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Segundo origen

Ciencia ficción. Drama. Aventuras Alba, una chica blanca de 14 años, y Dídac, un niño negro de 9, son los únicos supervivientes de un holocausto de origen extraterrestre que ha asolado todo el planeta. Mientras se recuperan de la catástrofe, además de tener que adaptarse a un mundo devastado y plagado de cadáveres, se proponen como objetivo la misión de preservar la cultura humana, lo cual implica procrear. (FILMAFFINITY)
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2016
48 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el fondo, esto es motivo de celebración. Os lo digo completamente en serio. Después de esto, si hay una cosa que tenemos que tener clara, es que al menos durante un par de décadas no volveremos a tocar fondo. Es imposible. El listón ya no puede estar más bajo. Podemos respirar hondo y seguir acudiendo al cine en masa, sabemos que por muy jodida que vaya a ser una película, no va a ser peor que la que hoy nos ocupa.

Me aventuraría a decir que pocas veces vamos a tener la oportunidad de presenciar desastres cinematográficos de la magnitud de Segon Origen. Y soy muy positivo al respecto, porque estoy firmemente convencido de que a veces es necesario que cintas así nos pongan en nuestro lugar. Estamos muy mal acostumbrados.

Nosotros, los espectadores, juzgamos continuamente, desde nuestra cómoda torre de marfil, largometrajes que en realidad no son tan horribles como nos empeñamos en hacer creer. He leído a gente echar mierda sobre películas que no se merecen ni la mitad del odio que se les ha profesado. Y me parece muy injusto. Afirmaciones como «¿Star Wars: El Despertar de la Fuerza? ¡Basura infecta!» o «¿Iron Man 3? ¡La peor película de la historia!» me parecen de lo más injustas y desproporcionadas, y más a día de hoy cuando el cine comercial puede pecar, quizá, de prefabricado y en ocasiones carente de alma, pero rara vez nos aburrimos con una de estas películas.

Tenemos mucha suerte últimamente y no nos estamos dando cuenta. Nos quejamos de vicio sin pararnos a pensar en todo lo bueno que hay a nuestro alcance. «¡¿Cómo?! ¿Que la última de Pixar no es tan buena como la penúltima de Pixar que se estrenó hace sólo unos meses? ¡Esto no puede ser! ¡Menudo ultraje!». Que sí, que muy de vez en cuando nos encontramos algún tordo como The Ridiculous Six, pero es que incluso a un bodrio de ese calibre tiene pequeños momentos salvables.

Veo mucha negatividad en la gente, y me parece muy feo. A día de hoy, incluso la peor película de estudio que se estrene, es disfrutable. Si no legítimamente, al menos sí desde el punto de vista adecuado. Sin ir más lejos, siempre he considerado toda la saga de Crepúsculo como una de las mejores series de comedias involuntarias jamás creadas. Porque, si hay algo que yo adore en esta vida, es el cine. Yo el cine no lo disfruto, yo el cine lo vivo, lo respiro. Lo gozo casi tanto con el blockbuster más palomitero de Michael Bay como con la gafapastada más inaccesible de David Lynch. Y aunque una película no me guste, siempre intento buscar su lado positivo y quedarme con un buen sabor de boca.

Porque, señores, para que yo lo pase mal con una película no me vale con que sea simplemente mala. No. Tiene que darse una combinación de factores muy concreta. De entrada, tengo que haber pagado por ella, que eso siempre me pone un poquito más de mala hostia. También tiene que darme la sensación de que el punto de partida daba para una película mucho mejor. Tengo que imaginar en mi cabeza una versión ideal de esa misma idea y lamentarme de que el resultado final haya sido tan terrible.

Pero eso no es suficiente. No vale sólo con que esté mal escrita, mal actuada o mal dirigida, no, tiene que causarme auténtico sopor, tiene que ofenderme como espectador, tiene que obligarme a sentir algo tan grave e inconcebible como que realmente podría haber estado haciendo algo mejor que sentarme a ver una película. Y eso no es fácil. Está al alcance de muy pocos. Que una película funcione tan mal en todos los aspectos es un logro en sí mismo.

Y esa es Segundo Origen.

Bigas Luna, director del que nunca fui demasiado santo de su devoción pero al que puedo reconocerle ciertos méritos, llevaba varios años con el gusanillo de rodar la versión cinematográfica de esta novela, y por desgracia se quedó a las puertas. El proyecto comenzó su preproducción en 2009, pero se vio terriblemente afectado por el fallecimiento de Bigas Luna en 2013. Después de un corto periodo de incertidumbre fue finalmente su productor, Carles Porta, quien decidió tomar las riendas y terminar el último gran proyecto de Luna haciéndole a su vez un sentido homenaje.

Se podría haber quedado en su puta casa.

Llegados a este punto, os habréis dado cuenta de que todavía no he comentado nada abiertamente sobre la película en sí. Y el caso es que ni siquiera sé muy bien cómo debería enfocar esta crítica. Tengo claro que no puedo limitarme a escribir una reseña convencional porque ésta no es una película corriente. Esto es anti-cine en su máximo esplendor.

Sentarse a ver Segundo Origen es una experiencia incómoda. Es una película tan profundamente artificial, tan aburrida, tan dirigida a absolutamente nadie en particular que no sólo no me sorprende ni me apena su espectacular fracaso en taquilla, sino que hasta cierto punto me alegro un poco.

No tengo ni la más remota idea de cómo debió de ser la producción de esta película, de verdad que no. Ni siquiera me apetecía particularmente investigar al respecto. Me da igual, porque al fin y al cabo el resultado final es el que habla por sí mismo. Y las sensaciones que deja es que un producto tan absurdamente impersonal ha tenido que ser fruto de una financiación accidentada. No sé para qué querían 7,3 millones de euros de presupuesto, porque después de todo cualquiera diría que se los han gastado en cocaína, ya que en pantalla quedan totalmente deslucidos. No sé para qué los querrían, pero me da la sensación de que tuvieron que vender más de un alma para conseguirlos.

(Sigo en spoilers, sin ser spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juankiblog
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8 de octubre de 2015
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cuestiones más recurrentes en el cine de ciencia-ficción es el Apocalipsis, bien sea a causa de fenómenos naturales o por un virus extraño (como el que convierte a los muertos en zombies). Dentro de esta temática, ha habido varias formas de manejarla; la mayoría ha optado por un fuerte dramatismo, algunas presentan un toque más cómico y otras, casi siempre relacionadas con Hollywood, buscan una inspiración superheroica. En el caso de Segundo origen, el fin del mundo llega a través de una lluvia de fuego desde la atmósfera, causada tal vez por fuerzas extraterrestres, que arrasa todo lo que tiene por delante. O casi todo, porque al menos deja dos supervivientes: Alba, una veinteañera de origen anglosajón y Dídac, un niño negro que recibía clases de inglés por parte de la protagonista. Aunque la diferencia de edad inicialmente es una barrera infranqueable, con el paso del tiempo se darán cuenta de que se necesitan el uno al otro para repoblar La Tierra.

La cinta está basada en la exitosa novela Mecanoscrit del segon origen, escrita por Manuel de Pedrolo, que Bigas Luna siempre quiso trasladar al séptimo arte y que finalmente el cineasta Carles Porta ha hecho realidad. La acción se ambienta en Cataluña, concretamente en la ciudad de Barcelona y diversos parajes de la provincia de Lleida, cuyo ambiente apocalíptico de los primeros minutos impresiona sobremanera. Porta no se corta en enseñar los cuerpos mutilados, los edificios completamente derruidos o la negra atmósfera que tiñe el fin del mundo. En este apartado destaca la imagen que ha causado y causará más repercusión en la promoción del film: el Camp Nou, templo azulgrana, aparece totalmente destrozado. Pero más allá de iconos, se consigue reflejar un ambiente vacío y decrépito que siempre debe ser imprescindible en todo ambiente post-apocalíptico que se precie, aunque el escenario pueda ser tan bonito como las playas bañadas por el mar Mediterráneo, realzadas por una fotografía bastante conseguida.

Escenarios aparte, no es tan bonito lo que sucede en los demás apartados de la película. Es fácil denotar desde el principio una terrible falta de química entre los dos actores protagonistas, Rachel Hurd-Wood e Ibrahim Mané (como la versión adulta de Dídac), cuyas miradas no transmiten nada que se asemeje al espíritu de la obra y a los que se les nota muy forzados a la hora de recitar dramáticamente sus textos; tampoco ayuda la mezcolanza de idioma original y doblaje presente incluso en la pista en V.O. Pero tampoco sería justo ni lógico achacar este último defecto de forma al dúo actoral, ya que no hacen más que interpretar un guión que de por sí posee bastantes lagunas y carece de consistencia. Lo que se propone es una especie de El lago azul modernizado que carece de la picardía necesaria para generar mayor interés y que, por tanto, se desarrolla de una manera demasiado plomiza para tratarse de una cuestión a priori tan interesante como el fin del mundo.

La película consigue remontar algo el vuelo con la aparición de un tercer personaje caracterizado por Sergi López. Sin ánimo de spoilear nada referente a este asunto (cosa que sí realiza el tráiler, por cierto), se puede decir que Porta otorga una vuelta de tuerca a la trama que por momentos hace parecer correcta su tesis inicial respecto a los supervivientes, pero que en seguida se cava su propia tumba al convertir al personaje en un tópico andante, lo que subsiguientemente provocará unos increíbles errores de guión cuando la cinta se acerque a su clímax.

Es curioso que una cinta con valores de producción tan resultones como los que muestra en sus inicios Segundo origen, cuyo retrato apocalíptico en el apartado visual seguramente supere bastantes expectativas entre el público, caiga desgraciadamente en una vorágine de levedad sólo empequeñecida por una recta final todavía más decepcionante. Extraño, porque lo más difícil en esta película parecía conseguir una ambientación adecuada y una premisa aceptable con las que enganchar al espectador desde el inicio, y no el desarrollar una historia que, incluso a través de pinceladas de estereotipos, podría haber llegado a buen puerto. Una verdadera pena.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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26 de octubre de 2015
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La falta de historias originales a veces nos trae gratas consecuencias, como era que algún día se realizara una película sobre Mecanoscrit del segon origen. Pero al contrario de lo que merece la historia, esta adaptación falla por todas partes.

El guión es flojísimo, los personajes no tienen nada de realismo, nada de autenticidad, no tienen ni la más mínima complicidad, y las interpretaciones son generalmente planas.

Lo peor de la película, en mi opinión, es lo mal contada que está la historia, lo mal que se desarrolla y con que escenas representan elementos esenciales. Mal contada, desde el principio, las escenas en el agua son de risa al principio, exasperantes al final. Leo comentarios positivos de los efectos, pero al contrario, estos resultan mero fondo de paso sobre croma. Y lo del campo de fútbol... pues relleno total sin más sentido que el promocional.

En definitiva, una mala película por la que no merece la pena ir al cine.
Filminjorcar
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9 de octubre de 2015
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película catalana con un presupuesto amplio que tira a la basura todas sus originales propuestas. Echa por tierra un proyecto largamente acariciado por Bigas Luna para adaptar a la gran pantalla una obra emblemática de la literatura catalana, que era lectura obligatoria en los institutos incluso antes de la normalización lingüística que se instauro en Cataluña a mediados de los ochenta. "Mecanoscrit de segon origen" es una obra de Manuel de Pedrolo que data de 1974 y fue la primera teleserie producida en la televisión autonómica, TV3.

Pues bien, el señor Porta utiliza amplios recursos económicos, el legado de un verdadero cineasta, fallecido, Bigas Luna, que no se avergüenza en usar para su promoción poniéndolo en los créditos como co-director y haciéndolo desaparecer de ellos a su conveniencia. Seguramente, como productor que nunca había rodado antes también haya utilizando algún negro para ese menester. La habrá montado mil veces en largas sesiones infructuosas para al final endiñarnos este despropósito que carece del más mínimo sentido de narración cinematográfica.
Todo son parches, algunos recursos conseguidos que parecen oasis de creatividad infográfica, porque ha dispuesto de medios, pero la carencia es total en el discurso. El relato es pobre, muy pobre, además denota la falta de comunicación entre los pocos actores que carecen de química (desproposito de doblaje incluido), Ni tampoco el montaje parece estar relacionado con lo filmado.

Obra a estudiar en un futuro sobre el sino del cine catalán.
waldeker
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16 de octubre de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy regular esta adaptación de 'Mecanoscrito del Segundo Origen', un fantástico relato apocalíptico de ciencia ficción, en el cuál Bigas Luna estaba interesado. Finalmente Carles Porta se le adelantó y llevó a cabo la adaptación para el cine que nos ocupa.

Es una de las historias más potentes sobre ciencia ficción que se han escrito en este país. Cuenta como una lluvia de fuego asola la Tierra, quedando sólo dos supervivientes, Alba una joven inglesa profesora de inglés, y Dídac, un niño de color, alumno de la profesora. Más adelante se dan cuenta que son los únicos que podrán repoblar la tierra.

La trama se desarrolla en Barcelona, y Lleida, las ciudades están totalmente destrozadas. El ambiente apocalíptico impresiona y está muy bien conseguido. El apartado visual es lo mejor de la película. Impresionante fotografía, y efectos especiales más que potables.

Los actores hacen lo que puden para intentar llevar a buen puerto un guión muy insipido y aburrido, al cuál le falta carácter. La actuación no es del todo buena, pues decidieron doblar a Rachel Hurd-Wood, restando, de esta manera, autenticidad a su interpretación.

La trama es lenta, y llega a aburrir, omitiéndose aspectos muy interesantes de la novela

Sin lugar a dudas, Bigas Luna la habría sacado más partido, impuesto su sello y dotado de una personalidad de la cuál aquí escasea. Espero que algún otro director, se anime a hacer una nueva versión, pues una novela de este calibre se merece una mejor adaptación
Anonymous
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