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Ciudad en sombras

Cine negro. Drama. Intriga Primera película de Charlton Heston en Hollywood, es un relato de cine negro, ayudado por las sombras callejeras y ese inhóspito ambiente en que viven aquellos que bordean el delito. Charlton lidera un grupo de estafadores que despluman a un hombre de negocios (Don DeFore), que se sume en la desesperación y se ahorca. Ahí es donde toma partido el hermano psicótico del fallecido (Mike Mazurki), que inicia un raid para cazar y asesinar a ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
6 de julio de 2008
39 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante película dirigida por William Dieterle, un realizador especializado y (re)conocido por los biopics que dirigió en los años treinta (Pasteur, Zola, Juárez, Dr. Erlich), comunmente encuadrada en el género negro (del que participa en algunos aspectos: garitos, la figura del ex-combatiente, la Policía, los night-clubs, las luces y sombras...), pero que, a mí particularmente, me parece más escorada hacia el cine de suspense, sobre todo, en su segunda mitad.
Y ésa es su característica más relevante, el ser un atípico film negro, cuyo comienzo, curiosamente, parece un antecedente del western de Henry Hathaway El póker de la muerte, a su vez un atípico western con más de cine negro que cine del oeste, y su desarrollo tiene más que ver con el moderno cine de psycho-killers que con la temática noir, y a todo ello puede agregarse un poco de melodrama, con la figura de la redención como telón de fondo en el dibujo del personaje del atormentado ex-combatiente, perfectamente interpretado por un primerizo Charlton Heston.
Todo ello puede ser debido a la personalidad de Dieterle, un poco ajena al cine negro, a pesar de haber dirigido antes (The accused, Soga de arena, Amargo desquite) o después (Un hombre acusa) películas más o menos encuadrables en el género negro (yo pienso que menos, ya que Amargo desquite, por ejemplo, es un melodrama en toda ley, eso sí, con algún elemento del género).
También, creo, influye en ese resultado híbrido, el que la Productora, la Paramount, no se haya especializado en el género negro (a bote pronto recordamos las películas interpretadas por Alan Ladd, pero son más bien productos realizados en honor de la superestrella del estudio en la época, por ejemplo, El cuervo, La llave de cristal, La dalia azul, Fuera de la ley, y en relación con esta última, hay que reconocer que el cine negro de Paramount es el menos difundido, hoy en día, de entre todas las Majors).
En suma esta ciudad oscura es una buena película de suspense, con un buen trabajo de Dieterle, buenos diálogos, unos actores excelentes (empezando, como he dicho, por un sorprendentemente bueno Heston y terminando con un buen plantel de eternos secundarios, eso sí, hagamos salvedad de Lizabeth Scott), una fotografía que juega admirablemente con las luces y sombras, potenciando asímismo ese suspense, convirtiendo cada esquina, cada estancia, e incluso, amplios espacios iluminados en lugares dónde el peligro acecha en cada momento, nadie está seguro.
Asímismo, el suspense viene potenciado por saber quien es el asesino pero no conocer su rostro, un suspense magistralmente desarrollado en la segunda mitad de la película.
No es una película que ha entrado en la mítica, pero es mejor que muchas de ellas.
fifole
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6 de diciembre de 2011
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambiente de cafés con actuaciones de rubias algo tristonas, canciones melodiosas... ¿Cuántas veces se ha enamorado uno de alguien que no demuestra mucho interés por él? ¡Cuánto se sufre así! ¿Verdad?

Está claro que la ambientación es la correcta para lo que va a suceder en esta Ciudad en sombras. Los personajes son gente jugadora, a punto de convertirse en auténticos perdedores, pero todos esperan que algún día algo los saque del tedio más absoluto. Normal.
Por lo tanto, el ritmo tan sosegado, o lento, de la acción, creo que es también el apropiado. Un ritmo de espera.

¿Y qué es el cine negro sin su historia de amor? La gente por la calle está ávida de amor, no cabe duda. Hubo una mujer en la vida de Heston. Ahora hay una mujer que quiere ser de él. Luego se cruza otra que fue de otro. El apartado del romance es tierno y un punto muy bueno en la historia.

Falta alguna sombra. Para los que anhelen la intriga, el metraje tiene sus primeros planos apropiados: esa manaza donde destaca el pedazo de anillo del asesino; el miedo presente en todos los personajes… Cuando los pies no llegan al suelo.
Habrá quien no crea en alguna secuencia que puede parecer inverosímil, forzada, pero la película es muy recomendable porque en estas historias, las sombras son verdaderas.
floïd blue
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21 de febrero de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta Ciudad en sombras es un melodrama de intriga y suspense muy solvente con elementos de cine negro en sus personajes y ambientación. Arranca muy bien con una secuencia sólida cargada de turbiedad en una fatídica partida de poker donde se capta de maravilla el cinismo y falsedad de estos jugadores. Sin embargo, el desarrollo de la historia se dispersa en un registro impostado en su recta final con demasiadas casualidades que le resta validez.

Heston está convincente en su primer papel en el cine dentro de un género que apenas frecuentó. De nuevo, Lizabeth Scott con tres o cuatro momentos musicales que acaban por cansar en un registro ya visto en otras películas (Al volver a la vida).

Un director a redescubrir el alemán William Dieterle, poco reconocido hoy en día, excepto por sus dramas románticos de prestigio como Cartas a mi amada y Jennie.
Antonio
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25 de abril de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film irregular. A pesar de tener un excelente comienzo, con unas excelentes interpretaciones, y todos los ingredientes del cine negro, la película empieza a decaer a la mitad de su metraje, debido en parte a una historia que no hay quien se la crea. De todos modos la excelente labor de Dieterle junto con una estupenda interpretación de Charlton Heston hacen que esta película sea algo más que interesante.
Pablo
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24 de mayo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Dieterle es otro de los maestros olvidados del cine clásico, a pesar de ello, tiene títulos muy interesantes si se consulta su filmografía. Dos de las mentes más lúcidas del pasado siglo tuvieron palabras de admiración para él, lo cual resulta bastante sorprendente puesto que ninguno de ellos era muy dado al elogio: Bertold Brecht dijo que cada una de sus películas era un acto de valor; y Luis Buñuel afirmó que “Jennie” era uno de sus films predilectos. Aunque me resulta difícil hablar con precisión de este director alemán de origen judío, que tiene filmadas 70 películas de las cuales sólo conozco una docena, pero sí que es cierto, de casi todas guardo un buen recuerdo. Entre las mejores yo situaría a este thriller negro que lanzaría a la fama a un joven Charlton Heston, actor de una enorme fisicidad y magnetismo para la gran pantalla, gran estrella en los años cincuenta.

Desde las primeras imágenes de “Ciudad en sombras” el cineasta ya nos anticipa el tono y las características del film: la cámara acompaña por la calle a Danny Haley (Heston) que se dirige al garito de apuestas ilegales que regenta, antes de llegar advierte que la policía está haciendo una redada en su local, él se detiene en el bar de enfrente para observar cómo son detenidos sus dos socios, Barney (Ed Begley) y Augie (Jack Webb), tras pagar el café que no ha bebido y cuando la cosa se calma sube a la oficina para ser interrogado por el policía Garvey (Dean Jagger). Un comienzo de brioso ritmo narrativo con la cámara en movimiento, completada con encuadres secos y cortantes, por apuntar a cuestiones que serán el eje dramático del film: el individualismo y la astucia de Danny, su tensa relación con la policía y el haber hecho del juego su forma de vida.

Como fondo hay algo más: muestra a unos personajes que viven instalados en permanente inquietud, pendientes de un hilo, al margen de la ley, así como la determinación de Danny para hacer frente a los momentos difíciles. Un film “noir” en blanco y negro, típico de la época con sus constantes: apuestas, tramposos, redadas, interrogatorios policiales, con el añadido de un club donde canta Fran (Lizabeth Scott), la atractiva mujer que se relaciona con Danny sin que éste termine de comprometerse con ella. El desarrollo de la trama reúne a Danny y sus compinches en una partida de poker para “desplumar” a un incauto ex combatiente, Arthur Winant (Don DeFore) llevándose de él no sólo su dinero sino también un cheque de 5.000 $ que no es suyo, después de perderlo todo, se suicida en su hotel. Pero nadie ha contado con el hermano del suicida que se propone vengarse de cada uno de los jugadores.

El film posee la atmósfera del cine negro, pero un tanto peculiar, transitando por otros caminos, combinando el miedo de unos personajes (Barney, Augie) y el proceso de transformación moral de otro (Danny), descubriendo que existe otra forma de vida fuera de las mesas de juego, una especie de toma de conciencia. Contribuye a ello el encuentro de Danny y la viuda e hijo del suicida para llegar a un escenario lógico para un jugador como Danny, Las Vegas donde intentará hacer fortuna jugando e intentando eludir la amenaza del vengador. Nunca el cineasta nos muestra su rostro, sólo lo identificamos por la piedra preciosa que luce en un anillo, una idea que realza el suspense sostenido por expresivos encuadres que recuerdan el estilo de Hitchcock. Una película de una modernidad encomiable para su época.
Antonio Morales
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