Haz click aquí para copiar la URL

París, Distrito 13

Romance. Drama París, distrito 13, barrio de Les Olympiades. Émilie conoce a Camille, que se siente atraído por Nora, que, a vez, se cruza en el camino de Amber. Tres chicas y un chico. Son amigos, a veces amantes, y a menudo las dos cosas. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
12 de junio de 2022
32 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
"París, Distrito13" cuenta las anodinas idas y venidas de tres individuos en el barrio de Las Olimpiadas, conocido realmente por los parisinos como Barrio Chino, por la fuerte inmigración asiática  llegada durante el pasado siglo. Por lo que hemos podido apreciar, es un lugar inhóspito, moderno y solitario en el que la gente viene y va mientras, entre vídeollamadas, mantiene relaciones sexuales promiscuas, asiste a alguna fiesta o a la universidad y se mantiene con el trabajo precario de turno.

Para convencernos de las bondades del desierto espiritual y material en el que nos las tenemos que ver a diario, el elogiado director Jacques Audiard nos presenta un triángulo amoroso entre una madura de treinta años de Burdeos que se busca a sí misma, un maduro hombre negro sexualmente muy activo que parece haberse encontrado pero que no, y una joven de origen chino empoderada y libre de cualquier lazo sentimental que, sin embargo, lo busca incansablemente. Es decir, tres individuos insatisfechos con su vida y su identidad que flotan en un mar de normas que repelen, entre los muros de unas viviendas impersonales que van ocupando o dejando a sus espaldas. Y es que, efectivamente, las viviendas o, por mejor decir, las soluciones  habitacionales que llegan a compartir o visitar, forman parte precisa de la puesta en escena que nuestro director plantea. Son lugares, inevitablemente, para estar de paso. No son lugares en los que puedan fundarse familias o establecerse relaciones de vecindad duradera, relaciones comunitarias, precisamente. Son lugares en los que se echarán polvos y se mantendrán relaciones digitales a distancia o breves encuentros en el rellano, estancias líquidas y carentes de asideros para el espíritu, enteramente funcionales, carentes de vidas sólidas y comprometidas con nuestros semejantes. 

Un poco de todo esto, podemos ir apreciando con el desarrollo de la peli, rodada en un coqueto blanco y negro que parece dar un rasgo cool a la cinta. Fotografía cuidada y planos agradables, rotos por una secuencia de hiperrealidad pornográfica, la cual todos los personajes, más o menos, consumen. Estas historias vienen a justificar de diferentes maneras, como diría Nietzsche, el avance del desierto. Es típica, por ejemplo, la reconciliación final de los personajes con sus identidades deseadas, lo que a su vez justifica la búsqueda incesante de opciones vitales en el mercado pletórico de bienes. Sin embargo, no es difícil imaginar que tampoco acabarán satisfechos con su nueva situación. El mercado exige una constante renovación de sus productos, una constante satisfacción de los deseos que, a la postre, es imposible lograr. Todo ello genera individuos neuróticos como los que vemos en este tipo de producciones. Interesantes, no obstante, para conocer el terreno que pisamos.
Bercimuelles II
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de noviembre de 2021
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La multiculturalidad de los jóvenes  de 30 años en el distrito 13 de París y sus enredos amorosos es la base de este nuevo film del gran director Jacques Audiard que después del magnífico western que rodó en España "Los hemanos sisters" acaba de inaugurar el Festival de Sevilla tras su paso por el festival de Cannes.

Camille es un joven profesor que busca piso, toca el timbre de la puerta de Émilie una chica franco-taiwanesa que busca una compañera de cuarto. Su primera reacción es decirle que no, ya que pensaba que era una chica por su nombre, pero después de conocerle accede y rápidamente se muda. Pronto saltará la chispa y los dos se enrollan. Por otro lado tenemos la historia de Nora una chica que se ha trasladado a París para sus estudios universitarios, tras asistir una fiesta de alumnos se disfraza con una peluca rubia y vestimenta sexi, esto hace que la confundan con una actriz porno bastante conocida...

Está interpretada por la excelente Noémie Merlant que comparte protagonismo con actores menos conocidos, pero igualmente brillantes como Lucie Zhang, Makita Samba, o Jehnny Beth, estos dos últimos y el director Audiard presentes en Sevilla. Unas almas solitarias en esta historia inspirada en tres cuentos de Adrian Tomine, en cuyo guion han colaborado la directora Céline Sciamma junto con Léa Mysius y Jacques Audiard.

El director Audiard que tiene en su haber grandes películas como "Un profeta","De óxido y hueso" o "Deephan" con la que gano la palma de oro en Cannes, está bastante curtido en hacer cine por lo que no le ha supuesto un gran esfuerzo rodar en un precioso blanco y negro está historia de amores y desamores.  Un giro importante en su carrera del que ha salido bien parado.
Destino Arrakis.com
videorecord
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de abril de 2022
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Adrian Tomine y me encanta (a menudo) Céline Sciamma, así que parecía blanco y en botella que esta peli me iba a gustar muchísimo... Lamentablemente me ha dejado una impresión agridulce.

Los cómics de Adrian Tomine tienen una cualidad que les dota de un enorme gancho: su franqueza y sobriedad formal. Tomine narra historias pequeñas pero profundamente humanas de personas imperfectas y sin glamour, que a menudo pueden incluso incomodarte porque lo que reflejan no se aleja nada de cosas vergonzosas que te han podido pasar, comportamientos mezquinos que has podido tener... Y todo eso lo narra con un dominio total del lenguaje del cómic y cero florituras visuales.

En su trasvase a película, sin embargo, creo que sus historias han perdido gran parte de su encanto. Amber Sweet adopta un trazo más grueso y cambia el final del relato de una manera que altera de forma crucial las cosas que el original transmitía. Por otro lado, el relato de la joven aspirante a cómica queda reducido a una subtrama que se siente gratuita y carente de recorrido.

En general, aunque los actores hacen un gran trabajo, me pareció deslavazada, y siento que el guión les lleva a la fuerza por caminos que orgánicamente no parecen corresponderles. Se me hizo difícil empatizar con Émile, y su trama con su abuela está demasiado desdibujada como para que me implique con ella. Su química con Camille me parece que pedía otro desarrollo, y el momento cumbre de este y Nora me pareció salido de la nada. La peli, además, olvida esa naturalidad de los cómics de Tomine y opta por esa cierta ampulosidad y "belleza" marca de la casa de cierto cine indie.

¿Recuerdas aquel género llamado mumblecore de tramas sencillas, total espontaneidad interpretativa y estética totalmente carente de pretensiones? Pues ese es el género que pedían esas historias, y una mirada de este estilo hubiera podido dar algo mucho más redondo y memorable.
Hugo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de abril de 2022
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
ARGUMENTO
Emilie necesita una nueva compañera de piso con la que compartir los gastos del alquiler, y espera la llegada de Camille, una candidata que se ha interesado. Pero resulta que Camille es un tío… No obstante, le acepta como compañero de piso, con el que no tarda en liarse. Más adelante conocemos también a Nora, una treintañera que decide retomar sus estudios de derecho… hasta que una peluca le juega una mala pasada.

DESDE MI PUNTO DE VISTA
Sabía perfectamente que esta película me iba a gustar. Todos y cada uno de los inputs que había recibido sobre ella me atraían poderosamente: la sinopsis, la temática, la apuesta por el blanco y negro, las alusiones a una actualización millenial de la novelle vague y el cine rohmeriano, mi anterior experiencia con monsieur Audiard… Iba sobre seguro, ni siquiera temía que un exceso de expectativas arruinara mi experiencia.

Y no me equivocaba ni un ápice.

El personaje de Emilie me conquista desde el primer fotograma, me encantan tanto su versión dura y distante como su esporádica pero irresistible sonrisa. Tiene las ideas clarísimas, tanto como para cambiarlas sobre la marcha si es menester, y sintonizo con su filosofía vital, con su desparpajo, con su capacidad de adaptación. Ella es la que me acoge en la película en la primera escena, y me lleva de la mano. El primer capítulo, que transcurre en ese piso compartido tan fogoso al principio como gélido después, es dinamita. Y se cierra de manera majestuosa, con ese súbito oscurecimiento de la imagen que acompaña al anuncio de la decisión que toma Camille.

Asistimos entonces a la primera escena en color de la película. La protagoniza Amber-Sweet, y el color refleja postureo, adorno, falsedad. La vida real es eso que sucede en blanco y negro, sin alaracas. Y el relevo de Amber lo toma Nora, con su ilusionado intento por volver a la universidad. Hay que reconocerle actitud y entusiasmo, ningún complejo por ser provinciana y treintañera, aunque sus primeras tentativas amistosas caigan en saco roto. Cuando dobla la apuesta, en plan femme fatale, se estrella con todo el equipo. No lo merece, pero la vida es así. En blanco y negro.

Confluyen entonces los destinos de Nora y de Camille, reunidos por sendos desengaños profesionales. Inician juntos un proyecto que, aunque parece abocado a ser meramente empresarial, va a ir más allá, con Camille en el papel de burlador burlado. Todo transcurre con gran fluidez en pantalla, es divertido y parece ligero, pero encierra grandes cargas de profundidad. El guión es un triunfo, la puesta en escena brillante, y las interpretaciones impecables. Cine del bueno.

El nivel no baja en ningún momento. Hay circunstancias imprevistas, otras que se dejan ver venir. Y así hasta que llegamos a un doble desenlace que le aporta colorido a la realidad, esperanzando nuestras perspectivas sobre las grises existencias que vivimos. La película se cierra como empezaba, con Emilie llenando la pantalla en una última secuencia memorable en torno al portero automático del piso.

Llegamos así al final de un viaje gozoso, pero no tramposo ni condescendiente. Echando la vista atrás, y pese a haber devorado el metraje con una enorme sonrisa en la boca por el puro disfrute, detecto que el guión me ha puesto muchas piedras en el camino, me ha hecho sufrir en varios momentos. También ha girado varias veces, presentando a personajes cambiantes, un poco veletas, como somos todos en nuestras vidas. El tránsito ha sido gozoso por la suma de los ingredientes, tanto los narrativos como los ornamentales. Todo está bien medido, no encuentro peros. Me lo he pasado estupendamente, y elevo a Jacques Audiard en mi escalafón de cineastas de referencia.

Sospechaba que la idea de trasladar a nuestro tiempo las bases narrativas y formales de una revolución cinematrográfica como la de la novelle vague puede dar magníficos réditos si quien se pone manos a la obra tiene talento. Y lo mismo sucede con esa temática rohmeriana, ligera pero profunda, tonta tonta mierda mierda.

https://alliayeraquiahora.wordpress.com/2022/04/17/critica-de-cine-paris-distrito-13/
Naroa Lopetegi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de abril de 2022
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la normalidad parece ya bastante asentada en la cartelera cinematográfica, todavía encontramos múltiples ejemplos de trabajos cuyo estreno se atrasa hasta la saciedad. El presente trabajo francés llega a nuestras carteleras cuatro meses después de su fecha de estreno original en España, tras haber inaugurado el pasado noviembre el Festival de Cine Europeo de Sevilla y haber sido presentada hará casi un año en el Festival de Cannes. Sin embargo, su llegada a salas era inevitable, pues no en vano hablamos del último largometraje de uno de los realizadores franceses más respetados del cine contemporáneo. Él es Jacques Audiard, y su película, París distrito 13, adaptación del cómic Les olympiades en cuyo guion ha colaborado la venerada en esta web Céline Sciamma. Un filme con claros reclamos visuales para seducirme, así con un reparto con alguno de los talentos jóvenes más prometedores del cine galo. Película de la que no quedaba claro que esperar debida a la heterogeneidad de la trayectoria del realizador (con la cual, todo sea dicho, siempre me veo destinado a la decepción, pues la película con la que me inicié, Un profeta, sigue siendo de largo su mejor trabajo). Su apuesta más sexual y juvenil es elegante y sensible, pero también un tanto descompensada. Unas desventuras enredadas en trauma y pasión de convincente retrato de la angustia millennial pero algo diluida en sus pretensiones melodramáticas.

Tres jóvenes entrelazados en una maraña de deseo, dudas y afectos en la precariedad laboral del barrio Les Olympiades de París (precariedad en la que estamos ineludiblemente sumergidos toda una generación). Los conflictos dolorosos que manan del siempre peliagudo intento de parcelar amor y pasión. Los recovecos de duda, negación y aceptación postrera por los que deriva el cariño. Todo ello sugerentemente impregnado de los hábitos y sensibilidades de la generación de aquellos nacidos en los 80 y acompañado de la singular idiosincrasia social de los ciudadanos cosmopolitas. Ciudadanos que han visto despojados de una clase media cada día mas inexistente en la sociedad líquida del ahora. Un sensual retrato de tres personajes que captura en primer lugar por la eficacia esteta de su cuidada puesta en escena. Seductor blanco y negro, poderosamente encuadradas tomas aéreas, fluidos travellings y pausadas panorámicas…y a su vez, la propuesta audiovisual se complementa con la vibrante música electrónica de Rone, que aporta un tono juvenil y festivo sumamente oportuno. Es una película elegante, urbanita, que emana parte de la vitalidad frondosa y corporal del género de cómic en el que se inspira. Se valora y respira el toque femenino, y brilla con luz propia ese magnético acierto de casting que es Lucie Zhang. Uno de esos largometrajes que no tiene reparo en incluir el sexo en su relato con naturalidad e intensidad, siendo el siempre agradecido aspecto físico uno de los aspectos mejor calibrados de este funcional trabajo.

Un melodrama coral en el que las decisiones estilísticas no se fusionan con lo narrado de manera que eleven sus cotas expresivas de manera exponencial. El filme nunca llega a aportar justificación narrativa o atmosférica alguna a su elección del blanco y negro, o a su rupturista uso de algunas estrategias de composición. Un largometraje en que su fachada parece limitarse a buscar funciones cosméticas. Pero el aspecto mas frustrante del trabajo es su liviandad, su disperso tono ligero. La implicación emocional con el triunvirato resulta demasiado epidérmica como para que el desenlace encuentre todo el efecto catártico que busca invocar. Tras un inicio poderoso con la relación de los personajes de Zhang y Samba, no pude evitar desear que la subtrama del personaje de Merlant no hubiese entrado nunca en juego. Su hibridación amorosa con ellos no enriquece la fuerza romántica que su trama tenía por sí sola, y la suya propia con la trabajadora sexual Amber recibe un desarrollo tan escueto como predecible (si bien es cierto que toda la carga de trauma familiar que arrastra tiene mucho interés). En definitiva, una película de buenas maneras que apuntaba a mucho más, y que tal vez sea uno de los trabajos menos conseguidos hasta la fecha de Audiard, sin dejar de ser por ello una buena película.

Sensual, preciosista y segmentada, Paris distrito 13 captura con detenimiento la sensibilidad generacional de los millennials pero navega a media asta en las aguas del impacto emocional.
Néstor Juez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow