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En el nombre del padre

Drama Es 1958, el año de la muerte de papa Pío XII. Angelo Transeunti (Yves Beneyton), guapo, rico, inconformista y teórico del superhombre, entra en una escuela religiosa. Con su llegada, la vida del internado se trastorna: Angelo pone en marcha un plan de "burla" destructiva de la institución contra el vicerrector Padre Corazza (Renato Scarpa); según su teoría de que el poder necesita el miedo, realiza con un grupo de estudiantes plagiados ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desazón siento cuando, ocasionalmente, escucho a alguien repitiendo que, “todo tiempo pasado fue mejor”. Hasta mediados del siglo XX, la familia -con sus siempre admirables excepciones- estaba constituida por un progenitor que trabajaba y proveía a una prole que cada año se volvía más numerosa (hasta llegar a casos de 8, 10 y más hijos); una madre reducida al hogar y esclava de la crianza de ‘grandes’ y pequeños; y unos hijos que estudiaban si eran varones -y la mayoría poco-, se casaban pronto… y se disponían a repetir la historia de sus progenitores, alguno de ellos hasta cargando con el nombre del padre (Juan Jr., Ricardo III…). El hombre mandaba (su palabra era ley), la mujer callaba (y sufría profundamente cuando había desmanes) y los hijos obedecían como ovejas de rebaño (aunque por dentro se reventaran de ira). ¡Así eran las mejores familias!... ¡Vaya un lindo pasado!, y lo más penoso es que todavía queda gente anclada defendiendo familia, tradición y propiedad a la usanza de los rancios años.

El director italiano, Marco Bellocchio, padeció la formación de los curas salesianos en su adolescencia y ese regímen autoritario y decadente, lo llevaría a convertirse en un rebelde contra los detentores del poder (Estado, militares, aristocracia e iglesia) al punto que, la mejor parte de su cine, la orientó siempre en esta dirección.

“EN EL NOMBRE DEL PADRE”, es una certera radiografía de la educación religiosa en aquellos años 50’ y Bellocchio no escatima detalles para recrear, con precisión y objetividad, la suerte de institución, directivos, profesores, “sirvientes” y compañeros de clase con los que llegó a compartir. Los hechos son demoledores, y aquella desgracia de educación - ¡de tiempos pasados! -, puede captarse ahora con todos los absurdos, represiones e incompetencias, conque se pretendía mantener la sumisión y la fidelidad… y si comparamos aquello con lo que vivimos ahora, los progresos saltan a la vista… aunque -cierto es- otros problemas hayan surgido; pero, el simple hecho de poder ser proactivos, críticos y casi dueños de nuestro propio destino, es un avance para la humanidad en pleno.

El peor enemigo del hombre es el miedo. Iglesia, políticos y militares (entre otros) se han servido de él -hasta la saciedad- para someternos. Ser libre es ser capaz de trascenderlo y esa es la invitación que nos hace, Bellocchio, con esta potente historia que, él mismo escribió, para exaltar la vitalidad y la capacidad transformadora de la juventud sobre los obtusos sistemas de disciplina y contra las más rancias ideologías.

Con los nombres que asigna a sus personajes, el director nos da pistas de sus existencias: Transeunti, Corazza, Franco… De tanto en tanto incluye un inserto histórico (la muerte de Pío XII) o un guiño cinéfilo, como la memorable clave: “Klaatu-Barada-Niktum”… y hasta hace lugar a la ilustración de citas apócrifas como aquella de Santo Tomás que reza: “Quien no trascienda a su padre y a su madre no podrá hacerse mi discípulo”.

Una lograda fotografía, una sensible B.S.O. de Nicola Piovani y un grupo de jóvenes actores que hace muy bien lo suyo, también contribuye a que, “EN EL NOMBRE DEL PADRE”, haya terminado siendo una de las mejores y más memorables realizaciones de Marco Bellocchio.
Luis Guillermo Cardona
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24 de mayo de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inquietante, provocadora, aguda y grave reflexión acerca del sistema educativo y por extensión de la vida misma; del adormecimiento del ánima y de la fustigación de la carne y de la lucha contra el "stablishment". Italianos boloñeses, cristianos viejos y comunistas recalcitrantes. Con su propio homenaje al mal y al miedo y al Faust de Goethe. Necesaria? Quizá no, pero algunos de los directores de los setenta y ochenta que quisieron volver a quemar a los curas, la vieron como fuente de inspiración, véase Kubrick o Almodóvar de Entretinieblas y la mala La mala educación.
angel
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14 de abril de 2012
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un tostón aburridísimo. Una panda de actores haciendo de retardados, aunque en mi opinión muchos de ellos ni actuaban siquiera. La película se caracteriza por una total ausencia de guión y de ritmo. Podría definirse como una serie de sketchs, de tipejos haciendo el mongol. Es de "agradecer" la escena en la que un gordiflas repugnante (el tal Piero Vida) mata de forma real a una gallina arrancándole la cabeza con sus propias manos. Eso es arte de verdad... en fin, no me voy a molestar en más descalificaciones. Que vean la auténtica buena, "En el nombre del padre" de Jim Sheridan con Daniel Day Lewis, y no esta grandísima mierda...
Tomi Roberts
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