Mirageman

El portero de un garito de mala muerte, que es todo un amante de las artes marciales, salva una noche a una reportera televisiva de unos ladrones, que ademas la querían enviolinar.
Como el tipo iba enmascarado, la periodista anuncia un héroe contra el mal, y como el pobre diablo tiene un hermanito encerrado en un loquero, y la historia del superhéroe le hace mejorar, pues decide serlo de verdad. Con dos cojones toreros, y una completa ausencia de sensatez ni verguenza.

Absoluta frikada con momentos de absoluto despiporre (lo del pseudo-Robin es tan patético que hace descojonarse), rodada con el cambio de ir a comprar el pan y unos tomates, pero que posee el encanto de las producciones serie z.

Eso si, hay que mencionar lo bien que reparte el prota: ni cables ni ostias, aqui se arrean castañas que en alguna ocasión se ve claramente que son de verdad (es el riesgo del cine de acción artesanal), y que a veces son realmente espectaculares.

La historia apenas hay por donde pillarla, efectos especiales casi que no los hay -y son de piula y bengala de San Juan-, las interpretaciones no lo son, y los decorados y atrezzos pues el piso de alguien, la calle que pa eso está, y lo que tenian los actores en sus armarios.

Pero, eso si -y aunque pueda parecer lo contrario-, el resultado es una obrilla absolutamente entretenida, y casi que entrañable, aunque sólo para quienes gozasen con esperpentos como la serie Batman (la del héroe barrigudo, si), las digamos pelis de Maciste, o las aventuras de Santo el enmascarado de plata.

Hay caspa aborrecible y esta caspa, que es de aquella que uno incluso luce con orgullo en el hombro, decidido a aprovechar para abrazar a su jefe con fervor y pasión.

En mi opinión por lejos la mejor de las colaboraciones entre Ernesto Díaz Espinoza y Marko Zaror (muy superior a "Kiltro" y "Reptil"). No tiene el nivel técnico de "Reptil", pero Mirageman tiene más magia, desde la ingenuidad logra algo de química.

Lo más rescatable de Mirageman es que no tiene aspiraciones, a diferencia de las otras dos películas mencionadas, es una película que sabe de sus limitaciones. Marko Zaror hace lo que tiene que hacer, con poco dialogo, lo que se agradece, porque todos sabemos de sus evidentes limitaciones actorales.

La película no tiene un gran guión, ni grandes diálogos, ni desarrollo de los personajes, pero su trama es evidentemente menos absurda que la de "Kiltro" y "Reptil", es ingenua e infantil, pero tiene algo. Al final, apela a un sueño de los niños (¿qué pasa si soy un súper héroe? ¿podré acabar con los males de este mundo? ¿cómo podría producirse ese acercamiento?).

El argumento, que parece ridículo, que obviamente no es tampoco una maravilla, tiene cierta ternura infantil, cierta ingenuidad que agrada. Al menos es mejor que el típico argumento: buenos, malos, venganza y aventuras de este tipo de películas. Ingenuidad que se complementa perfecto con la puesta en escena: sencilla, sin grandes pretensiones, sin un gran montaje, sin grandes locaciones, ni gran fotografía, ni gran producción, ni nada, todo sencillo.

Definitivamente no es una gran película, tampoco buena, tiene demasiadas deficiencias, pero me enterneció.

Estoy cansado de ver bodrios como Spiderman, Daredevil o susodichos, cintas que cuentan con presupuestos altísimos pero con talento cero, y el talento es precisamente el que se derrocha en Mirageman. Una película que con un guión simple transmite y mucho, en el que se ven los comienzos de un superhéroe con un pasado trágico que no encuentra su lugar en el mundo, y que pese a que sólo pretende ayudar, se encuentra con la burla generalizada de la gran mayoría de la gente . Es la lucha contra él mismo, contra lo que él cree que está bien, y lo llevará a cabo hasta el final porque él sabe que es lo que debe hacer .
Impagables algunas escenas, y algunos personajes como el pseudorobin.
Marko Zaror sin necesidad de hablar casi en el film cumple con creces además de demostrar una vez más el excelente artista marcial que es.
Una película no sólo para ver peleas, sino para mucho más , con su trasfondo y una dirección muy lograda. La muestra de que para hacer buen cine de superhéroes no hace falta gastarse tanto dinero ni poner tantos especiales.

Soy francés, y estaba de paso en Chile. Fui al cine con unos amigos y se eligió de ver esta película. Francamente no le tenía mucha fe, y era la primera película chilena que veía. Fue una muy buena sorpresa. La historia y las actuaciones son buenas. Las peleas suenan “reales”, en el sentido que nadie tiene superpoderes y te da la impresión que con entrenamiento podrías hacer lo mismo. Era lo que me gustaba de las películas de Bruce Lee. La historia tiene momentos muy logrados tanto en el ámbito dramático como cómico.
Es el tipo de películas que sin tener un presupuesto norteamericano logra hacernos pasar un momento entretenido.
No es una obra maestra pero es muy recomendable

Sin apenas presupuesto, con un guión que semeja diseñado por un cenutrio e interpretada en su papel estelar, por un bloque de hormigón con músculos, no parecen cualidades demasiado atractivas más que para recomendar el váter más cercano. Sin embargo, será por su inaudita falta de vergüenza, su primaria sencillez o quizás su hiperbólica e inocente existencia, dentro del sumum global de productos de química sobreestudiada y precocinada, que incluso me ha hecho pasar un rato divertido.

La repetida constante del superhéroe castizo no es nada nuevo, Troma apuntó un primer esbozo allá por el 1985 con la gloriosa "El vengador tóxico" aunque con un despiporre cáustico muy diferente y más propio de sus pautas y posteriormente muchas otras continuaron el camino, hecho ya autopista en los últimos tiempos, cuando recordamos casos recientes como "Defendor" (2009) o la mismísima "Kick ass" (2010), obra cumbre, en mi modesta opinión. Ésta que nos ocupa se une a la causa, pero con unas extrañas características autóctonas particulares, además de esa simpleza orgánica que genera, en muy determinadas ocasiones, una perversa y casi inconsciente atracción e identificación.

Por todo ello, no debemos esperar gran cosa, si el hecho de que pase volando, nos sorprenda gratamente su carencia de autoestima y nos envuelva un simpático halo de patetismo durante todo el recorrido, no nos resultan suficientes y valorables aptitudes.