Los mongoles

Cuidado que me gusta el cine de André De Toth, un tipo que tiene algunos de los westerns de segunda división más interesantes y atractivos, sin embargo en esta aventura europea de aproximación al cine histórico la cosa resulta un sonoro fracaso. De todas formas este borrón hay que perdonárselo más que nada porque debió de venir de vacaciones a Europa para rodar uno de sus últimos filmes, siendo Riccardo Freda, el que realmente dirigió una parte considerable de la misma. Eso sí cobrar, seguro que lo hizo.

Lo peor de todo es el guión cochambroso que nos brindan que es terrible, no ya por inexactitudes históricas, cosa a la que estamos acostumbrados (aunque en este caso pasa ya de simples errores), sino porque su recreación del siglo XIII en Polonia es poco menos que ciencia-ficción. Una historia increíblemente floja para lo que ofrecía el material de partida.

La película es tan mediocre que los norteamericanos unos pocos años después abordaron de nuevo la figura de Genghis Khan con una película de idéntico título dirigida por Henry Levin y con resultados también muy pobres. Tema maldito parece.

Lo mejor de la cinta es ver al esplendoroso Jack Palance, que ya había hecho de Atila, unos años antes, y que estos papeles de guerrero asiático le iban como anillo al dedo, lástima que nunca tuviera un proyecto de gran calidad y seriedad porque hubiésemos tenido alguna gran película, cosa que no ha ocurrido.

Poco más que destacar, si acaso la banda sonora de un especialista en este tipo de cintas como Mario Nascimbene (“Alejandro el Magno”, “Los Vikingos”, “Barrabás”) que hace un trabajo muy interesante y sobre todo a la señorita Anita Ekberg que aquí también sale más buena que el pan.

Nota: 4

Toda la producción está presidida por un aire de ingenuidad que no se corresponde con la gravedad de los hechos que se narran ni con la envergadura de la peripecia histórica. Además se advierte cierta dispersión argumental y una capacidad de fabulación poco convincente que resta a la historia esa tensión y sentido épico que habrían resultado convenientes.
La banda sonora trata de solventar estos problemas con solemnidad y contundencia y no se puede negar el esfuerzo por parte del director en el acopio de recursos materiales y humanos para proporcionan enjundia a la aventura y convertirla en gran producción.
En general la película resulta colorista y algo afectada a pesar de la buena voluntad por parte de todos.

Supongo que el bueno de Andre de Toth haría esta película por amor, porque como dice el chiste interés le puso poco. Este director que se movía como pez en el agua en western de bajo presupuesto naufraga en este caso con un pobre trabajo, unas pobres interpretaciones, salvo Jack Palance que está correcto, unos pobrícimos decorados y unas escenas de acción muy mediocres. Se salva la banda sonora del mismo autor que "Los vikingos", aunque a veces parezca un western.

Espantosa película de aventuras clásica. Yo, que soy un fanático de este tipo de películas y que siempre me consideraré un defensor frente a viento y marea de este tipo de cine, me enfrentaré contra quien haga falta con tal de defender la dignidad de la peor de las películas de aventuras de la historia, pero yo mismo no he podido soportar lo pésima que me pareció ésta en concreto, hasta yo me he tenido que rendir a la evidencia y, por no ser un hipócrita, he de reconocer lo que opino. Errores insalvables. En primer lugar y lo peor de todo, las caracterizaciones de los personajes. Estamos todos cansados de ver a rubios de ojos azules que se tiñen el pelo de negro y se embadurnan la cara con betún para aparentar árabes o similares, en el cine de los años 50 era muy habitual que actores de talla fuesen caracterizados de esta manera, cantaba un poco, pero era positivo para la calidad final de las películas. "Los mongoles" de André de Toth, no dan el pego ni por asomo, no es lo mismo Edward G. Robinson haciendo de egipcio en Los Diez Madamientos que actores de medio pelo (nunca mejor dicho) disfrazados de mongol para hacer una de mongoles (en este caso podríamos aplicar ambas acepciones del término mongol). El personajes culmen de esta cinta, Genghis Khan, no hay por dónde cogerlo, menos mal que casi no aparece, pero cuando lo hace le pone la guinda a este pastel de despropósitos. Los actores son pésimos hasta la saciedad, te pasas media película autoengañándote alabando el esfuerzo que hacen pero al final el edificio se desploma por su propio peso de lo malo que es todo en esta pelicula de pacotilla. Aún así y por dejar una nota positiva, no es de esas como "Druidas" que te pueden provocar espasmos si no apagas el reproductor de DVD a tiempo (pobres aquellos que se gastaron un solo euro en ir a verla al cine), es una película mala que se puede ver, pero eso que si eres capaz de terminar de verla eres un héroe o te aburres muchísimo. De mongoles hay otras películas mucho más interesantes que ésta. Hasta la de de Henry Levin de 1965, que la ponen bastante floja, es mucho mejor que la que estamos analizando, aunque sea solo porque la protagoniza Omar Sharif (allí los mongoles también son actores disfrazados pero se nota que el presupuesto era americano y no europeo). Los italianos en esta época estaban especializados en el espaguetti western y en los peplums, y de ahí se pueden sacar cosas interesantes, pero de mongoles... Además, la producción en sí es un popurri italo-franco que no encaja nada bien. Lo dicho, se puede ver (al menos un ratillo) pero es bastante floja.