Estación 19 (Serie de TV)

Las comparaciones son odiosas, pero en este caso además las diferencias son enormes.

Se puede hacer una crítica de Chicago Fire en solitario, pero no se puede hacer una crítica de Estación 19 sin hacer referencia a la otra serie. Porque son de bomberos en sendos parques de EEUU (Chicago y Seattle), porque ambas forman parte de sendos macrocrossover con otras series que ocurren en la misma ciudad y con las que comparten tramas y protagonistas... Y ahí termina toda la coincidencia.

Chicago Fire es una serie con altibajos pero que incluso en sus giros de guión más forzados mantiene unos diálogos coherentes, unos personajes muy bien definidos, con sus propias contradicciones y dudas internas pero con una evolución propia, lo que los hace muy humanos y por tanto posibilita que el espectador empatice con alguno o con todos ellos.

Estación 19 es un despropósito sin sentido. Los bomberos parecen adolescentes de instituto tras los exámenes de fin de curso, cogiendose unas melopeas tremendas, enrollándose y cepillándose a todo lo que se mueve, sobre todo si es de su mismo sexo, y sobre todo con un comportamiento totalmente poco profesional. Parece que nadie les hubiera explicado qué hacer en caso de incendio y que cada uno vaya a su puta bola. Si el jefe dice que hay que salir entran a las llamas, si el jefe tiene que permanecer en el puesto, lo abandona y se lanza al medio del humo, se pasan la vida de rencilla en rencilla. Si uno putea a una compañera, esta se enamorará locamente de él y así de coherente todo.

En Chicago Fire por el contrario son unos profesionales impresionantes y si alguno la caga es la excepción, saben qué hacer en cada situación, manejan las herramientas, el jefe mantiene la calma... La otra es como un docurreality con todo lo que no hay que hacer. Debería llamarse "Don't do that!"

Station 19 gira en torno a las peripecias de una estación de bomberos de Seattle. Un ambiente apto para todo tipo de aventuras, riesgos y emociones que un guión desprolijo no sabe capitalizar.

Las situaciones no parecen auténticas un poco porque la trama discurre entre tibios conflictos interpersonales y furtivas salidas de rescate que se transitan livianamente casi sin tensiones y por supuesto sin emociones.

Por lo demás recicla, refrita y repite elementos de las series del mismo estilo pero lo hace con una liviandad tan manifiesta que los arriesgados bomberos parecen un grupo de aburridos empleaos de biblioteca.

Sin chispa que encienda la emoción cualquier situación se convierte en una invitación al sopor y el letargo.

Es tan mala y aburrida que merece estar en la grilla de Netflix.

En un mundo que va cada vez más a pique en corrupción, injusticias y dureza real, esta serie tiene un guiño a la esperanza en la humanidad, acercando a la gran labor que realiza este sector de la población por los demás. Es apto para muchos públicos, pero sobre todo para los jóvenes que `pierden la esperanza en este mundo tan individualista que se está creando cada vez más. Esta serie presenta temáticas interesantes a tratar con jóvenes que creen a veces que en el mundo no hay héroes sin capa, que se entreguen por los demás, cuando sí que las hay.

Mi enhorabuena a los creadores y guionistas por crear una serie que ayude a recordar que en la sociedad, se puede ser servicial y trabajar para los demás, sintiendo satisfacción en la labor que se hace. Sirve de inspiración a una juventud que hoy en día se ve bastante falta de objetivos y frustrada ante realidades duras. Toca temáticas muy variadas y duras para jóvenes y adultos, cosas que incluso pueden vivir muchos jóvenes hoy en día.
Es bonito ver, al fin, una serie actual más realista, sin caer en lo sórdido, cruel o sensacionalista de telenovela. No cae en la cutrez de palabrotas, cuernos absurdos continuos y sin humor hiriente, jocoso, gratuito y predecible. Espero que sigan así muchas temporadas más . Enseña también a afrontar conflictos varios y realidades duras, pero de manera resolutiva.

Otra serie que comenzó muy bien, al menos era entretenida.
Pero a partir de la 3 temporada se vendió al discurso populista y de corrección política, su trama se adaptó a cuanto cliché Feminista o Racista pulula en la cultura Woke, llegando a encumbrar un delincuente con 3 condenas en prisión, intentando que los personajes blancos acepten su racismo por haber nacido blancos.
Actualmente te quieren reeducar constantemente, es insufrible.
Lamentable, ya que el desarrollo de la trama en un principio prometía y sus diferentes pero convergentes líneas argumentales sostenían solventemente un producto mediocre.