Libertad (C)

Los genios se pasan todo el el corto intentando cambiarse los pantalones ya que se han pirado de la cárcel. Y en eso de quitarse los pantalones han sido los mejores. Dos mejor que uno. Hay un homenaje al más grande trepa del cine: Harold LLoyd. Será que Hal Roach era el mismo productor. Por suerte para James Finlayson que es policía. Y precisamente el increible hombre menguante no es.

En los Estados Unidos de Norteamérica, como en mi querida Colombia y en muchos otros países (¿o será en todos?), frente al incremento de cualquier delito, a la clase política –tan pobre en ideas como rica en ambiciones- lo primero que se le ocurre es el aumento de la represión y el incremento de las penas. En los años 20' del siglo pasado, con la famosa y ridícula Ley Seca que prohibía el licor en los Estados de la Unión y para todos los ciudadanos, la represión en los United States era un verdadero asco. Había policías hasta en la sopa, soplones en todas las esquinas, y además de que se bebió más que en cualquier otra época, hubo que padecer el cometimiento de cientos de asesinatos por cuenta de los gánsteres y de la misma policía.

El pueblo estaba harto, pero hablar era pecado. Por ésto, siento que <<LIBERTAD>> (que debió ir entre signos de exclamación), contiene un soterrado grito que, el director Leo McCarey, lanzó públicamente de la manera más sutil.

Este brillante corto es, sin duda, uno de los mejores y más significativos que pudieron hacer Laurel & Hardy. Burló sin dificultad cualquier censura porque nadie consiguió ver otra cosa que una inocente comedia para reír un rato. Pero veamos: la historia se despliega mostrando a hombres como George Washington, Abraham Lincoln y el general de los ejércitos John J. Pershing, cabeza de la fuerza expedicionaria durante la Primera Guerra Mundial, quienes defendieron el derecho a un país libre y en libertad. Enseguida, un intertítulo reza: “Y aún hoy… la pelea por la libertad continúa”, y entonces vemos a Laurel & Hardy, vestidos como reclusos, huyendo aterrados de un policía que les dispara a matar.

Después, en su desesperado afán de libertad, sortearán toda suerte de obstáculos –policías como moscas- para conseguir intercambiar los pantalones que por la prisa -y su habitual y “encantadora” torpeza- se pusieron uno el del otro. El cangrejo que, incidentalmente cae entre los pantalones de Laurel, mientras tratan de cambiarse a la entrada de una pescadería, podría simbolizar que, nuestros asustados amigos sienten a los policías como un cangrejo pegado del c…

Tras un corto y divertido segmento para dar cabida a su eterno rival, James Finlayson, y a su frecuente ímpetu destructivo (desahogo de la rabia reprimida), nuestros amigos llegan a un edificio en construcción donde un ascensor se convierte en lo que parecieran desear como una escalera al cielo (ya que como forma de libertad física parecería absurda). Sobre el esqueleto de una estructura, en una escena muy lograda y agradable, los veremos padecer el vértigo -como Harold Lloyd en su estupendo, "Never Weaken" (1921)-… y el final es "delicado", pero aplastante, de lo que ellos consideran como el peor enemigo de su libertad.

La fotografía la hizo alguien que pronto sería otro gran realizador: George Stevens... y <<LIBERTAD>> queda en la memoria como una pequeña obra maestra.

USA recordará siempre a sus héroes que lucharon por la libertad. El gordo y el flaco continúan esa lucha heroica pero por la suya propia: se han escapado de la cárcel. Seguro que ha sido sin querer, si no, no me explico cómo lo han conseguido.
Nunca habrás visto un drama mayor por llevar los pantalones de otro, y si tienes vértigo, sufrirás lo indecible con esos dos fugados escapando por las vigas de un edificio en construcción. Menos mal que no se les oye gritar, sería ya insoportable la angustia.
A pesar de ello, si no te ríes ponle un 1 al corto, y a mí me podrás denunciar por fraude. Me autoinculparé al mismo policía que los espera abajo.

03/03(04/01/19) Cuando era un niño recuerdo que era un gran fan delos cómicos “El Gordo y el flaco”, pero pasadas cuatro décadas mi mentalidad ha evolucionado sensiblemente, y revisionando este cortometraje que cumple ahora 90 años de su estreno me doy cuenta de que su humor ha envejecido muy rápido, muy simplón y forzado. Dirigido por Leo McCarey, y con guión del propio Leo junto a H.M. Walker (“El Hombre Mosca”), de este último se nota lo de la segunda mitad en las alturas, como ya hiciera en mítico film de Harold Lloyd agarrado a unas agujas de reloj a enorme altura, aquí el clímax se da sobre la desnuda estructura de un rascacielos a decenas de metros de altura. Es un irregular film partido en dos su exiguo metraje de apenas 20 minutos, tras un prólogo ingenioso que se nos habla de los luchadores por la libertad históricos estadounidenses (Washington, Lincoln, el general del ejército USA en la Gran guerra John J. Pershing, Liberty Statue,…), saltamos a una pareja de fugados de prisión (Laurel y Hardy, que buscan la libertad), y que todo el problema del binomio sea que se han equivocado de pantalones al ponérselos, y deben cambiárselos, me resulta tontorrón, su odisea es cambiárselos en una ciudad buscando cualquier callejón o escondite, pero siempre son descubiertos, ello en medio de slapsticks bastante pobres (lo del cangrejo en los pantalones ya lo hizo Harold Lloyd en “Speedy” un año antes) si acaso decir que resulta curioso como en aquella época se podía hacer humor de generar risas de que la gente los confunda con una pareja de gays por los de los calzones bajados uno con otro cual affaire sexual furtivo, era un tiempo pre Código Hayes.

Pero es la segunda la mitad la que tiene los mejores momentos, ello cuando intentando huir de la policía van a parar a veinte pisos de altura sobre las vigas de un gran edificio, allí se producen toda serie de acrobacias a punto de caer al vacío, siendo protagonista las piernas de Laurel (el Flaco), zigzagueantes, temblorosas, nerviosas, a punto de descoyuntarse, gracioso, pero ni siquiera perdurará en la memoria, donde los efectos visuales para sintamos estamos en las alturas se sienten correctos. Si acaso resulta divertido el epílogo final muy cartoon (spoiler). Es un corto con un gran ritmo, con aluvión de gags, pero donde la sonrisa lo más que se acerca es a mueca.

La fotografía la hizo alguien que pronto sería gran realizador George Stevens (“Raices profundas”, “Gigante” o “El diario de Anna Frank”); Jean Harlow [acreditada bajo su nombre real como Harlean Carpenter] tiene un papel de una mujer que sube a un taxi.

Un corto de "El Gordo y el Flaco" y no tiene mucho interés para mí.

Lo más interesante el título y su principio, que narra 3 momentos históricos por el cual se le daba libertad al pueblo y que siempre habrá que luchar por la libertad. Y aquí cambia con una imagen de presos en plena fuga. Realmente, queda un poco mal, ya que habla de tres personajes históricos que lucharon mucho, y luego vienen esos dos haciendo gracietas... Raro que no lo haya censurado en su día.

Por otra parte, y seguramente lo saco de contexto, libertad cuando dos hombres quieren hacerse un cambio de pantalones y siempre se esconden para hacerlo, dando una imagen muy sexual...

El resto, pues no me ha hecho mucha gracia, ya que todas esas peripecias ya se habían hecho antes.