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Lleno, por favor (Serie de TV)

Serie de TV. Comedia Serie de TV (1993). Don Pepe (Alfredo Landa), el dueño de una gasolinera, es un nostálgico que "sólo cree en Dios, en Franco y en Don Santiago Bernabéu". En torno a la gasolinera surgen insólitas situaciones en las que también participan su mujer, su hija y sus dos empleados. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
4 de febrero de 2008
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie, protagonizada por el ya retirado Alfredo Landa, forma parte de aquella Antena 3 que presidió Antonio Asensio, cuando las series españolas comenzaban a hacer furor, y registró unos índices de audiencia increíbles.

Vicente Escrivá, el autor de la idea y director de la serie hizo un personaje que abundó, y mucho, durante la noche franquista, un personaje real para ubicarlo en los años 70, pero no en los 90, que ya estaban llegando a la extinción.

Se trata de "el señor Pepe", dueño de una gasolinera, de ideas conservadoras y opuesto a todo tipo de progreso, imbuido de un furibundo nacional-catolicismo. Un señor con dos cojones, como le gustaba decir a él. La verdad es que se salía. Con "Trini", una hija progre y ecologista (una joven y guapísima Lydia Bosh).

La gasolinera es el mundo alrededor del cual se desarrollan las tramas de la serie, que cuenta también con otros personajes como Filo (Beatriz Carvajal), madre de origen gallego, comprensiva y sumisa, y Gasofa (un jovencísimo y guaperas Miki Molina cuando las drogas aun le respetaban) y Satur.

Estos últimos son los empleados de la gasolinera, el 1º de estilo punk y lenguaje barriobajero madrileño y el 2º era el enamorado y soñador (se tiraba noches escuchando la canción "En el parque", cuando suspiraba por Lydia Bosh). Alrededor de todos ellos aparecen personajes esporádicos y situaciones disparatadas.

Los más geniales aparte de Pepe eran otros secundarios como Santiago Urrialde ( "El reportero total" y "Rambo" en "Esta noche cruzamos el Missippi") el forofo del atleti que llevaba el periódico a la gasolinera y puteaba a Pepe cada vez que ganaba el equipo colchonero al Madrid.
Pero sobre todo destacar a Santiago Ramos, conocido más recientemente por "Pancho" en "El Lobo" pero más por su papel en "Aquí no hay quien viva". Aquí era Manolo el hermano de Pepe que le estafaba cada vez que podía.
quique_velarde
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9 de mayo de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Landismo. Esta etiqueta persiguió siempre al gran Alfredo, un paisano navarro al que admiro y aunque no me gusta escribir críticas sobre series de T.V a no ser que me resulten atractivas, utilizaré esta en concreto para rendirle mi particular homenaje a alguien que supo ganarse el pan como actor como Dios manda ,un tarbajador incansable con cientos de películas a sus espaldas. Un actor que marcó las líneas de cambio en la actual historia española desde su conocidísimo personaje persigue suecas en Manolo La Nuitte de pelo en pecho y bañador 'deslumbrante' pasando por el emigrante de Vente a Alemania Pepe, su marinero entrañable en Cateto a babor , su detective admirable en el Crack o sus antológicas interpretaciones en La Vaquilla, El bosque animado y su asombroso personaje en Los santos inocentes...Pero a mí el que me hacía reir, me entusiasmaba y alegraba era ese personaje de dueño de una gasolinera que pregonaba con su particular caracter: - YO SÓLO CREO EN TRES COSAS: DIOS, FRANCO Y SANTIAGO BERNABEU -. Un personaje carismático que junto a su Sancho Panza convirtieron a Landa en un grande del panorama televisivo que me hacía pegarme a la pantalla del televisor deseando ver el próximo episodio nada más terminar el anterior. La serie LLeno por favor contenía a ese Alfredo Landa cercano, campechano, buena gente, con sus discutibles ideales pero con un atractivo realmente cercano. Me encantaban sus magníficos cabreos a la altura de los de Fernando Fernán Gómez pero en la ficción, los tacos sonaban en la voz de Landa como en ningín otro actor...Sobre todo cuando pronunciaba la palabra..COJONES!!..El estandarte de toda virilidad castiza y española. Eso es lo que ha mostrado Alfredo siempre en todos sus papeles un buen par de pelotas para afrontar, cambiar y mejorarse así mismo como con los mejores caldos navarros. Se me saltan las lágrimas al recordar a un hombre que conocí en la localidad vecina de Fitero y que amablemente se dignó a compartir un café conmigo mostrándome a la persona además del actor con su afable y animada conversación. Un tipo cojonudo que compartió cartel en esta recordada serie con una genial Beatriz Carvajal con un graciosísimo acento gallego, un pícaro Santiago Ramos haciendo de su cuñado y unos jovencísimos Lydia Boch y Miguel Molina...Una serie que conviene revisionar para disfrutar de la interpretación de un grande, un maestro, estandarte y símbolo de una época y de las que vendrían después en una España que lo echará de menos....QUE LOS ÁNGELES DEL CIELO RECIBAN A UNA ESTRELLA DEL CINE QUE HA LLEVADO SIEMPRE A NAVARRA EN SU SANGRE....Un pequeño homenaje de un paisano que se siente orgulloso de tí...Grande por siempre Alfredo, que Dios te guarde en su seno!!
marcus
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2 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde 1999 con las series "Siete vidas" y "Aída" los guionistas se tomaron en serio un nuevo humor punk costumbrista y en general se pulió el estudio psicológico de los personajes y se los modernizó. Todavía hoy seguimos con esta nueva sensibilidad de las sitcoms.

Hay arquetipos en el mundo de lo audiovisual que se perfeccionan y pulen constantemente: uno es del del trabajador "nostálgico" facha que hace comentarios políticamente incorrectos, con carácter y que se queja de que los trabajadores poco cualificados, los socialistas o los sindicalistas son unos vagos y un cáncer, y el de las personas que lo rodean, lo soportan y admiran su brillante "humor con mala leche". Pero hay veces que hay más tono bronco, gañanería brusca y egoísmo que humor, psicología de muchos prejuicios y profundidad.

Sin embargo, es un personaje y un ambiente que artísticamente se ha trabajado bastante y el enfoque que le da Landa ya muy queda atrás, incluso aunque representara a gente que existiera de verdad.

Aquí los prejuicios del facha, su constante anacronismo sociológico, su completa incapacidad para entender los nuevos valores de la juventud y una visión de la vida retrógrada tenían que hacer gracia, pero solo se la hacían a los afines emocionalmente que era a los que sobre todo iba dirigida la serie. Los personajes más simpáticos eran los que estaban a su alrededor soportando su mal carácter: sobre todo una joven Lydia Bosch y Micky Molina.

En fin, una serie precursora, algo superficial, de humor también superficial y simplón comparado con las nuevas series que vendrían después desde Aída.

Una década y media después con el Antonio Recio de la serie La que se avecina sí se consiguió la plenitud y grandeza del personaje, por lo que esté personaje anacrónico quedó cada vez más viejuno, diluido y casi produce más antipatía que conmiseración o empatía.
Alfonso Marlowe
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