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Daniel no es real

Thriller. Terror Luke sufre una serie de violentos problemas familiares que le hacen recuperar a su amigo imaginario de la infancia para poder superar el dolor. Dotado de un gran carisma y repleto de energía, Daniel ayuda a Luke a alcanzar sus sueños antes de obligarle a luchar desesperadamente por no perder su alma. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2019
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Isn't Real se trata de otra sorpresa más que viene cobijada por SpectreVision, la compañía que para muchos amantes del género se ha convertido ya en un mito. La obra, galardonada en el Festival de Sitges de este año 2019, bien merece ser vista, incluso por aquellos que no aman el género fantástico o de terror, porque esconde interesantes lecturas en su interior.

Elijah Wood ha hecho algo mejor en su vida que ser Frodo en la saga cinematográfica de el Señor de los anillos, y es traernos una productora conocida como SpectreVision y fundada en 2010 y que a pesar de que es muy modesta en cuanto a número de producciones se refiere, lo cierto es que ya empieza a tener cierto nombre dentro de la serie B y los aficionados al género, por sus marcadas señas de identidad, que también aparecen en Daniel isn't real. La productora nos ha traído recientemente Mandy (2018) dirigida por Panos Cosmatos y Color out of Space (2019) dirigida por el que durante mucho tiempo había estado olvidado, Richard Stanley. Pese al reciente estreno de ambas, la compañía ya ha conseguido ganarse un espacio dentro del cine de culto. Veremos que le depara el futuro a esta simpática productora.

Lo cierto es que la película no empieza mal...pero tampoco bien. La presentación de la infancia del personaje y sus traumas infantiles, y como para superarlos se crea a un amigo imaginario son rutina pura y a la película le faltaría como mínimo unos veinte minutos más de metraje para poder desarrollar bien las cosas. Sin embargo, da la sensación de que o bien metieron tijera, o bien no supieron como llevar esta etapa infantil del personaje. Con algún momento espeluznante (como ese intento de asesinato mediante el envenenamiento) pero nada que sea más que pasable

Efectivamente, el título no lleva a engaños (o quizá sí) y es a partir de que el amigo de Luke vuelve de su imaginario encarcelamiento cuando la película empieza a ganar en todos los aspectos. Durante una parte la película juega con el obvio hecho de que solo Luke puede ver a Daniel, y este por supuesto hace todo tipo de locuras,  además poco a poco se va apoderando del control absoluto de Luke.

Lo que en un principio parecen secuencias hechas para una película de tono cómico, poco a poco se van volviendo más oscuras, especialmente a medida en que la enfermedad de Luke (porque en realidad no deja de ser eso) se va acrecentado. Empieza entonces un tour de force que tanto el espectador como el protagonista deberán afrontar. Ha llegado el turno de la montaña rusa.

La Esquizofrenia no es cosa de risa

Aquí servidor va a hacer ciertas confesiones. Una de ellas, es que como Luke, el personaje de la película, también sufrí el mismo miedo de recibir esa "herencia maldita" por parte de mi madre. La terrible esquizofrenia. Lo cierto, es que el cine ha tratado a esta enfermedad y a los que la padecen de una manera ignominiosa, horrible. Retratando siempre a los que la padecen como monstruos que como mucho merecen que se les alivie de su sufrimiento apartándolos del medio. Y el cine, como la herramienta por excelencia de masas, ha transmitido eficientemente ese mensaje al subconsciente colectivo.

Y esto no es así. Y precisamente Daniel isn't real, pese a ser una película de terror, trate con mucha dignidad la enfermedad es algo que merece ser realmente destacado, cuando ha sido el género de terror uno de los que más ha abusado de todos estos tópicos. Porque el personaje de Luke no es un monstruo, sino un chico que tiene problemas, y que trata de solucionarlos. En realidad, gran parte de la culpa recae sobre una sociedad que huye de él porque es totalmente diferente. Incluso cuando acude al médico, este solo le ayuda con pseudoterapias tibetanas que en realidad no sirven para nada.

Así, atendiendo en todo momento a una película que además se intrica con el género fantástico y de terror, también tenemos un potente drama, capaz de despertar consciencias sobre la enfermedad, ni que sea por el singular recibimiento que realiza la película, no solo con nuestro protagonista principal (que en su caso se refleja mediante una alucinación que se hace física), sino con el drama de la propia madre, que en realidad es igual de duro, a pesar de tener menos metraje dedicado.

Lo que sí es realmente fantástico es que siendo una película de producción relativamente menor, se haya conseguido tales resultados. Porque Daniel isn't real no solo no es que tenga unos efectos especiales decentes, sino que además nos remiten a los de la vieja usanza, a aquellos que no se hacían tanto por ordenador (aunque obviamente no todos son así), sino a los que se hacían artesanalmente.

Por una parte tenemos la creación de unos monstruos, que recuerdan al cine de Brian Yuzna, y más en concreto a Society (1989) y a aquel terror tan corporal y a la vez repulsivo. Son esas transformaciones, esa utilización tan extrema que hace del cuerpo, como si este fuera moldeable, lo que en parte resulta tan inquietante de la película. Lo que tiene relación con el cuerpo, pasa directamente a la mente, como también resulta con muchos pacientes de esquizofrenia. A la vez, la creación de uno de los monstruos también puede recordarnos a otro referente del terror corporal, como es Hellraiser, además de alguna evidente referencia a la pintura del Bosco, aunque esta última en realidad sea una cita cultural más que una auténtica referencia.



Crítica escrita para https://cinemagavia.es/

Sigue por falta de espacio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
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14 de agosto de 2020
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen título, buen argumento, buen inicio. Lo tiene todo para ser una buena película de terror. Pero tras la introducción es cuando todo empieza a venirse abajo.

Lo que, en principio, es un título de terror se torna en cine adolescente de descubrimiento. La típica historia de chico tímido que se desmelena por una vez en su vida y descubre lo divertido que resulta. Así la primera mitad. Puede gustarte o no, pero se trataba de ver una película de miedo.

En la segunda mitad de la cinta es donde te recuerdan que es una cinta de terror. Más que nada porque encontrarás guiños a Insidious (2010). Hasta límites de casi plagio. También tiene cosas de El exorcista (1973), algo de El resplandor (1980) y un poco de La celda (2000). Vamos, que toca todos los palos. Pero lo malo del asunto es que, a pesar de tomar ideas de buenas películas, no deja de caer en lugares comunes que provocan el bostezo o la carcajada..

Ya la última parte de la película se torna en parodia. La sobreactuación del protagonista te recordará al Jim Carrey de La máscara (1994). Hora y media de cine de adolescentes que pasa a comedia con alguna imagen medio gore que recuerda a Horizonte final (1997) y que tiene su aquél pero que no salva el resto del metraje.

Te gustará si no has visto las películas mencionadas. O si no has visto ninguna película. A la que hayas visto algo de terror con anterioridad tendrás varios déjà vu. Porque ya te aviso, cae en todos los tópicos habidos y por haber. Y encima lo hace mal.

Lo bueno es que es corta, le pone interés, los actores protagonistas intentan hacerlo bien y la historia no está mal. Una lástima que el aspecto técnico le dé mil vueltas al guión, como lamentablemente ocurre en muchas películas recientes. Como si la hubieran recosido varias veces hasta dejar algo irreconocible. Una lástima.
Gilead
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3 de julio de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel isn´t real (2019), película de terror dirigida por Adam Egypt Mortimer, cuenta la relación entre un joven y su amigo imaginario, producto de la esquizofrenia. Sólidas actuaciones de los jóvenes Miles Robbins, Patrick Schwarzenegger y Sasha Lane.

Por Nicolás Bianchi

En líneas generales todo en Daniel isn´t real (2019) está bien construido y apuntalado. La historia comienza de una manera atractiva, los personajes se desarrollan, el protagonista logra interesar al espectador y generar cierta empatía, la fotografía es más que correcta y las actuaciones sostienen a la narración. El ‘pero’ es que la película es demasiado explícita en lo que propone, empezando por el título, por lo que hacia el final todo parece seguir un camino lógico sin mayores sorpresas.

Luke (Miles Robbins, el hijo de Tim Robbins y Susan Sarandon) es, en principio, un niño con una infancia difícil por la separación en malos términos de sus padres. Además, un hecho de violencia que se produce en su barrio cuando un hombre ingresa a una cafetería con una escopeta y asesina, al azar, a algunos clientes, marcan en el chico, que luego pasa por la vereda y observa los cuerpos ensangrentados, una suerte de trauma. ¿Es la violencia sin sentido el destino de Luke?

Para lidiar con sus problemas el pequeño Luke se “inventa” un amigo invisible, de nombre Daniel (Patrick Schwarzenegger, el hijo de Arnold) que comienza a funcionar como compañía pero también como guía. Daniel se vuelve un problema cuando lleva a Luke a intoxicar a su madre con unos medicamentos que le provocan un severo malestar que podría haber terminado en algo mucho peor. Entonces, madre e hijo hacen un pacto y “encierran” al amigo imaginario de Luke en una casa de muñecas.

De allí el relato pasa a lo que sería el presente. Luke está en el primer año de la universidad. Vive en un cuarto junto con un compañero en el campus y vuelve a visitar a su madre, a quien encuentra en un estado deplorable, sumida por completo en un trastorno obsesivo que la lleva a dejar papelitos pegados con palabras y oraciones por toda la casa. Para lidiar con esta situación Luke “libera” a Daniel.

Así comienza una etapa de crecimiento del personaje. En principio su amigo invisible lo llena de confianza, por lo que mejora tanto en su vida académica como en sus relaciones sociales. Pero, como es de prever, Luke está solo atravesando lo que es la parte placentera de una montaña rusa por la que pronto va a comenzar a caer.
Daniel isn´t real sostiene un ritmo tenso a medida que Luke y Daniel avanzan en la trama siempre cuidando la iluminación, la estética y la fotografía de lo que se muestra. Las luces azules y rojas en escenas que transcurren en su mayoría de noche señalan el camino de los personajes. Las jóvenes Sasha Lane y Hannah Marks complementan bien al protagonista y a su amigo imaginario.

A diferencia de otras películas como Sixth sense (1999) o A beautiful mind (2001) aquí no se busca ningún tipo de sorpresa ni engaño con un personaje que desde el principio el espectador sabe que no existe. Es otra manera de retratar un trastorno como la esquizofrenia. Está ahí, se puede lidiar con ella pero sí se alimenta se vuelve muy peligrosa. Ese parecería ser el mensaje.

El gran lunar de Daniel isn´t real es el tercer acto, donde ya no solo el amigo imaginario es demasiado real sino que la enfermedad de Luke es graficada de tal manera que solo resta que la disputa se resuelva ‘físicamente’, aunque todo sea una metáfora de lo que sucede en la cabeza del protagonista. Una metáfora demasiado concreta, real; en esa contradicción pierde interés un film que tiene una mayoría de aciertos y buenas ideas, aunque probablemente, como el amigo de Luke, el problema haya comenzado a crecer desde la primera escena.
Daniel isn´t real fue presentada y premiada en distintos festivales de cine de terror entre 2019 y 2020. Por fuera de los eventos solo se estrenó por internet, tanto en Europa como en Estados Unidos.
El Golo Cine
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31 de julio de 2019
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estuviéramos ante un debut diríamos seguramente: “la suerte del principiante”, pero nos encontramos ante la segunda obra, en formato largo, de Adam Egypt Mortimer. El ascenso exponencial en cuanto a calidad respecto a su primera producción, Some Kind of Hate de 2015, es de resaltar, sobre todo a través de un guion que raya a gran altura adentrándonos en una mente enloquecida por la esquizofrenia. Parece fácil, pero explicar todo esto tiene su miga. El director lo consigue a través de un excelente lenguaje cinematográfico que se basta y se sobra para que al final todo tenga un sentido, por muy perdidos que andemos en algunas fases del film.

Luke asiste en su infancia a un luctuoso suceso. Allí conoce a Daniel que acaba convirtiéndose en su amigo imaginario. Tras una broma pesada proveniente de Daniel, la madre de Luke decide, imaginariamente, encerrar a este último en una casa de muñecas. Diez años más tarde, Luke lucha por tener controlada su esquizofrenia. Ayudado por su consejero escolar decide liberar de nuevo a Daniel. Pronto se dará cuenta que nada es como antes.

La originalidad de la idea hace que conforme va avanzando la cinta vayamos cambiando de opinión respecto a ella. Al principio nos invade cierta reticencia, ya que tememos que el protagonismo de la madre acabe convirtiendo en la clásica película de padres o madres dominantes. Nada de eso, la fuerza onírica va ganando terreno por momentos. Ese viaje por la locura nos confunde un poco, pero una vez ya nos hemos habituado decidimos que es mejor dejarse llevar, aceptando algunas premisas que nos llevarán de la mano hacia un final perfecto.

La fotografía de Lyle Vincent ayuda a crear esa atmósfera entre aterradora y fantástica a través de la saturación del color, por otra parte característica del giallo. Con esto no queremos decir que lo sea, pero visualmente tiene cierto aire que, por cierto, le sienta muy bien. Otro aspecto a destacar es el magnífico diseño de la producción obra de Kaet McAnneny.

El apartado interpretativo es de altura. La pareja protagonista se bate a duelo con espada, nunca mejor dicho. No podemos desvelar quien sale ganador, tampoco es una cosa que tenga mucha importancia, tan solo agradecer que podamos disfrutarlo. Para empezar contamos con Miles Robbins (La Noche de Halloween), por nombrar a alguno en primer lugar. Sin ánimo de cotillear comentar que es hijo del gran Tim Robbins. El segundo en discordia es Patrick Schwarzenegger (Zombie Camp), también con un padre de leyenda, supongo que ya habréis adivinado quien es.

Después de nombrar a las estrellas vamos con los secundarios. Empezamos por una gran Mary Stuart Masterson (Tomates Verdes Fritos) en el papel de madre. Seguimos con Sasha Lane (American Honey), Hannah Marks, Andrew Bridges y Chukwudi Iwuji (John Wick 2).

Una gran película que abre mucho el abanico del espectador tipo. El único inconveniente es que es algo dura de visionar, y no en el aspecto más revulsivo del vocablo. De todas maneras la recomendamos a todo aquel que busque o necesite algo más.

https://www.terrorweekend.com/2019/07/daniel-isnt-real-review.html
TerrorWeekend
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12 de julio de 2020
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta peli he descubierto que Arnold Schwarzenegger tiene un hijo que sigue sus pasos como actor. El comienzo es muy bueno, y parece que la película va a ser interesante, pero a medida que avanza, se desinfla y va a parar a lugares comunes. El descenso a la locura del protagonistas se ve representado con escenas oníricas que poco ayudan a crear una atmósfera de terror.

Añado que no me gustan las películas donde retratan a los enfermos mentales como asesinos psicópatas, cuando la mayoría de ellos son inofensivos. Flaco favor les hacen con este falso tópico.
echulin
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