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La danza de la realidad

Drama Con el estilo que lo ha llevado a ser una de las figuras más reconocidas del cine fantástico, Alejandro Jodorowsky lleva a la pantalla los recuerdos de su infancia en el pequeño pueblo de Tocopilla (Chile), donde pese a las presiones de su riguroso padre, un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre amorosa pero débil, tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad que no siempre entendió sus orígenes. A través de este ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una película esencialmente de aventuras.
Hay héroes y hay villanos. Pero, como en las buenas historias, los unos no son totalmente buenos, y los otros no son totalmente malos. Son un reflejo hábil y certero de lo que encontramos a diario en el mundo. La aventura que narra esta película es la de la transición dentro del alma del hombre. Pero el viaje no se realiza tan solo a través del alma, sino también a través de la mente y de la historia del propio creador.

Este es en esencia, al igual que en las anteriores películas de Jodorowsky El Topo y en La Montaña Sagrada, el argumento de esta historia.
En esta ocasión las referencias constantes a su propia biografía son más explicitas. Las imágenes oníricas y los símbolos son constantes, como si el director insistiera en hacernos cambiar el punto de vista, en alejarnos de la racionalidad y explorar otro tipo de lenguaje.

Quizá sea esta la película más lograda de la filmografia de Jodorowsky. Recomiendo a quien la vea, que lo haga con el corazón abierto. Pueden suceder cosas inesperadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
pere
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27 de abril de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo soy un admirador de la obra de Alejandro Jodorowsk, no sólo en el cine sino en otros campos artísticos, he seguido su carrera y sus palabras por varios años, lo he escuchado en muchas entrevistas y charlas y verdaderamente es un tipo ÚNICO, puesto que se atreve a decir las cosas que muy pocos hablan, es coherente y siempre va más allá. Su perspectiva de la espiritualidad y la psicomagia es digna de leerse y profundizarse un poco más.
Sus películas en los años 70's fueron un bombazo, tiene 2 obras maravillosas: "El Topo" y "La Montaña Sagrada", ambas cargadas de simbolismo, surrealismo y espiritualidad son claros ejemplos de la contracultura de aquellos años. Y si hubiera hecho "Dune", quizá hubiera realizado una de las mejores películas de la historia de la humanidad.

Antes de ver "La Danza de la Realidad", yo tenía las espectativas muy altas, un nuevo film de este chileno era algo realmente emocionante y.... ¡Oh sorpresa! Me llevé una muy amarga decepción.
Estamos ante una película que no va más y no va más porque Jodorowsky ya no impresiona a nadie, sus actos con la cámara están lejos de ser gloriosos, su "mensaje" está lejos de estar bien transmitido, los actores, el pobre guión, todo es un DESASTRE.
Estamos ante un acto de egolatría desmedida que lamentablemente ya no le interesa a nadie. Si Alejandro Jodorowsky se cree un salvador o sanador de almas en pleno siglo XXI al hacer este tipo de película, ha fracasado rotundamente. En ningún momento me enganché con su historia trágica que finaliza en esperanza, lo siento, pero todo lo sentí demasiado forzado. Los recursos antiguos de los personajes lisiados y paralíticos y demás simbolismos que en algún momento cautivaron los sentidos, aquí ya lucen muy desgastados y patéticos.

Alejandro, necesitas hacer un tipo de cine como el que habías imaginado en "Dune", un cine que trasforme al espectador, que lo deje cautivo de una belleza, aléjate de los actos ególatras y "heroicos" que al final de la cinta, sólo puedan interesarte a ti mismo.
Walrus Real
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29 de junio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver "La Danza de la Realidad" es entregarse a 130 minutos de un viaje mágico a través de la infancia de un niño (Alejandro Jodorowsky) y de sus sentimientos asociados a las diferentes vivencias que le toca pasar.

Personalmente, disfrute de sobremanera esta película. De hecho, la he visto dos veces. Es la tercera película que veo de Jodorowsky y sin duda puedo decir que es la más completa y ordenada en cuanto a la trama. Las sensaciones y situaciones por las que te transporta el filme son variadas: desde la confusión, pasando por la decadencia, tristeza, impotencia, alegría, situaciones propias del absurdo, redención, alivio... etc. Muy pocas películas que he visto logran hacerme pasar por una variedad de sensaciones o sentimientos en tan poco tiempo.

En cuanto a la historia, la trama gira en torno a Alejandro Jodorowsky (niño), su autoritario padre y su comprensiva y "mágica" madre, los cuales dan forma a la infancia del protagonista, en un ambiente de difícil situación económica en el país (Chile), con una ola de pobreza y enfermedades, que aquejan a la población y a la tan golpeada Tocopilla.

La evolución de la trama pasa, primordialmente, por el desarrollo de dos historias: desde Jodorowsky niño, hasta la transformación espiritual de su padre. Aquí se relatan los inicios de la "Psicomagia" (terapia inventada por Jodorowsky), en la cual su madre tiene un rol fuindamental. Es más, la madre es el pilar en la espiritualidad que desarrolla el niño, ya que ella es una mujer de Fe, mientras que su padre es un ser racional, que niega la existencia de Dios y no duda a la hora de utilizar los métodos que sean necesarios para que su hijo no se acerque a la religión.

La película está cargada de simbolismos, situaciones que envuelven el "realismo mágico" y escenas que, a algunas personas pueden disgustar por lo explícitas y/o crudas. El uso de personajes mutilados es uno de los más grandes aciertos del filme en mi opinión, ya que introduce simbólica y físicamente, de manera visual, las precarias condiciones de trabajo en esa época y proyecta la situación hacia el trato que reciben esas mismas personas por parte de la sociedad. No quiero comentar mucho este apartado, ya que puedo caer en spoilers involuntarios. Pero lo que si puedo comentar es que, si gustan de filmes abarrotados de efectos especiales, con tramas rápidas o dinámicas, con este filme tienen muchas probabilidades de aburrirse, ya que la trama gira en torno a enseñanzas, moralejas y al desarrollo paulatino de un personaje en particular (el padre de Jodorowsky), lo que puede llevar al filme en un desarrollo pausado e incluso a un ritmo lento en ciertos momentos.

En resumidas cuentas, maravilloso filme, recomendable para aquellas personas que no sólo buscan pasar un buen momento, sino que también, buscan emprender un emocionante viaje a través de la historia de un gran hombre multifacético, en el cual podrán extraer la base misma para sobreponerse espiritualmente a muchos de los problemas que la vida nos presenta.
Steve Mica
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10 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al norte de Chile, en un pueblo llamado Tocopilla, nace en el seno familia judía un niño llamado Alejandro. La historia trata en parte sobre su infancia que transcurre durante los años treinta. Cuando Carlos Ibáñez del Campo gobernaba un país que se veía tremendamente golpeado por la crisis económica del año ’29. O mejor dicho, sobre la recreación surrealista que Jodorosky moldea con su particular creatividad y adorna con las más coloridas alegorías y bizarras exageraciones de su más lejano pasado. Tocopilla queda entonces convertido en un lugar idílico e imposiblemente pulcro para una ciudad pesquera. El imaginario del artista consigue cambiar la sórdida y árida tonalidad norteña por una atmósfera circense en donde predomina la intensidad visual, y que a su vez la hace absurda al forrarla con propaganda política y habitarla con enanos, mutilados, payasos, marineros, prostitutas y travestis. Algo que por cierto suele hacer en sus películas.

Su primera película chilena presenta una serie de elementos recurrentes que se aprecian a lo largo de su filmografía: enanos, mutilados, travestis, motivos simbólicos y místicos, claras alusiones al Tarot, personajes con voces ajenas (dobladas); pero a la vez resulta ser la más emotiva de todas, algo no común en Jodorowsky. Quizás se deba a que la propuesta es una suerte de autobiografía que por más surrealista que resulte, cuenta su niñez desde la vereda de los afectos, y la historia mágica de Jaime por medio de la sanación arquetípica del viaje. El viaje como un camino de aprendizaje y purgamiento espiritual.

Esta película tiene más que ninguna dos públicos: el primero es el incondicional, de seguidores del artista chileno que están interiorizados con sus ideas y propuestas artísticas a quienes no les hará ruido una serie de escenas que pueden ser provocadoras, repulsivas y de lleno indecentes. Mientras que el otro público, el más general (y el que en definitiva se debe conquistar) es el que no conoce a Jodorowsky y para quienes La danza de la realidad es otra película más en cartelera. Si la película no consigue llegar a este público no habrá conseguido nada. Considerando que cualquier cosa que haga o no haga Jodorowsky tendrá siempre a sus fieles seguidores que no dudarán en celebrarlo sólo por tratarse de él, y eso amigos míos no vale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wambo
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28 de septiembre de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La danza de la realidad quiere parecerse a Federico Fellini y a Peter Greenaway. No consigue ni lo uno ni lo otro, pero lo intenta. Un drama autobiográfico lleno de lirismo y metáforas oníricas, sorprendentemente narrativo pero demasiado largo.

Alejandro Jodorowsky es un artista polifacético: escritor, músico, escultor, tarotista, psicoterapeuta... Con tal currículum vítae es de suponer que su cine no iba a conformarse con contar una historia. Su pretensión es perturbar al espectador para que experimente emociones y sensaciones. Está más cercano a la psicomagia, la técnica que mezcla psicoanálisis y chamanismo para lograr una catarsis, que de la narrativa tradicional.

En La danza de la realidad consigue la catarsis, pero sólo a medias. Esta vez sí cuenta una historia, la autobiografía del propio director, describiendo su relación de niño con su padre, aunque a través de un filtro de cristales poéticos. La primera mitad de la película, sin embargo, naufraga varias veces y sólo cobra fuerza e impacto en su segunda parte, cuando la audiencia puede haberse cansado del intento. Bastante tiene que ver en esto la clara división entre la (muchas veces) aburrida biografía de Alejandro como niño, interpretado por un poco cargante Jeremias Herskovits, y el gran relato protagonizado por un magnífico Brontis Jodorowsky en el papel de su padre. 130 minutos de cine dan para mucho: para aciertos y para errores, y en este caso unos y otros dan como resultado una obra valiosa pero irregular.

De aspecto teatral, algunas veces mágico, con claras referencias iconográficas al imaginario recurrente de Fellini, el film de Alejandro Jodorowsky no se atiene a las normas: impreca, desgarra, ofende, enternece, sonroja. Casi siempre sorprende, aunque algunas veces sólo consiga incomprensión por parte del espectador, porque la valentía, mérito de una persona a la edad de Jodorowsky, no siempre va acompañada del éxito.

Recomendable para amantes del cine poético pero que no se asusten de ver a una cantante de ópera interpretando una lluvia dorada que nada tiene ver con Dánae.

Publicado en blog www.fascinoscopio.com
Fascinoscopio
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