer un temple y mesura prácticamente discordantes con la propia creación en sí.

Yakuza Apocalypse rememora de ese modo a aquel Miike sin preocupaciones —véase el final de la ya citada primera parte de Dead or Alive—, pero lo hace a través de un aura de consciencia propia que demuestra más evolución que regresión; porque continúa siendo imprevisible como el que más, y es capaz de descolocar y neutralizar cualquier juicio realizado a priori, pero con el pleno conocimiento de aquel que empuña un arma y sabe que con ella puede hacer algo más que disparar. Todo ello queda constatado en un film radical, que huye de toda valoración —de hecho, describirlo o razonarlo es una tarea del todo fútil— y extiende un ideario implacable, uno de esos idearios que desde lo visual y conceptual martillean implacablemente el entendimiento, más allá de lo concebible. Pero al fin y al cabo un ideario tan vindicable y sugerente ante el cual la única respuesta posible es volver a afrontarlo como si de una adicción imposible se tratara. Más allá de la propia adicción de la sangre, despedazada para gloria (o no) de un Miike fuera de sí, en su estado más puro.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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9 de noviembre de 2015
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kamiura (Rirî Furankî) es un jefe yakuza muy admirado, querido y altamente respetado por toda la ciudad al que uno de los miembros de su clan, el joven Kagayama (Hayato Ichihara), venera y muestra devoción en todo momento. Tras una reyerta con otro clan, Kamiura muere (ojo a esta muerte porque jamas veréis o habréis visto algo parecido) no sin antes 'regalar' a Kagayama, su secreto mas oculto y la razón del rumor que circulaba por la ciudad sobre su invencibilidad. Kamiura es en realidad, un vampiro. Segunda película de Miike este 2015 junto a 'Lion Standing In The Wind', siguiendo así, su casi habitual compromiso de 2 producciones por año. Escrita y fotografiada por los noveles Yoshitaka Yamaguchi y Hajime Kanda cuenta como no podía ser de otra manera con la banda sonora del experto y asiduo de Miike, Kôji Endô. 'Yakuza Apocalypse' mezcla dos géneros tan dispares como los yakuza y los vampiros sin ningún tipo de prejuicio narrativo, además, añade unos toques al mas puro estilo de los spaghetti western y la espectacularidad de los enormes monstruos Kaiju. La imaginación del director nipón es tan grande y extraña que es capaz de mezclar todo esto en un filme y que resulte no solo entretenido sino también fascinante e interesante de ver. Al menos, para la gran mayoría y los fans de Takashi. Recopilemos: yakuzas + vampiros + western + kaiju. . Personalmente las películas de este director padecen una especie de rara relación conmigo donde no existen las medias tintas, o me encantan, o no. No hay mas. Como ejemplo, 'Over your dead body', el año pasado se presentó en Sitges y no conecté en ningún momento con ella. El Miike fantasioso e innovadoramente loco me resulta muy cargante, me satura. Me quedo con 'Visitor Q', la saga 'Crows', 'Sukiyaki Western Django' o '13 assassins' antes que por ejemplo las 2 de este 2015. Esto no lo digo en sentido peyorativo, al contrario, me parece un director valiente y que no se corta un pelo a la hora de hacer las películas que le da la real gana y eso es admirable, mas o menos interesantes, mas o menos bien realizadas, mas o menos buenas pero siempre, siempre, siempre, hay algo que rescatar en todas sus producciones, no solo la firma que tienen algunas de sus escenas sino algunas de ellas en concreto que jamas puedes olvidar que las viste en una película de Miike porque bajo otro director, es imposible verlas. Con el permiso de Sion Sono, claro. Un ejemplo: la escena de la escuela de rehabilitación yakuza, la explicación a Kagayama sobre los efectos de la sangre civil y la sangre yakuza o el impacto visual que supone la aparición de LA RANA VERDE.

No soy un experto en cine asiático ni tampoco he visionado toda la filmografía de Miike pero podéis estar seguros que 'Yakuza Apocalypse' no esta entre sus cinco mejores películas. Eliminando esos toques de fantasía y violencia yakuza que pueden gustarte mas o menos, el filme padece un bajón importante al poco que Kagayama se convierte en vampiro tras la muerte de Kamiura, los primeros 20 minutos. Hasta que no aparece la famosa rana verde cuando falta como una hora de película, el interés se pierde entre unos diálogos insustanciales y bastante opacos. Cuando 'Yakuza Apocalypse' entra en las fases de acción, violencia y fantasía es cuando verdaderamente funciona y se puede palpar esa forma tan loca de expresarse de Miike, esa imaginación excesiva y salvaje que tan bien sabe aprovechar. Un punto fuerte de la película al margen de su espectacular tramo final son sus personajes, a cual mas icónico o estereotipado pero con un estilo paródico y una gracia singular (ojo al pseudo Van Hellsing con el ataúd a la espalda, el niño vengador con el hacha o la rana verde versión 2.0, si, esta no sale en el trailer) que los hace únicos. Como decía al principio, uno puede ver el tono de comedia y parodia en algunos momentos de 'Yakuza Apocalypse' pero también observar esa pequeña comparación palpable que se hace entre vampiros y yakuzas en segundo plano. Cambiad sangre por dinero y el resultado, es el mismo.

Durante el inicio la película se mueve entre la presentación de los personajes y una serie de gags humorísticos así como alguna que otra escena violenta pero...no nos engañemos, esa parte es una simple introducción mas o menos decente que no deja debate mas allá de las escenas nombradas pero cuando la rana verde aparece en pantalla y empieza a soltar mamporros a diestro y siniestro restando todavía casi una hora de metraje es cuando de verdad uno abre los ojos y empieza a disfrutar de la locura vampírica que Miike ha montado. Uno de los elementos claves en el díptico 'The Raid' fue la participación de Yayan Ruhian, su buen hacer para las artes marciales debido a su experiencia en el servicio secreto indonesio y su seriedad en los momentos de interpretación le valieron la llamada del director nipón para su próxima película. en 'Yakuza Apocalypse' no es que no se aproveche al máximo todo su potencial físico o su versatilidad para las artes marciales, al contrario, se las tiene muy en cuenta pero estas grandes escenas no terminan como lo hicieran en la película indonesia de Gareth Evans sino que Miike va generando un clima de tensión acerca de la posible batalla final durante toda la película, hay pequeños encontronazos y un intento de batalla al final pero la sensación que deja es que no se ha aprovechado todo lo que podía dar de si la incursión de Yayan, y no por el, sino por las habilidades de sus compañeros de actuación que no están a la altura en ese sentido. Si no estáis habituados al cine de Takashi Miike o de Sion Sono, mejor olvidaos de 'Yakuza Apocalypse', pero si lo sois, ni lo dudeis porque vereis el retorno a los yakuzas que tan bien sabe representar y tantos exitos le han brindado, eso si, tened paciencia, le cuesta coger el ritmo pero cuando lo hace, el impacto visual no decepciona en absoluto.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com/2015/11/yakuza-apocalypse.html
marckwire21
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13 de diciembre de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film de Milke las prometia muy felicies. Pero resulta que es un tostón. Poco se salva de aquí un film pobre con un guióin muy pobre. No se que quiere contarme Milke quizás mira que bien ruedo las escenas de acción me parece muy bien. Esa rana gigante es quizás lo mejor del film. Ni la buena fotografía puede justificar este bodrio. Que pena Milke que pena...
Orson_Welles
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6 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra más del bueno de Takashi Miike, y como de costumbre, haciendo lo que le da la real gana, en esta ocasión mezclando yakuzas con vampiros... y mucho más.

Una película llena de acción desde el primer momento y hasta al final, mostrándonos una historia de lo más friki, y es que no os podéis hacer una idea de cuanto, sin haberla visto.

Tenemos un jefe yakuza que resulta ser un vampiro yakuza, sí, no solo un vampiro, sino un vampiro yakuza, ya que en esta película, si te muerden, aparte de vampiro, te ¨transformas¨ en yakuza, te vuelves un vacilón peleón peligroso. Así de absurdo. O de genial. Yo que se.

Tiros, ostias como panes, más tiros, más tortas, personajes rarísimos y escenas que uno no se esperaría en la vida, pero ahí están. Miike echó toda la carne en el asador para hacer esto, y el problema es que podría haber salido algo muy bueno... pero no, la peli no tiene ni pies ni cabeza, y ese es su principal problema. Uno se queda con las ganas de que la historia estuviera más centrada, pero nada, no hay manera con este director.
El fin, entretenida es, eso es indudable.
TANOMUERTO
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2 de marzo de 2017
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Que cruja la tierra y se partan los cielos, porque una guerra única va a desatarse, como ninguno pudiera haber imaginado.
Una guerra de monstruos indescriptibles, grandes luchadores, raras criaturas...¡pero sobre todo de implacables yakuzas!

Estas palabras no arrojan ni un mínimo de luz al espectáculo que nos depara. Esto forma parte de una sola realidad: la de Takashi Miike, así que todo es abarcable; esa donde pueden coincidir en el mismo año un producto como tal y "Lion Standing in the Wind", estrenada meses antes. En la de ningún otro cineasta podría, en la suya sí; pero era su expreso deseo, tan agobiado de cumplir contratos con enormes presupuestos y la presión de lograr éxitos comerciales, que sólo buscaba hacer algo con más libertad, algo que, en sus palabras, le "devolviera a sus raíces"...
Para ello pide ayuda a su amigo y antiguo asistente Yoshitaka Yamaguchi, estrenado como director hacía poco con las curiosas (muy inspiradas por el estilo de su mentor) "Samurai Cat" o "Arcana", y lo concebido es exactamente lo que podría haber hecho quince años atrás. Un pequeño prólogo que rezuma espíritu "miikiano" al 100%, donde el jefe Kamiura arrasa con sus enemigos en una vorágine de litros de sangre y cuerpos desmembrados, todo para acabar la noche mordiendo a una mujer en el cuello, inicia "Gokudo Daisenso", la cual, pese a estos extraños detalles, hará honor a su título relatándonos una fábula de yakuzas a la antigua usanza a través de la narración de su protagonista, Akira.

¿Qué hemos visto? Es igual. A través de la cruda, colorida y pausada narración de Yamaguchi el director nos introduce en el microcosmos de esos gángsters que lleva visitando toda la vida, si bien aquí los esboza de un modo muy honorable de cara a la sociedad, como héroes locales; Akira es otro de sus clásicos, un idiota sin familia ni futuro pero de lealtad blindada y cuyo único sueño es hacerse fuerte, objetivo humilde. Hasta aquí más o menos todo bien, un drama de yakuzas, incluso con ciertos toques de romance entre el anterior y una chica salvada por su grupo y hospitalizada...
Pero pasan 20 minutos y la realidad se empieza a revolver cual nido de culebras al entrar una versión de Van Helsing y un extranjero anónimo de pinta rara y experto luchador que destrozan a Kamiura. Aun más ojipláticos nos podemos quedar cuando éste muerde al chaval y le transfiere sus poderes de súpervampiro (¡!). Todo sucede en un abrir y cerrar de ojos, pero, ¿de dónde vienen estos tipejos?, ¿se va a iniciar alguna gran guerra? El guión no quiere revelarnos nada en absoluto; de hecho, en lugar de profundizar acerca de la misión de la pareja de recién llegados, desvía su atención a la plaga de vampiros que Akira, sin poder controlar sus nuevos instintos, desata en la ciudad...

Cruce de géneros, y cruce de cables considerable. Se recuerdan los tiempos pasados de "Dead or Alive" o "Full-metal Yakuza", pero con un mayor presupuesto gracias a Nikkatsu, mientras la historia se desliza por el absurdo del manga, cual inclemente mezcla de Hideo Yamamoto y Hirohiko Araki (homenaje obvio al tener al artista Masaya Nakagawa encarnando a Kamiura). Por desgracia este desafío a la lógica se pierde en un viaje sin rumbo fijo, y el veterano puede que se lo pase como una niña con zapatos nuevos tras la cámara (y se nota), pero olvida utilizar tanto el absurdo como el ingenio. Aquí acaba prevaleciendo sólo lo primero.
Este absurdo arrolla nuestros sentidos con su acción visceral y brechas de fantasía sin límites, agitando un cóctel que contiene una cantidad de estilos y géneros imposible de encajar. La visión de Miike, como siempre, es colorida, psicotrópica, gamberra, ágil...y sufre del mismo inconveniente que muchas de sus otras obras: la ausencia de trama real. Aquí la idea es un progresivo descenso a la locura, y en su desarrollo secundarios interesantes se olvidan o tienen intervenciones ridículas, seguirán en el anonimato esos tipos que han llegado de una dimensión paralela y su cometido, mientras continua la alocada epidemia vampírica...

Porque los mordidos, en su mayoría pobres civiles, no sólo se convierten en vampiros, ¡sino que adquieren la mala sombra propia de los yakuzas!, produciéndose un levantamiento ciudadano general para dirigir sus propias vidas de forma independiente. Y Zemba, la subjefe del clan (Reiko Takashima), echando fluidos por las orejas, y "Denden" Ogata instruyendo al idiota de Hayato Ichihara sobre sus poderes, y un cúmulo de extras sin ninguna función, y ya no podemos escapar de este sinsentido que en última instancia es como una "Gran Guerra Yokai" metida a presión en el universo de los delirios yakuzas "miikianos". Aquí ningún personaje está aprovechado como es debido.
La guinda la pondrá esa supuesta rana invencible del Infierno (o de donde puñetas venga), que es el enemigo más terrible que existe (¡¿enemigo de quién, y por qué?!) y habrá de enfrentarse a Akira en una lucha sin cuartel...y también sin motivo. A este punto, cuando la subjefe cree estar cosechando niños, la pareja de secuaces de Kamiura (Masaki Miura y Sho Aoyagi, los únicos que caen bien) aparece con un camión futurista lleno de armas y la rana "llama" a otra que sale de dentro de un volcán (¿ahora un "kaiju-eiga"?), tal vez deberíamos empezar a incubar nuevas neuronas...pues las nuestras también se nos han ido deslizando por los oídos.

La caradura de Miike y Yamaguchi alcanza su cenit al hacernos creer que habrá una secuela con un colofón abrupto. No, es sólo una tomadura de pelo más. Lo increíble es que este disparate se estrenó con moderado éxito nacional e internacionalmente...
Allá donde fue tuvo su público, sobre todo los fanáticos de toda la vida del nipón, quien suscita una tremenda envidia al poseer tal libertad de ideas y el apoyo financiero necesario para llevarlas a cabo. Así, la aventura que quiso la tuvo, aunque sus actores y equipo no comprendieran nada de lo que hacían...ni muchos de los que también somos fans de él.
Chris Jiménez
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