Donde hay patrón...

No solo para fans de Manolo Escobar. La película no es solo un mero vehículo de lucimiento para el popular cantante. Dirigida por el gran Mariano Ozores la película entretiene y tiene varios momentos cómicos. En fin película entrañable con algo de destape y con buen reparto con unos geniales Álvaro de Luna y Luís Barbero.

Vayan sumando: un hombre que nos cae bien, perpetre... digo, haga lo que haga (D. Manolo; esta peli es justo una nueva prueba de ello); un guión absolutamente demencial; unas canciones interpretadas en playback delirante, que suenan tanto a bordo de un barco pesquero de bajura como en un restaurante con unos comensales con una cara de no estar cobrando lo suficiente por estar participando en esta cosa; una mezcolanza rarísima de actores/actrices (algunos, verdaderos genios, como Fernando Sánchez Polack, completísimamente desaprovechados; y otros/as, que hasta ellos/as son conscientes de que llamarles así es faltar a la verdad —v. gr. Mayra Gómez Kemp —), con incluso su cuota de “uncredited” [Antonio Ozores doblando al farero (!)]; episodios de destape, que vienen muy poco a cuento, de la guapa Sara Lezana y de la inefable Mirta Miller, que le sientan a D. Manolo como a un Cristo dos pistolas...



(¿siguen ahí?)



... y una rara sensación, más o menos arropada de certeza, de que esta peli será sumamente difícil de ser vista en los próximos años en la pequeña pantalla. ¿Por qué? Pues por el machismo totalmente desatado de que se hace gala. Así, las opiniones vertidas en este filme sobre cuál es el rol del elemento femenino no es que puedan herir la sensibilidad del espectador (al mejor estilo de las clasificadas “S”), sino que la hieren, la laceran, la descalabran, la insultan e incluso la atormentan (vid. spoiler).

No me interpreten mal: yo estas películas no las censuraría, ya que reflejan cómo estaba el patio allá por 1978 y vetarlas me parecería tan estúpido como prohibir las de cine negro porque se fuma (ya se oyen opiniones al respecto, como saben). Pero nada de esto obsta para considerar este filme como un producto verdaderamente malo.

Lo mejor el título de la cinta que resume la trama en relación a la propiedad de un barco, a su capitán y a la tripulación.
El resto basurilla de ese cine español de finales de los 70 que nos tomó a los españoles por imbéciles, por personas incapaces de tener relaciones normales entre hombres y mujeres.
Nauseabundo folclore fiel al tópico de que "Lo verde empieza en los Pirineos", con la correspondiente cita de "Emmanuelle" (1974).
En medio Manolo Escobar con todo su repertorio.
Una burda trama con un pésimo guion que mete con calzador una ración de erotismo cañí y una realización más pendiente del "Porompompero" que de los personajes.
Huir con tres eles, como de la peste: luego, lejos y por largo tiempo.