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Sin amor

Comedia. Romance Una viuda permite a un científico que use el sótano de su casa para unos experimentos secretos relacionados con la guerra. Ambos están desilusionados con el amor, así que deciden casarse exclusivamente por conveniencia. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
4 de marzo de 2011
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin amor no pueden darse más que relaciones frías, distantes y apagadas. Sin amor cualquier cosa que suceda entre nosotros carecerá de fuerza y de esplendor. Sin amor nada tendrá significado porque, aunque los cuerpos respondan, sino está presente el alma será muy leve la huella que quede en nuestras entrañas.

El amor es la luz, la esperanza, el aliento. Todo el mundo lo sabe aunque se niegue a recordarlo. Por tanto, negarse a sentirlo resulta harto inocente porque, a la vez, se desconoce otra cosa que también se sabe: Aquello que rechaces insistentemente, lo atraerás irremisiblemente.

Del mismo autor de “Vivir para Gozar” e “Historias de Filadelfia”, “Sin amor” fue una tercera obra que el dramaturgo Philip Barry escribió expresamente para la actriz Katharine Hepburn. Y tuvo razón en sus apreciaciones porque, aunque esta obra y esta película no resultaron tan brillantes como sus antecesoras, siento que ninguna otra actriz hubiese logrado impregnar de tanto carisma y de tanto encanto este papel, como lo hizo nuestra querida Kate.

Enamorada de Spencer Tracy, tanto en el filme como en la vida real, la Hepburn sentía palpitar el amor al momento de expresarlo, y por eso, siento que pocas escenas han sido tan auténticas y tan sentidas en una película, como cuando su personaje, Jamie, argumenta con celeridad las razones por las que cree que, Patrick y ella, harían un buen matrimonio “sin amor”.

Como era de esperarse, Tracy le da la medida, y su personaje resulta tan agradable y elocuentemente maduro, que ambos se complementan de una manera perfecta. Se olvida fácilmente que, el agregado del invento de la máscara de oxígeno para los pilotos de la fuerza aérea -que ya había sido tratado eficientemente por Michael Curtiz en “Bombarderos en picado” (1941)- resulte un tanto fuera de lugar, porque, cuando la historia vuelve al tú y yo entre Tracy y Hepburn o entre sus amigos, Lucille Ball y Keenan Wynn -también encantadores- el filme levanta vuelo y todo vuelve a resultar muy fresco y agradable.

Spencer Tracy & Katharine Hepburn, una pareja inolvidable a la que el público seguiría reclamando en otras tantas películas.
Luis Guillermo Cardona
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3 de diciembre de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fórmula de esta película consiste en lo siguiente: una mujer y un hombre ambos maduros y científicos se conocen, se atraen, se gustan; pero dado que ninguno de los dos quiere volver a enamorarse ni vivir otra vez en sus vidas la experiencia del amor —la cual siempre conlleva como la religión, muchos problemas y dolores, independientemente de los contados momentos que también aporte de felicidad—, se ponen de acuerdo para unirse en casamiento con la condición de que en su matrimonio o en su relación viviendo juntos no haya lugar para el amor (sexual). De esta manera logran conformar un duo la más de compenetrados, amistoso, de vida tranquila, feliz y sin los tiras aflojas típicos del apasionamiento-desapasionamiento que normalmente tienen las parejas donde el factor principal de su unión es la posesión del enamoramiento y el sexo.

Se trata de una buena fórmula de convivencia para dos, que algunos pares de personas inteligentes han puesto en práctica aquí y allá, en distintos momentos de la Historia. Esta película reivindica este acuerdo poco visto y conocido. Sin duda se trata de una forma matrimonial no convencional, muy singular y extraordinaria, lo dicho: para hombres y mujeres inteligentes, excepcionales.

Me pareció muy acertado este comentario del protagonista masculino en un momento del filme: "No hay nada como el dinero para conservar el mal humor."
Semeocurre
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9 de agosto de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertido juego de equívocos con mascota incluida para introducir la acción de una película suave, encantadora e introspectiva pero que también posee intensidad emocional, viveza interior y brío narrativo.
Un dinámico S. Tracy y una versátil K. Hepburn parecen hechos el uno para el otro y campan a sus anchas por la pantalla reforzando con su personalidad la natural comicidad de las situaciones.
Las tramas subsidiarias, en cambio, no encuentran ese punto de consistencia para redondear la película que, a pesar de ello, mantiene una atmósfera de desenfado encantador, medio alocado, travieso, algo intimista y muy original.
ABSENTA
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22 de marzo de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por primera vez el 21 de abril de 2012, y 5 de 11 usuarios les pareció útil la primera crítica que le hacía a esta película que comentaba que.... ¿se supone que es una comedia? Comentaba que la química entre Tracy y Hepburn es excepcional y que ellos dos son dos grandes actores y hacen lo que pueden dentro de una historia absurda y sin sentido. Y terminaba comentando que a veces, escuchando los diálogos me preguntaba ¿qué estoy viendo? Es que... creo que es más, hacer una película más con esta pareja que triunfa, que otra cosa, porque... lo único interesante es verlos a ellos dos.

Vista de nuevo, quizás no critico tanto la película pero creo que encontré una crítica muy buena de Filmink que la copio: la menos conocida de las películas de Tracy-Hepburn, "absoluta, resuelta e increíblemente inolvidable".

Curiosamente fue un éxito en taquilla, y me alegro porque quizás, si hubiera ido mal, hubiera sido el fin de Katharine, que desde hacía bien poquito se había librado del mote "la veneno de la taquilla".

Quizás, el fin de la guerra motivó a la gente a ver comedias agradables, o porque el paso del tiempo no le ha venido bien... no sé, pero no me ha gustado mucho. Y eso que Spencer y Katharine, para mí, son de los mejores actores del cine clásico.

Philip Barry, el escrito de la obra en la que se basa esta película, también veneraba a Hepburn, y es que quizás, Hepburn tenía un encanto abismal, porque me consta que tenía muy buenas amistades que hacía que le dieran papeles. Y varias obras de Barry las escribió pensando en Hepburn.
edugrn
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10 de julio de 2016
8 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película de enfermos mentales, esta vez en una casa particular y no en un asilo. Primero, tenemos al guionista, que debía de estar para que lo ataran; después a los productores, pero estos son subnormales por antonomasia. Los dueños del perro, clarísimamente atacados de esquizofrenia; y una panda de actores consagrados deprimidos suicidándose artísticamente por unos miles. Del director no puedo decir nada porque no está.

Supongo que los actores son buenos (no sé, a mí la Hepburn me parece que está declamando a Esquilo; Lucille Ball lo hace mucho mejor, para ser honestos), la fotografía regular, la música pasa de aceptable a infame (pasamos de una supuesta gran produción de alta comedia a una película del gordo y el flaco, de hecho), el montaje correcto... Pero la historia no se sostiene por ninguna parte; está llena de situaciones imposibles metidas con calzador, y como además no tienen ni puta gracia doy por sentado que el guionista esta vez no cobró, lo hacía por probarse a sí mismo (y fracasó). Y encima con perrito haciendo monerías.

Verdaderamente aburrida, imposible verla entera. No tiene nada que merezca la pena perder dos horas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Helena
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