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El valle del arco iris

Musical. Romance. Fantástico Un misterioso irlandés, Finian McLonergan (Fred Astaire), y su hija Sharon (Petula Clark) llegan al Valle del Arco Iris, que vive del cultivo de tabaco y está dominado por el malvado juez Rawkins. Finian y Sharon llevan consigo un lingote de oro que han robado al duende Ogg. Piensan que, si lo entierran en el valle, crecerá y se transformará en un gran tesoro. Pero Ogg se presenta en el pueblo con la intención de recobrar su lingote. ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
27 de febrero de 2006
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda realización profesional de F. F. Coppola, de 29 años. Se basa en el musical "Finian's Rainbow" de Broadway (1947/48). Se rodó en exteriores naturales (Bodega Bay, Sanova, California) y en estudio. Fue nominada a 2 Oscar (banda de musical y sonido), 3 Globos de oro (película, actor, actriz, secundaria y revelación de musical), al Golden Laurel (nuevo rostro femenino) y al WGA (guión de musical). Ganó el Golden Reel (edición de sonido). El productor fue Joseph Landon.

La acción tiene lugar en una localidad sureña, casi inaccesible, llamada Valle del Arco Iris, del estado imaginario de Missitucky. Cuenta la historia de un pícaro irlandés, Finian McLonergan (Fred Astaire), y de su hija, Sharon (Petula Clark). El padre llega con el propóstio de sembar una vasija de oro, sustraída a un duende en Irlanda, a la espera de que crezca y le haga rico. En la localidad vive una pacífica comunidad interracial dedicada a la producción de tabaco, dirigida por Woody Mahoney (Don Francks), que quiere encontrar el secreto del cultivo del tabaco mentolado, mientras al malvado juez Rawkins desea hacerse con la propiedad del lugar.

La película constituye un elogio apasionado de la fantasía, fuente de alegría, concordia y fuerza prara luchar contra el mal. La obra, sobre todo, es un cuento fantástico (vasija de oro, duende, deseos que se hacen realidad) de una lucha desiagual entre el bien de la fantasía y el mal del oportunismo y el egoismo. Plantea una sátira explícita del racismo y del segregacionismo, que retrasó su adaptación al cine 20 años. La obra apuesta claramente por la paz interracial, la igualdad de razas, la no discriminación y la integración de todas ellas, en pie de igualdad, en una única comunidad, como la del Valle del Arco Iris. La adaptación de 1968 incluyó escasas variaciones sobre el guión original.

La música toma las melodías y canciones de la partitura de 1947, a las que añade un hilo conductor solemne (obertura, intermedio y cierre) y fragmentos de aire romántico y fantástico. Son memorables las canciones "How Are Things In Glocca Morra?", "Look To The Rainbow", "Old Devil Moon" y otras. La fotografía muestra con delectación los paisajes espléndidos de Bodega (California). Hace uso de travellings largos y de encuadres elevados, que evocan grandiosidad y trascendencia. Reproduce con acierto la riquísima variedad de los verdes californianos. El guión narra una historia amable, divertida y gratificante, con una crítica caústica del racismo, que no ha perdido actualidad. La interpretación de Fred Astaire, en su último musical, es brillante. A su lado destaca la simpatía de Petula Clark. La dirección se muestra eficiente en el manejo de los recursos a su disposición, muy limitados en elenco y guión.

Musical entretenido y liviano, de música grata y fotografía luminosa. Interesante exaltación de la fantasía.
Miquel
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7 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado 53 años; ¡Qué los lictores rompan sus varas de abedul en honor de un film injustamente valorado a lo largo de los años!. Es un emocionante homenaje al cine musical: Ahí está Cid Charisse en su Brigadoon, Las grúas de los planos de Gene Kelly y el rendido homenaje al gran Fred Astaire en sus últimos pasos de baile en el musical. Su despedida caminando bajo el aro iris, va hacia la historia de un cine que desapareció con este musical.

Coppola apuntaba ya sus ambiciones y en la puesta en escena de sus imágenes no sólo respeta las leyes del gran Musical de los Donen y Minnelli sino que también pone las bases de su concepción de la puesta en escena. No está a la altura de las obras maestras del musical pero no debemos olvidar que hace unos años elevamos a las alturas un modesto musical, que a su estilo era también un homenaje al musical: "La,la Land".
"Finian's Rainbow" no sólo está injustamente valorado sino que tiene momentos de gran altura y un número de baile de Fred Astaire, a sus 69 años, donde conserva toda la elegancia y agilidad del que fue si no el mas grande, si "one of the few": La escena del baile con el bastón subiendo por las cajas de madera y la escalera.
rocamadur01
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25 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El valle del arco iris" es la versión cinematográfica de un musical estrenado en Broadway 21 años antes que tardó tanto en ser llevado al cine seguramente por su contenido satírico y antirracista. Fred Astaire, con unos sesenta y ocho años en el momento del rodaje -que se produjo en 1967-, demostró estar en muy buena forma física, por ejemplo en el número en el que sube y baja por unas cajas de madera; y, siendo éste el último musical de su carrera en el cine (recopilaciones nostálgicas aparte), se puede decir que se despidió del género que hizo grande por la puerta grande.

Es una película muy curiosa por ser una extraña mezcla de fantasía y documento social: Astaire interpreta a un misterioso irlandés obsesionado por el oro que, encima, ha robado a un gnomo (Tommy Steele) un caldero mágico que concede deseos, y que recala en una idílica comunidad del sur de los EE. UU. en compañía de su hija (Petula Clark), la cual se enamora del líder de la comunidad, un trasunto del cantante Woody Guthrie (Don Francks). Mientras, el villano de la historia, un senador racista (Keenan Wynn), conspira en contra de los intereses de la comunidad.

Petula Clark resulta algo insípida en su papel (como cantante también lo era, dentro y fuera de esta película), y la historia puede pecar de tópica e ingenua, teniendo algo de cuento maravilloso; pero la dirección de Coppola, la estupenda fotografía en color de Philip Lathrop y el buen hacer de la dirección artística, la coreografía y las actuaciones del reparto consiguen un resultado vibrante que contagia su optimismo al más escéptico espectador: no es un film perfecto, y de hecho es irregular, pero sobresale por su alegría de vivir, y al verlo nos sentimos casi como si experimentásemos, de repente, la sensación de haber llegado al paraíso en la Tierra. Lo que no es poco.
Pedro Triguero_Lizana
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3 de julio de 2023
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174/26(19/06/23) Irregular musical dirigido en sus comienzos (hay controversia por el número que ocupa este en su filmografía, pues hay trabajos que los dirigió sin obtener crédito en lo que era norma laborando para la factoría serie B de Roger Corman) por un director que en la década siguiente de los 70 crearía cuatro pináculos del Séptimo Arte (“El Padrino”, “La Conversación”, “El Padrino II” y “Apocalypse Now”), pero aún estaba verde a sus 29 años. Francis Ford Coppola hizo su primer film para un gran estudio como la Warner Bros encuadrado en un musical, género por el que ha demostrado a lo largo de su carrera con films como “Corazonada” “Cotton Club” o el videoclip de Michael Jackson “Capitán EO”. Aunque su presupuesto era muy ajustado, lo que se nota y mucho en los decorados del 95 % (igual me quedo corto; Filmada en Napa Valley, en un estudio de sonido y en nueve acres de un lote que se transformó en el Rainbow Valley de la película; Las escenas del ferrocarril se filmaron en Sierra Railroad en el condado de Tuolumne- California), brillando lo falso del césped, notándose alfombras verdes. La Warner pretendía ir a rebufo del éxito de “My Fair Lady” (1964) y “Música y lágrimas” (1965), pero al final solo será recordado por ser el último musical del icónico Fred Astaire, pues es una cinta sin número de baile que se queden en la memoria, y la el tema principal “Look To The Rainbow” y el “How Are Things In Glocca Morra?”, resto se pierde en la memoria antes que termine el metraje. Queda un aire de alegría que se transmite, una jolgoriosa vitalidad, queda algún momento divertido aislado (como ese criado negro obligado racistamente a comportarse como una caricatura perezosa Tio Tom), pero en su tono general es una arrugada propuesta. Habla bien de esto que para Coppola fue un suplicio de problemas, comentó que él era el hombre equivocado para el trabajo en todas las formas imaginables, ejemplo es que el director pretendía filmar en exteriores y la Warner le dijo que nones, reciclando los del musical “Camelot· para la peli. Coppola contrató al coreógrafo Hermes Pan, gran colaborador durante décadas de Astaire, pero lo despidió a mitad de la filmación por su estilo antiguo de la era de la Depresión.

El guion es de EY Harburg y Fred Saidy basado en su musical de Broadway homónimo de 1947, con canciones escritas por EY Harburg (escribió los temas del musical “El Mago de Oz” con otro mítico tema con el arco iris, “Somewhere Over the Rainbow”; por haber estado alistado en el partido socialista y no dar nombres al Comité de Actividades Antiamericanas fue incluido en la Lista Negra de 1950 a 1962, de esta mentalidad sus ataques al racismo) y compuestas por Burton Lane (“Bodas Reales”). Relato donde se dan cita un coctel de temas como el tradicionalismo folclórico irlandés traducido en el caldero de oro robado a un duende con sus inherentes tres deseos, el espíritu hippy comunal, y el ataque al racismo (Coppola dijo que no conoció a una persona negra hasta los 22 años), ello en medio de la lucha de los derechos Civiles en USA, pero su crítica resulta demasiado complaciente, caricaturescamente bufa, incluso para ser una comedia, igual cuando se escribió la obra en 1947 fuera transgresora, pero dos décadas después resultaba pueril, tengamos en cuenta que USA estaban en auge los Panteras Negras o las soflamas de Mohamed Ali, con lo que esta peli resulta muy paternalista en el modo guiñolesco ligero en que se aborda. Obra que sobre todo tiene de eje la eterna lucha entre el Bien vs Mal, tocando a demás temas como la solidaridad vs el egoísmo, el altruismo vs avaricia, tolerancia vs prejuicios sociales. En la mezcla también están los estilos musicales donde hay cabida para la música tradicional irlandesa, el góspel y el pop.

Es un film agradable de ver, vistoso, colorido, con una fulgente fotografía de Philip Lathrop (“La Pantera Rosa” o “Driver”), con algunas apreciables tomas, con gusto por las tomas elevadas y los travellings, aunque sesgada por una edición algo errática en los números musicales. Con el acicate de que su desarrollo resulta muy infantiloide, muy ingenua, cargada de candidez. La química entre los personajes resulta impostada, no digamos ya el doble romance, solo posible en su devenir por imperativo del guion. Tenemos el gancho de ver a Astaire bailando juvenilmente a sus 69 años, pero esto no es suficiente para levantar una arrítmica, cinta, donde los números musicales en grupo resultan (siendo benévolos) poco estimulantes, destilan vigor y entusiasmo, pero no son gráciles. No ayudan unos escenarios acartonados en su falsedad rural-campestre. Posee un metraje desproporcionado para lo que cuenta, demasiado pretenciosa, incluso con su intermisión. No hay jugo que exprimir `para tanto minutaje, esto incide en tramos en que miras el reloj y apenas ha pasado tiempo parece. Demasiadas sub tramas se cruzan y a penas tiene interés alguna de ellas, llama la atención (obre todo vista hoy día) que el gran sueño de esta comuna es crear tabaco con sabor a menta (¿?). Adolece de solidez narrativa, saltando sin ton ni son de un lado a otro.

El gran reclamo del film es el Tótem Fred Astaire, el mito del musical clásico, el que en el comienzo del cine sonoro llenaba las salas durante la Gran Depresión de los 30 para hacer olvidar un rato a los espectadores sus problemas, creando magia en sus fantásticas coreografías. Llevaba oncees años sin hacer musicales en cine, desde “Stock Silkings” (1957), donde incluso su último baile y canción fueron a modo de despedida rompiendo su legendario sombrero de copa. Se había concentrado en especiales de televisión en ese tiempo. Pero supongo que tuvo morriña y volvió ya con 69 primaveras a deleitarnos con su jovialidad de piernas arqueadas, se le notan los años... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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