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La diosa

Drama La joven Doyamoyee llega a ser considerada como una divinidad cuando su suegro, un poderoso señor feudal, sueña que ella es la encarnación de la diosa Kali. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2013
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.

Kalikinkar, suegro de Doyamoyee, forma parte de la clase alta bengalí. Sueña que Doyamoyee, de su misma casta, es la reencarnación de la diosa Kali, e interpreta, sin dudar, su sueño como una profecía. Equipara su rango social a los inescrutables designios divinos. Las concepciones más occidentales sobre la religión, contrapuestas al fundamentalismo y, sobre todo, a exóticas ideas como la de Kalinkikar, vienen a forzar el "renacimiento bengalí", cuyo precio a pagar es la reestructuración socio-religiosa. Tras el telón de la autodivinización aristócrata está Kalikinkar agarrándose al clavo ardiendo de la trascendencia religiosa, como negación de la precariedad y posible extinción de su clase social, intentando, de algún modo, legitimarse a través de la inclusión de una deidad entre sus allegados. En verdad somos, como en 'Las partículas elementales' de Houellebecq, el combustible de los cambios sociales, y a veces quedamos como residuos de ellos. Ante el silencio del declive, Kalikinkar responde con ínfulas de grandeza y superioridad. Pauline Kael lo dice: 'un estudio sobre la decadencia'.

2.

Umaprasad, hijo de Kalikinkar y esposo de Doyamoyee, es un joven de aspiraciones intelectuales y, según parece, ajeno a adoctrinamiento religioso alguno. Entiende el sueño de su padre como un delirio religioso; no obstante, es incapaz de imponerse. Se muestra, aunque furioso, desprovisto de capacidad de influencia; frustrado. No es capaz de enfrentarse abiertamente a una situación tras la que existen preceptos y conceptos religiosos muy arraigados. La religión, aunque para él debatible y rebatible, ejerce una invisible fuerza en su ánimo y en su acto. El alcance del misterio religioso puede prestarse a la teorización, al análisis... pero a menudo se agarra a sentimientos y temores no conscientes. Umaprasad quiere poner interrogantes a la situación; y estos se diluyen antes de dibujarse. La religión es una esperanza, o una duda, o un misterio; pero, en cualquier caso, es una dimensión inherente a nuestra naturaleza humana; y su influencia se siente, aunque se corte, como un miembro fantasma. Umaprasad; aunque racional, guarda superstición, aunque libre, es temeroso de Dios.

3.

Un hombre canta una canción de divinidad a la diosa Kali mientras Satyajit muestra en pantalla una larga fila de personas que peregrinan para ver a Doyamoyee. Durante todo el metraje de la película, la divinidad de ésta es puesta en evidencia; se invita al espectador a dudar. Pero entonces, una vez estás asentado en el escepticismo, tú, que estás viendo la película, asistes a esa larga hilera de hormigas humanas. La cámara enfoca el rostro de unos cuantos al azar: abatidos, ilusionados, ávidos, expectantes; los ojos puestos en la esperanza. He visto pocas formas más sentidas de rodar la fe.

4.

La diosa Kali es la Diosa que genera nueva vida; pero también es la diosa de la muerte y la destrucción. Es artífice de un proceso de peligrosa ambigüedad. Doyamoyee, en distintos momentos del metraje, se ve enfrentada a sucesos de muerte, pero también a sucesos de curación y vida. A pesar del caracter crítico de la película de Satyajit, yo me abandono a la especulación y me pregunto... ¿sería Doyamoyee la Diosa?, ¿la puso Kali a prueba, reencarnándose en ella? No lo sabré, puesto que, en uno de los planos más bellos que recuerdo, Doyamoyee desaparece entre las nieblas de su propia locura.

5.

Justo al término de la película, durante un par de segundos, una imagen divina nos mira fijamente. Pareciera que nos sonríe; pareciera que ha asistido a nuestra historia con cierta sorna. Quizás sonríe al ver el empeño que, una vez más, hemos puesto los humanos en no parecer tan pequeños.

Gracias.
Nuño
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13 de mayo de 2008
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo el magnífico director hindú Satyajit Ray hace intervenir a varios de los actores con los que obtuvo gran éxito en su trilogía fílmica de los años inmediatamente anteriores (Trilogía sobre Apu) y nos maravilla con su obra cinematográfica. Ejemplo, vuelve a contar con Karuna Bannerjee (en películas anteriores, la que hizo de madre de Apu y en ésta haciendo de cuñada de la muchacha que es considerada la reencarnación de la diosa Kali), Soumitra Chatterjee (el joven que hizo en la citada trilogía, la tercera parte, "El mundo de Apu", en la que encarnaba al adulto Apu que se casa y se enamora), o también Sharmila Tagore (que en dicha trilogía hizo de la esposa enamorada de Apu y ahora hace un papel en el cual también su esposo es el actor Soumitra Chatterjee, y en el que interpreta a una joven esposa cuyo suegro y mucha la gente después la cree reencarnación de la diosa Kali y comienzan a venerarla y adorarla como tal).

Una vez más el laureado Satyajit Ray realiza una obra estupenda sobre conocimientos, cultura, religión y costumbres bengalies, donde el quid o sentencia puesta de manifiesto es que la religión en su faceta de fe no racional (es decir la fe que no se pasa por el tamiz de la razón) puede infantilizar y hacer del ser humano alguien por debajo de su verdadero potencial creyente, retrotrayéndolo a etapas muy ingenuas o crédulas. Pues una cosa es la creencia y otra muy distinta la credulidad.

Muy recomendable, aunque sea antigua y difícil de hallar. En mi caso la he tenido que ver traducida al italiano, porque en español me fue imposible encontrarla.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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10 de diciembre de 2008
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contundente crítica a los fanatismos religiosos contada con la habitual maestría de su director. Partiendo de una premisa aparentemente inverosímil, pronto va cobrando sentido y el idílico comienzo se va tornando más opresivo hasta llegar a un final tan sombrío como inesperado. Ray utiliza un esplendido guión que se basa en la anécdota para contarnos el progresivo proceso de decadencia de la clase adinerada bengalí, anclada en unas tradiciones religiosas que terminan por consumirla. Enormemente simbólica en su conjunto, los distintos personajes no solo están muy bien definidos sino que representan distintas clases sociales y sobre todo los posicionamientos que están muestran ante los fanatismos. Ray afirmaba que al espectador occidental le costaría entender el film sin haber estudiado un poco la historia de la India en la caída de la nobleza y la importancia que la religión tuvo. Muy posiblemente es cierto, en particular por su final, pero aun así, el espectador, sin importar su procedencia, se encontrará con un ejercicio cinematográfico de primera, perfectamente planificado y ejecutado por Ray, muy interesado en plasmar ideas en imágenes, utilizando objetos con intenciones dramáticas así como hábiles metáforas sin prescindir de un buen texto para el guión. De hecho sorprende el exquisito equilibrio que consigue entre la descripción de los elementos sociales y los personales, mostrándonos un reducido pero rico conjunto de relaciones humanas mostradas con gran sutileza. Las interpretaciones están a la altura, contando con un trío protagonista ejemplar, sus habituales Soumitra Chatterjee, Chabi Biswas y Sharmila Tagore, pero perfectamente arropados por el resto del reparto. Otra gran película de Ray, que en mi caso se afianza película a película como uno de los mejores directores de la historia.
cineoptero
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