El callejón de la muerte

Decepcionante película, que parece la típica de Antena 3 el domingo a la hora de la siesta.

La verdad es que no funciona nada. La historia podía haber dado de sí, pero el ritmo es muy irregular, los actores ni siquiera parecen profesionales, aunque se supone que es de acción presenta tramos bastante aburridos y todo huele a telefilm barato, hasta la ropa parece recién alquilada en una tienda de disfraces.

Le pongo un dos en vez de un uno porque al menos me ha servido para descubrir el grupo musical Wyland, que tiene un buen sonido.

"- La sangre. Siempre".

Western "moderno", con todo lo que ello significa en cuanto a puesta en escena, ritmo y ambientación.
A mí no me ha disgustado, pese a que este género tan querido para mí últimamente está de capa caída. Casi no se estrenan y me atrevo a decir que muy pocos se ruedan. Y los que llegan a las salas comerciales suelen ser mediocres o fallidos.

En esta ocasión podría decirse que su ambición, o así parece, no llega a las cotas que deseaban sus creadores pero no me ha parecido desdeñable y tiene elementos positivos que la ennoblecen.
Es muy irregular, con buenas escenas de acción, tensión acumulada que lleva a un largo clímax de gran violencia pero también existen momentos con muchos diálogos, como los que tienen los miembros de la banda de los Dalton, que rompen el ritmo y bajan mucho la intensidad dramática del conjunto.

Técnicamente está bien, con buena fotografía y una adecuada dirección artística pero la realización de Nicholas Barton se pierde a veces en efectismos, perdiendo eficacia. Y si hablamos de las interpretaciones, los actores y actrices, mucho/as muy jóvenes y para mí ilustres desconocido/as, se esfuerzan pero en muchos casos les viene grande el papel.
Como es una historia verídica que yo desconocía por completo, entro en ella sin esfuerzo y me intereso, por lo que me es amena e incluso interesante pese a sus evidentes errores.
Creo que es honesta y digna, aunque no convincente, pero no está mal.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Un anciano que camina con lentitud llevando una Biblia en la mano, se para al llegar al "Callejón de la muerte". Estamos en 1931 en Coffeyville (Kansas) y se llama Emmet Dalton (Outzen). Es el único miembro de la banda de los Dalton que alcanzó el siglo XX.
La memoria vuelve 36 años atrás para evocar a Henry Thomas, un viejo marshall de ideas religiosas que persigue con denuedo a los Dalton-Younger que se dedican a robar bancos y trenes.
Dos meses después acaba con Bill Dalton, el "Rey de los forajidos". Es tal su fama que en el tanatorio hay cola para ver el cadáver y fotografiarse con él, previo pago de la correspondiente entrada. Sus "hazañas" se cuentan en novelas gráficas y se cantan en baladas. Alguno empieza a coleccionar sus objetos personales.
Es lo más potable de la cinta. Mostrar en bellas imágenes bien ambientadas y fotografiadas la curiosidad morbosa de aquella sociedad de mirones.
El resto es perfectamente prescindible. Los Dalton parecen una cuadrilla de botarates destalentados, un puñado de jóvenes borrachines incapaces de organizar un atraco en toda regla. Encima el doblaje mete una jerga actualista de lo más ridícula: "¡Guauuuu!", "¡Yuhu, yuhuuuuu!" Gritan mientras parece que se divierten.
Una historia deformada, un guion incomprensible y una realización que amontona secuencias absurdas, sin ritmo ni tensión dramática pese a los numerosos tiroteos. Nulo análisis de los personajes si exceptuamos un poco al marshall.
Película lenta y floja. Comienzo esperanzador que pronto se va a paseo. Un callejón sin salida.