Aurora (Vanishing Waves)

Más cercana a “Solaris” que a películas épicas de ciencia ficción en las que la premisa argumental es sólo una excusa para mostrar megápolis digitales o criaturas de toda índole, “Aurora” nos lleva a un mundo en el que es posible introducirse en la mente de otras personas con finalidades varas. Lo que el protagonista del film no esperaba era caer enamorado de su objetivo, dándose inicio a un drama con contexto fantástico en el que encontramos los momentos presentes, en salas asépticas e impersonales, y secuencias mucho más cándidas y emocionales que representan estos sueños, recuerdos o intervenciones mentales en los que se sustenta toda la carga poética del film.

Con un tono lento pero seguro, la realizadora lituana Kristina Buozyte consigue que en todo momento estemos interesados en lo que quiere contar y que aceptemos la premisa pese a poder ponérsele pegas sin mayor esfuerzo, dando lugar a una película de género distintiva, personal y necesaria para entender esta nueva ola de producciones más intimistas que apuntan al género como excusa para contar algo más grande no en la forma pero sí en el fondo. Filmada con fuerza, con secuencias sensacionales (esa persecución nocturna) y un final adecuado pero que, eso sí, podría haberse ahorrado las dos últimas secuencias, “Aurora” (o Vanishing Waves) es un tipo de cine necesario y revitalizador, en una época en la que la ciencia-ficción se ha convertido en efectos especiales moldeados en base a ideas más bien escasas.

Los lituanos no se ponen límites a la hora filmar y de fumar. Si hubieran hecho un cuento corto de ficción, criticaría que es previsible pese a tener una idea con potencial. Pero el Guionista y Director (Kristina Buozyte) aprovechó para desarrollar todas sus fantasías… y sin apuro.

Ciencia ficción que te deja la sensación de una historia creíble, no solo por el guión sino por la buenísima interpretación. La historia contiene un buen hilo conductor, no peca por defecto o por exceso, te da el tiempo necesario para "conocer" el antes del personaje masculino y protagonista, lo suficiente para tener lo mínimo pero lo indispensable y entender la historia y por supuesto lo mismo pasa con el desarrollo y desenlace, como espectador te encuentras con situaciones inverosímiles y extrañas pero finalmente te mantienes todo el tiempo pendiente y conectado porque se vuelve necesario saber como termina todo.
Genial ver mujeres hermosas sin características anorexicas tan comunes en las películas gringas. En muchos sentidos esta es una película refrescante que a mi en lo personal me hace olvidar de cine comercial y recordar lo delicioso que es desconectarse por una hora y mas de la realidad e involucrarse con unos personajes totalmente convincentes.

Vanishing waves o Aurora, el segundo largometraje de la lituana Kristina Buozyte, a recolectado a través de festivales buenas críticas y premios llegando a obtener el Méliès d'oro en el European Fantastic Feature Film del 2012 –premio que se inició con El día de la bestia de Álex de la Iglesia y anteriores a Aurora lo consiguieron Balada triste de trompeta de de la Iglesia (2011), Buried de Cortés (2010), Martyrs de Laugier (2009), Déjame entrar de Alfredson (2008), etc…

Un filme de Ciencia Ficción que logra apoyarse en el romance, erotismo y el thriller psicológico para ofrecernos una historia que en apariencia podrá recordarte a The Cell de Singh o Inception de Nolan, ¡pero! sólo el recuerdo porque la Ciencia Ficción de Buozyte rememora más a aquella de los años 60 y 70, como Solaris de Tarkovsky. Esto es, un pasaje menos atractivo en cuanto a efectos especiales, más placido, sugerente, más hipnótico y menos opulento.

Basado en las posibilidades que la neurociencia busca revolucionar Lukas es voluntario en un proyecto que estudia la transmisión neural de cuerpo a cuerpo, redes trazadas por potenciales de acción con la expectativa lógica de reflejar y forjar el puente entre dos mentes, en este caso, la de Lukas y una chica en coma. Y a pesar de ya no sólo perder u obtener información confusa sino de que este enlace podría significar un riesgo para el voluntario, Lukas se muestra indolente a los protocolos y condiciones del experimento, trasgrediendo la orden de no hacer contacto con ninguna presencia. Enamorado y obsesionado con la figura de esa chica que conoce sólo a través de la acción de los electrodos en su cabeza pierde interés en su vida real, llegando a pender de la fragilidad de su cuerpo el cual se deteriora al cabo de cada inmersión y de la poca cordura que yace en él.

De este modo Aurora, la hermosa ahogada con quien Lukas retozó desnudo en una habitación de madera se convierte en su deseo, preocupación e idilio. Es la colisión abismal de dos mundos, de dos cuerpos desnudos desesperados, agotados, sumergidos en la oscuridad/profundidad de la mente humana iluminada sólo por esos destellos furtivos que significan sus encuentros.

De ambiente onírico semejante a un claroscuro consigue una atmósfera densa… y aquí, el conocimiento de la reversión del coma reanimando la actividad cerebral, la transmisión neural y aquello que habita en el subconsciente humano quizá nos sea negado por el capricho de Lukas, que cual Oscar Wilde en Balada de la Cárcel de Reading apostará todo por su deseo.

Vanishing Waves sin duda peca de parsimoniosa. Si lo tuyo es una agilidad argumental más rápida y efectista no creo te agrade, se te hará lenta y somnolienta. Si por lo contrario manejas bien esas intenciones puede que la disfrutes y seguro no se queda en ti como una gran obra de ciencia ficción pero si como un agradable ejemplo del cine de ciencia ficción de antaño acoplado a nuestra época y del cine Lituano que es tan poco exportado.

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Interesante film, que clausuró el XIX Festival de Cine Fantástico de Bilbao 2013.
Se trata de una película lituana, ganadora del Premio al mejor film europeo de género fantástico de 2012.
Tienen potencia sus imágenes, pero a veces ocurre que los árboles no dejan ver el bosque. Me refiero a que hay muchas ideas que se desean transmitir (supongo) al un tanto atónito espectador, pero resulta algo farragosa, poco clara en la exposición de los hechos, no sabiendo el espectador a veces, lo que ocurre realmente en pantalla.
Pero resulta embriagadora y tiene algo que nos hace no dejar de verla. Imagen y sonido, junto con la música, nos llevan a unos mundos donde la realidad y los sueños se confunden, y también se complementan, a veces resultando más reales los sueños que la verdad.
Una muy peculiar historia de amor, que merece la pena ver, pero que no creo guste demasiado al común de los espectadores.
Y es que exige mucho esfuerzo mental, y puede agotar su visión.

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