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Rep. Dominicana Los clubs de la Dolce vita
24
Acción
Salvatore Cangemi es un gánster siciliano que controla el negocio de la prostitución en Milán tras la fachada de un negocio de frutas y verduras. Hasta que aparece asesinada su mejor "chica". El asesino es Roger Daverty "el francés" que quiere forzarlo a entrar en el negocio de la drogas. Así empieza una guerra sin cuartel entre ambos, a la que la policía asiste como espectador. La mediación de un mafioso americano que intenta actuar de ... [+]
3 de enero de 2022
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(Tras meterle una somanta de mamporros a un tipo y echarle a empujones de un bar...)
-"No me gusta la violencia. Pero es que ese tipo hablaba inglés, y a mí la lengua inglesa..."
Totó (no recuerdo ahora el apellido) es un tío chulo. Muy chulo. Triplemente chulo. En todo el sentido de la palabra. Viste impecablemente, fuma de medio lao y no permite que nadie le mire por encima del hombro. No pierde ocasión de repetir que es siciliano y de mostrar su desprecio por los franceses, los milaneses, los ingleses y los maricas, que a fin de cuentas viene a ser todo lo mismo. Tiene a su servicio una legión de lumis que no solo le entregan gustosamente sus ganancias y le miran con arrobo, sino que le están agradecidas porque les ha dado la oportunidad de trabajar. Ahí es nada. Además, Totó quiere a su madre, y a sus amigos, y tiene arrebatos de generosidad repentinos porque él es así. No lo puede evitar.
El problema es que traficantes marselleses y mafiosos italoamericanos se meten en su camino y, claro, llegan las palizas, los navajazos, los tiros y esas cosas...
"Los clubs de la dolce vita" (curiosa traducción del "Milano rovente"-Milán caliente original) es una película algo tosca, algo simple, y tan "políticamente incorrecta" como se dice ahora, que resulta hasta entrañable. De todas formas su defecto principal es una falta de ritmo considerable que hace que a ratos resulte aburrida, serio problema del que no la salvan ni sus escasamente sorprendentes giros sorpresa ni el aire de tragedia griega que toma en sus últimos compases.
Medianamente curiosa, pero insuficiente.
-"No me gusta la violencia. Pero es que ese tipo hablaba inglés, y a mí la lengua inglesa..."
Totó (no recuerdo ahora el apellido) es un tío chulo. Muy chulo. Triplemente chulo. En todo el sentido de la palabra. Viste impecablemente, fuma de medio lao y no permite que nadie le mire por encima del hombro. No pierde ocasión de repetir que es siciliano y de mostrar su desprecio por los franceses, los milaneses, los ingleses y los maricas, que a fin de cuentas viene a ser todo lo mismo. Tiene a su servicio una legión de lumis que no solo le entregan gustosamente sus ganancias y le miran con arrobo, sino que le están agradecidas porque les ha dado la oportunidad de trabajar. Ahí es nada. Además, Totó quiere a su madre, y a sus amigos, y tiene arrebatos de generosidad repentinos porque él es así. No lo puede evitar.
El problema es que traficantes marselleses y mafiosos italoamericanos se meten en su camino y, claro, llegan las palizas, los navajazos, los tiros y esas cosas...
"Los clubs de la dolce vita" (curiosa traducción del "Milano rovente"-Milán caliente original) es una película algo tosca, algo simple, y tan "políticamente incorrecta" como se dice ahora, que resulta hasta entrañable. De todas formas su defecto principal es una falta de ritmo considerable que hace que a ratos resulte aburrida, serio problema del que no la salvan ni sus escasamente sorprendentes giros sorpresa ni el aire de tragedia griega que toma en sus últimos compases.
Medianamente curiosa, pero insuficiente.
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