Stoned, el genuino Rolling Stone

Lo mejor es sin duda el hecho de recrear, mediante imágenes reales y más ficticias, la época de los 60, ambientándolo con muy buena música, no sólo de los Rolling sino de otras bandas, de entonces (genial escuchar el LAZY SUNDAY) y de ahora.
Una pena que se centre demasiado en el albañil, y menos en Brian Jones o incluso en su relación con los demás Stones.

Guitarrista y miembro fundador de los Rolling Stones, Brian Jones falleció en extrañas circunstancias en Julio del 69, pocas semanas después de que hubiera partido peras con el resto de los componentes de la banda. Su cadáver fue hallado flotando en la piscina de su finca, y nunca se ha sabido con exactitud cuales fueron las causas de su muerte: accidente, sobredosis o asesinato. Stoned opta por la tercera tesis, pobremente avalada por una confesión de culpabilidad en su lecho de muerte en 1993 de Frank Thorogood, albañil encargado de las obras de rehabilitación de la mansión del músico. La crónica, ligeramente amarillista e inexplicablemente desapasionada, se ocupa de estos hechos y, a través de algunos flashbacks desordenadamente insertados (hecho que dificulta un seguimiento fluido del relato), da muestra de algunos de los momentos creativos más importantes de sus satánicas majestades. Haciendo hincapié en la relación de Jones con la actriz Anita Pallenberg, en sus crecientes adicciones, y en la frustración que la fama del guitarra supuestamente generó en su paleto albañil de confianza, Stoned margina al silencio las causas de la degradación del protagonista, así como la descripción de su genio artístico (si es que lo tuvo) y los verdaderos motivos de su ruptura con la banda. Tan atractiva como decepcionante y llena de lagunas.

No está mal, Brian. Otro biopic-típico de la infausta vida de las estrellas de rock decadentes y desencadenantes de mitos martíricos sin un par de alas en la espalda. A medio camino entre entre la narración convencional y la locura lisérgica sin puntos ni comas, la peli está bien contruída y entretiene. No sabía que a Brian Jones le hubieran matado, la verdad. Aunque, en parte, se entiende. El personaje de Toolwood (no sé si está bien escrito) progresa bien, y el tal Leo No sé Qué hace un trabajo correcto, desde mi punto de vista, aunque sin grandes registros. No lo veo tan comprometido con el personaje, como por ejemplo Michael Pitt en "Last days", aunque digamos que logra zafar. El ambiente y el clima, deliciosos. Dan ganas de ser un Stone. En cuanto a la moral del mártir... más allá del ya consabido sex, drugs and rock and roll, la verdad es que deja mucho que desear. Está claro que el director quiere ser neutral y justo con las dos partes, si bien en mi caso me cabe una nota de empatía con el humillado y ofendido asesino. ¿Por qué será que todas las estrellas de rock acaban siendo unos cabrones?

La pena de esta película es que se ha estrenado no mucho después de "En la cuerda floja", que tenía mucho más gancho y ritmo narrativo. Aquí se cuentan los últimos meses de la vida de Brian, el fundador de los Rolling que no hace mucho más que eso; tras lo cual se dedica a "vivir" o sobrevivir en un mundo que él mismo llena con trampas mortales, rodeándose de gente que lo odia y lo ama a partes iguales.

Los primeros cuarenta minutos carecen de gancho y te hacen mirar el reloj de vez en cuando pensando que creías que llevabas más tiempo de visionado, pero la última parte se anima bastante, precipitándote en un final que, aunque quizá se debiera preveer, lo cierto es que, si no conoces la historia, no te lo imaginas.

Película de cómo los excesos se han llevado a más de una estrella que prometía comerse el mundo.