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A Esmorga

Drama Crónica tensa e intensa de 24 horas en la vida de tres compañeros de juerga que van dejando un reguero de destrucción, de sexo equívoco y reprimido, y también cerrando puertas tras tirar las llaves, como si de manera deliberada buscaran la perdición. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
17 de noviembre de 2014
65 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en la novela homónima de Eduardo Blanco Amor sobre tres borrachos (Bocas, Milhomes y Cibrán) que recorren la villa de Ourense en una noche etílica que les irá acercando cada vez más hacia un precipicio inevitable. Filmada con un pulso fuera de lo común por Ignacio Vilar logra que el espectador se convierta en testigo de excepción de los sucesos casi inconscientes que vamos a presenciar. Es una historia de borrachos pero también una historia de amor, celos y destrucción. Autodestrucción más bien. Los tres personajes recorren las calles ourensanas en una mítica noche de alcohol, risas, llantos y sexo donde los tres amigos tendrán que lidiar con los efectos del aguardiente y vino para tratar de dilucidar lo que realmente está pasando a su alrededor. Excelente ambientación, narración, tratamiento del tiempo, fotografía, música y sobre todo, los actores. No sólo Karra Elejalde, Miguel de Lira y un sorprendente Antonio Durán "Morris" (que se sale en el papel de Milhomes) están soberbios, sino que el resto del reparto conjuga un elenco difícil de igualar. De esas películas que una vez vista se es consciente que se acaba de presenciar algo muy grande. Cine del bueno hecho en Galicia que bien podría representarla en la gala de los Óscars o en cualquier otro certamen cinematográfico.

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Andrés Castro
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22 de noviembre de 2014
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya iba con miedo a ver esta película ya que la fama del director Ignacio Vilar no era especialmente buena. La verdad es que no me extraña. "Pradolongo" no es una película buena. Muchísimos fallos técnicos, guión muy flojo e interpretaciones malísimas (hay que subrayar que la mayoría de los actores son amateurs). Con "Vilamor" se ve una evolución del director en este apartado, pero le falta un guión mejor y más profundidad en los personajes.

En cambio, en "A Esmorga" se aprecia un gran trabajo cinematográfico en todos los sentidos. El guión es totalmente fiel a la novela de Blanco Amor y la banda sonora es maravillosa. Y qué decir de sus protagonistas. Morris está estelar en el papel de Milhomes (a ver si esta vez consigue la nominación al Goya), Miguel de Lira hace una soberbia interpretación del influenciable e inocente Cibrán y mención especial para Karra Elejalde, que, además de demostrar una vez más el gran actor que es, habla en un gallego perfecto y mejor que algunas personas que llevan viviendo en Galicia más de 20 años.

Quizás lo malo de la película es que se puede hacer un poco larga y densa en algunos momentos. Aún con todo, el trabajo de Ignacio Vilar es más que notable y nos demuestra que es capaz de hacer buen cine, y en gallego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Estev3z
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24 de noviembre de 2014
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo explicar el significado de "esmorga" a quien no ha mamado desde pequeño la lengua de Castelao y Rosalía? ¿Cómo ilustrarlo siquiera? Rechacen la simplificación de diccionarios y traductores automáticos. El concepto de "esmorga" va mucho más allá de la "parranda" con la que malamente se tradujo la primera adaptación de la obra maestra de Eduardo Blanco Amor. A las consecuencias de una "esmorga" no hay resacón que las iguale, ni en la peor de estas noches que se nos van de las manos, por las que (casi) todos hemos pasado alguna u otra vez cuando salíamos sólo a tomar una cerveza, con la intención de retirarse pronto. Se acercó un poco al concepto el difunto de Peret cuando cantaba popular y cómicamente sobreexplotada El Muerto Vivo, sólo que aquí el cachondeo y gracejo de la rumba se torna en un humor negro, muy negro, hasta el punto de que ya quizás ni podamos considerar humor.

El gran reto que supone esta adaptación queda patente dese el comienzo mismo del metraje. Desafiar una literalidad tan aclamada para convertirla en material fílmico consistente entraña una empresa no sólo ardua, sino también osada. Desproveerse de una fórmula narrativa tan única, por la que se estudia a Blanco Amor en todo el mundo, para dar paso a un desarrollo más simple y lineal, es el precio que hay que pagar para conseguir plasmar con credibilidad e intensidad el alma del relato, de la manera que el séptimo arte mejor sabe hacer: dejando hablar a las imágenes. Si bien, en última instancia, el producto no sabe o no se atreve a emanciparse por completo a nivel formal y expresivo de sus orígenes, incurriedo en el tan poco elegante "final con letras",… quizás como homenaje obligado o necesario al verdadero padre de la criatura.

Lo cierto es que dicha linealidad encuentra la horma de su zapato en transiciones muy abruptas, consecuencia accidental del giro de tuerca en la plasmación de un relato originalmente secuenciado en paralelo entre dos tiempos diegéticos diferenciados. Se trata de grietas que comprometen el correcto ritmo y fluidez de la película, su particular talón de Aquiles (máxime al tener que ir 'in crescendo'), que en última instancia, sin embargo, quedan salvados por una logradísima atmósfera, fruto de un excelente trabajo de ambientación, y sobre todo, por un trío protagonista en estado de gracia, especialmente un delirante y apoteósico Morris. Mención aparte merece el encomiable esfuerzo de Karra Elejalde, que no sólo consigue hablar gallego con una pasmosa naturalidad sino que además le imprime con eficacia el caracterizador acento ourensano. Porque, amigos míos, y desde la creencia que las lenguas deben tender puentes y no crear barreras, una adaptación de A Esmorga que se precie no tiene sentido en un habla que no sea aquella en la que fue escrita y concebida.

El mayor reto del cineasta Ignacio Vilar implica asimismo una inflexión en su estilo, pues supera su habitual costumbrismo, del que en aquí parte, y acaba metiéndose de lleno en dominios de una suerte de cine negro, muy negro, desprovisto de todo atisbo de 'glamour' y artificio de elegancia sórdida. La pesadilla rural supera a la urbana, tras pasar un buen rato por ella. A su vez, el subtexto homosexual de la novela se pone evidentemente de relieve con la transformación de palabras en imágenes, pero sin salirse nunca del espacio y tono que le corresponde, ahora que buena parte de la sociedad puede digerirlo y asimilarlo sin excesivos tapujos, y que progresivamente se inserta en esa trayectoria de descenso acelerado a los infiernos que encauza y da sentido al relato.

Una obra maestra de la literatura nunca tendrá una adaptación cinematográfica perfecta, básicamente porque la réplica en el medio fílmico tendrá que ser válida por sí misma y no quedarse en la mera réplica en un medio de naturaleza completamente diferente. En lo que a esto respecta, A esmorga de Ignacio Vilar consigue destacar con luz propia sin querer reclamar para sí misma (pues ese no es su cometido y sería un despropósito que lo intentase ser) el lugar en el imaginario cultural que ya ostente hace tiempo A Esmorga de Eduardo Blanco Amor, respetando la fuente original y bebiendo pero no viviendo de la misma.
Skorpio
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28 de noviembre de 2020
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correcta filmación cinematográfica por parte de Ignacio Vilar de la novela clásica gallega “A esmorga” del gran escritor gallego Eduardo Blanco Amor, en la que se nos relata de una forma diáfana y durísima las correrías de tres hombres, diferentes entre ellos, pero que su desmesurada avidez por la bebida les convierte en perfectos compañeros de viaje.

Ambientada en la Orense rural de los años 50, de escasez y pobreza, fotografiada de forma espectacular por Diego Romero, resalta las viejas calles y plazas empedradas y esos preciosos paisajes rurales desolados, es invierno, con una lluvia intermitente que propicia el instinto de supervivencia de los tres pobres diablos. Bocas (Karra Elejalde) es el mas broncas, tiene dinero, es caprichoso y quiere conseguir todo aquellos que se propone cueste lo que cueste. Milhomes (Antonio Durán) personaje problemático de sexo equívoco y reprimido, siempre molestando a Bocas. Los dos que de buena mañana ya tenian un buen trecho recorrido de tabernas y trifulcas montadas, se encuentran con Cibran (Miguel de Lira) personaje de poco carácter y endeble voluntad, recién salido de casa y cama de Raxada y su niño, éste Cibran muy a regañadientes todo y sabiendo que les perseguían los Civiles acepta ir con ellos. Juntos los tres inician un largo trayecto vagando sin dirección por la zona, dejando tras de ellos un rastro destrucción, y autodestrucción, a su paso.

El recorrido es diverso, taberna tía Esquilacha; Pazo donde se destila ribeiro y que Cibran, ya borracho, prende fuego; se entrometen con Socorrito, joven perturbada; asaltan la mansión del Sr. De Andrada, donde Bocas se enamora de la misteriosa Dama, huyendo después a todo correr; los echan de un burdel. Perseguidos por los guardias huyen sin rumbo determinado, aumentan de tono las discusiones entre ellos y un aire cada vez más oscuro y sombrío cubre sus surrealistas andanzas, haciéndose evidente que en nada bueno terminará su loca aventura.

El trabajo de los tres protagonistas es excelente, sobresaliendo Antonio Durán Morris en su papel de “Milhomes”, ellos consiguen que el interés por la historia no decaiga en ningún momento. Del resto de actores destacaría a Patxi Bisquet como el Sr de Andrada y Mela Abascal en su papel de Nonó la Madame del burdel. La suave y efectiva música de Zeltia Montes nos acompaña en esa espiral hacia abajo de los protagonistas.




Cibran, en la casa, le dice al niño:
- Tienes frio

El niño a Cibran:
- Cuando tú estás, nunca tengo frío
Vfoul
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23 de noviembre de 2014
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco los anteriores trabajos de su director, desconozco en el sentido de que no los vi, pero visto lo hecho en esta película será cuestión de buscarlos.
Basada en la novela de Blanco-Amor hace un trabajo genial haciendo una reproducción del libro más que fiel.
Los tres protagonistas principales se salen en sus respectivos personajes, en especial Antonio Durán "Morris" que hace una interpretación del personaje de "Milhomes" llena de matices y que si hubiera justicia debería estar nominado en los Goya de este año. Su risa histérica, su mirada perdida de no saber que trama, sus peleas-arrumacos con su compañero "Bocas" interpretado por Karra Elejalde, en todo está perfecto. Y mucho más valor tiene que sea un actor que pese a parecer que se encasilla en personajes de TV como Platos combinados, es capaz luego de hacer otro completamente distinto en otra serie de la TVG llamada Padre Casares en la que todavía sigue y ser capaz, ya no solo de convencer si no de dejar con la boca abierta en esta película. Y no se hasta que punto muchas partes de su trabajo parece fruto de la improvisación como la escena de baile en la casa de putas pero sea o no improvisación, el tío se sale.
Miguel de Lira interpretando a Cibran también está excelente como compañero de borracheras de los dos anteriores y quizás el que salga un poco peor parado sea Karra Elejalde en su interpretación de "Bocas" pero cuya interpretación tiene mucho valor al ser no ser doblado, hablando un gallego perfecto y que sobresale tanto en la escena del pazo como en la parte final.
Es de esas películas que sabes, aunque no se leyera el libro, que los personajes van camino de su destrucción desde el mismo momento que aparecen en escena y que todos están cortados por un mismo patrón.
Pero hay dos momentos que le restan puntos. Uno es la escena de los espejos donde aparecen sus cuerpos deformados, que aunque funciona como metáfora de como están ellos tanto a nivel físico como psíquico, creo que está demasiado estirada. El otro es el final que lo encontré muy precipitado y cortante.
jesus
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