Los tres mosqueteros: Milady
1.934
Aventuras
Desde el museo del Louvre al Palacio de Buckingham, pasando por las alcantarillas de París al asedio de La Rochelle... En un reino dividido por guerras religiosas y bajo la amenaza constante de la invasión británica, un grupo de hombres y mujeres empuñarán sus espadas y unirán su destino al de Francia.
9 de febrero de 2024
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su adaptación de la segunda parte del díptico sobre la obra inmortal de Alexandre Dumas, "Los tres mosqueteros", Bourboulon y sus guionistas, Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière, deciden abandonar incomprensiblemente el relato original, para narrarnos una absorbente y entretenida historia de aventuras de capa y espada, ambientada en el sitio de La Rochelle, durante la guerra de los Treinta Años, muy bien filmada con el mismo tono realista de su primera parte, pero alejada notablemente del texto original.
Esta decisión que resta puntos a la valoración final de la cinta, equiparándola a otras empresas similares de la cinematografía internacional, como las de Lester, Borderie, Hyams o, la más reciente de Paul W. S. Anderson, se ve compensada por las soberbias interpretaciones de Eva Green, que compone una perfecta y matizada Milady de Winter, tanto en sus escenas de seducción como en las de lucha a espada, y de Vincent Cassel, interpretando al torturado Athos, que atraen la atención del espectador en todas las escenas en las que intervienen.
Destaca también en el reparto la espléndida pareja protagonista, un aguerrido François Civil y la encantadora Lyna Koudry en el papel de la dulce y abnegada Constance, o la pareja real, unos convincentes Louis Garret y Vicky Krieps, que en esta parte quedan limitados a apariciones esporádicas que impiden que brillen como en la primera parte.
Ante el abandono del director de lo que podría haber sido una obra canónica sobre el inmortal texto de Dumas, quedan como las mejores versiones filmadas hasta la fecha, la versión silente de Fred Niblo de 1921, interpretada por Douglas Fairbanks, la dinámica versión dirigida por George Sidney en 1948 con Gene Kelly en el papel protagonista, film concebido con acierto como un musical sin números musicales y la primera parte de este díptico que, como acertadamente señala Sibila de Delfos en su interesante crítica, parece presagiar con el final abierto de su segunda parte, una futura conversión en trilogía.
Esta decisión que resta puntos a la valoración final de la cinta, equiparándola a otras empresas similares de la cinematografía internacional, como las de Lester, Borderie, Hyams o, la más reciente de Paul W. S. Anderson, se ve compensada por las soberbias interpretaciones de Eva Green, que compone una perfecta y matizada Milady de Winter, tanto en sus escenas de seducción como en las de lucha a espada, y de Vincent Cassel, interpretando al torturado Athos, que atraen la atención del espectador en todas las escenas en las que intervienen.
Destaca también en el reparto la espléndida pareja protagonista, un aguerrido François Civil y la encantadora Lyna Koudry en el papel de la dulce y abnegada Constance, o la pareja real, unos convincentes Louis Garret y Vicky Krieps, que en esta parte quedan limitados a apariciones esporádicas que impiden que brillen como en la primera parte.
Ante el abandono del director de lo que podría haber sido una obra canónica sobre el inmortal texto de Dumas, quedan como las mejores versiones filmadas hasta la fecha, la versión silente de Fred Niblo de 1921, interpretada por Douglas Fairbanks, la dinámica versión dirigida por George Sidney en 1948 con Gene Kelly en el papel protagonista, film concebido con acierto como un musical sin números musicales y la primera parte de este díptico que, como acertadamente señala Sibila de Delfos en su interesante crítica, parece presagiar con el final abierto de su segunda parte, una futura conversión en trilogía.
25 de enero de 2024
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
En abril del año pasado, recibimos la primera entrega de esta “saga” -ya hablaremos de eso más adelante- llamada “Los tres mosqueteros: D'Artagnan” y que adaptaba el inicio de la maravillosa novela de Alejandro Dumas con un toque muy fresco y novedoso que la diferenciaba de otras adaptaciones que nos han ido llegando de la misma novela durante los años. Lejos quedaban las adaptaciones estadounidenses, hechas con bastante poca gracia, o las distintas adaptaciones hechas en el país galo. En “Los tres mosqueteros: D'Artagnan” nos encontrábamos una adaptación relativamente pegada al material literario, pero que no tenía miedo de imprimirse una estética propia muy marcada, plagada de coreografías que alternaban la elegancia propia de la época con la suciedad propia de la batalla. Y que le conferían al resultado final una buena experiencia cinematográfica muy disfrutable en una sala de cines para los fans de este tipo de películas.
El próximo 26 de enero llega a nuestras taquillas la secuela, “Los tres mosqueteros: Milady”, donde no solo repite el director y guionista Bourboulon, sino que continua, como no podía ser de otra forma, todo el elenco de la primera entrega.
De primeras, la cinta arranca con un breve resumen de la anterior, supongo que para recordar al espectador cómo quedaron las tramas abiertas y dónde se sitúan nuestro cuarteto protagonista, y directamente pasa a introducirnos de lleno en la nueva trama -que continúa en el mismo punto exacto donde cierra la otra entrega- con una secuencia de pelea y huida francamente bien rodada. Desde luego a esta cinta no se le puede decir que haya perdido ni un ápice de las características que hicieron de la anterior la buenísima película que es. El problema, por desgracia, viene por otro lado.
Si ya comentábamos anteriormente que la primera entrega estaba relativamente bien adaptada y cerca de la novela original, en esta segunda mitad han apostado, para mí de forma incomprensible, por alejarse en exceso de la novela. La multitud de cambios que se producen es enorme y, si sois un lector purista de la obra de Dumas creo que es probable que salgáis de la sala enfadados y sin entender nada. En algunas partes es casi como si fuese un “reteling” de la misma historia, manteniendo los nombres de los personajes, pero ocurriendo hechos muy distintos. Creo que es importante avisar de esto para luego evitar decepciones. La decisión de Bourboulon de volar en solitario es cuestionable, la verdad. Más que nada porque la cinta se llama cómo se llama y no entiendo la necesidad que hay de adaptar algo para luego cambiarlo a voluntad según conveniencia.
En cualquier caso, y volviendo a la cinta y a lo meramente cinematográfico, y ya asumido que como adaptación va a ser deficiente, la película se debe decir que sigue funcionando a la perfección en sus términos visuales y narrativos. Volvemos a tener esos planos secuencia -muy bien trucados digitalmente- tan marca de la casa y que le dan a las escena de batalla un plus enorme a la hora de meternos de lleno en ellas y hacernos bajar al barro. Los personajes siguen teniendo ese carisma tan particular que hace que puedas reír con ellos y, poco después, emocionarte con ellos. Y, especialmente, lo que la cinta mantiene es a una Eva Green que, con poco, le da para comerse la pantalla y al resto del reparto. Milady de Winter siempre ha sido un personaje tremendamente atractivo y Green, aún con los cambios que sufre en esta nueva “adaptación", consigue imprimirle una personalidad arrolladora que facilita mucho que te acerques mucho a un personaje que tiene tantos claroscuros y grises morales.
Las tramas de intriga, traiciones y misterio están bien escritas, a pesar de seguir alejadas en su mayoría de la novela, y creo que funcionarán francamente bien para los no lectores. Los lectores dependerá de con cuanta filosofía y paciencia se tomen todo esto.
En definitiva, y si nos centramos en hablar de esta cinta como película y no como adaptación, creo que estamos ante un largometraje claramente funcional, con cotas de buen cine y un reparto que defiende a capa y espada -nunca mejor dicho- a sus personajes. Creo, eso sí, que esa tendencia que detecto de intentar sacar una franquicia de aquí empieza a ser cuestionable. Pero, desde luego, si me dan más películas como esta, que sean entretenidas, divertidas y muy frenéticas, tendré que comprar el resultado a pesar de no estar de acuerdo con lo que se está haciendo con la obra de Dumas. Recomendable.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
El próximo 26 de enero llega a nuestras taquillas la secuela, “Los tres mosqueteros: Milady”, donde no solo repite el director y guionista Bourboulon, sino que continua, como no podía ser de otra forma, todo el elenco de la primera entrega.
De primeras, la cinta arranca con un breve resumen de la anterior, supongo que para recordar al espectador cómo quedaron las tramas abiertas y dónde se sitúan nuestro cuarteto protagonista, y directamente pasa a introducirnos de lleno en la nueva trama -que continúa en el mismo punto exacto donde cierra la otra entrega- con una secuencia de pelea y huida francamente bien rodada. Desde luego a esta cinta no se le puede decir que haya perdido ni un ápice de las características que hicieron de la anterior la buenísima película que es. El problema, por desgracia, viene por otro lado.
Si ya comentábamos anteriormente que la primera entrega estaba relativamente bien adaptada y cerca de la novela original, en esta segunda mitad han apostado, para mí de forma incomprensible, por alejarse en exceso de la novela. La multitud de cambios que se producen es enorme y, si sois un lector purista de la obra de Dumas creo que es probable que salgáis de la sala enfadados y sin entender nada. En algunas partes es casi como si fuese un “reteling” de la misma historia, manteniendo los nombres de los personajes, pero ocurriendo hechos muy distintos. Creo que es importante avisar de esto para luego evitar decepciones. La decisión de Bourboulon de volar en solitario es cuestionable, la verdad. Más que nada porque la cinta se llama cómo se llama y no entiendo la necesidad que hay de adaptar algo para luego cambiarlo a voluntad según conveniencia.
En cualquier caso, y volviendo a la cinta y a lo meramente cinematográfico, y ya asumido que como adaptación va a ser deficiente, la película se debe decir que sigue funcionando a la perfección en sus términos visuales y narrativos. Volvemos a tener esos planos secuencia -muy bien trucados digitalmente- tan marca de la casa y que le dan a las escena de batalla un plus enorme a la hora de meternos de lleno en ellas y hacernos bajar al barro. Los personajes siguen teniendo ese carisma tan particular que hace que puedas reír con ellos y, poco después, emocionarte con ellos. Y, especialmente, lo que la cinta mantiene es a una Eva Green que, con poco, le da para comerse la pantalla y al resto del reparto. Milady de Winter siempre ha sido un personaje tremendamente atractivo y Green, aún con los cambios que sufre en esta nueva “adaptación", consigue imprimirle una personalidad arrolladora que facilita mucho que te acerques mucho a un personaje que tiene tantos claroscuros y grises morales.
Las tramas de intriga, traiciones y misterio están bien escritas, a pesar de seguir alejadas en su mayoría de la novela, y creo que funcionarán francamente bien para los no lectores. Los lectores dependerá de con cuanta filosofía y paciencia se tomen todo esto.
En definitiva, y si nos centramos en hablar de esta cinta como película y no como adaptación, creo que estamos ante un largometraje claramente funcional, con cotas de buen cine y un reparto que defiende a capa y espada -nunca mejor dicho- a sus personajes. Creo, eso sí, que esa tendencia que detecto de intentar sacar una franquicia de aquí empieza a ser cuestionable. Pero, desde luego, si me dan más películas como esta, que sean entretenidas, divertidas y muy frenéticas, tendré que comprar el resultado a pesar de no estar de acuerdo con lo que se está haciendo con la obra de Dumas. Recomendable.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
28 de enero de 2024
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los tres mosqueteros: Milady es una película extraña.
Allí donde la primera parte, D´Artagnan, pasa por ser quizás una de las mejores y más fieles adaptaciones de la novela de Alejandro Dumas, esta segunda mitad se aparta de forma incomprensible de la letra impresa para tomar unos derroteros extraños y poco defendibles, desde el punto de vista de la adaptación. Es como si Martin Bourboulon y sus co-guionistas, Matthieu Delaporte y Alexandre de la Petèlliere, hubiesen querido enganchar al público y contentar a los más puristas de la novela con D´Artagnan, para después aquí hacer lo que les ha dado la gana. ¿Cuál es la razón? No se entiende, como decíamos.
El problema de esta falta de fidelidad es que ocurren cosas muy extrañas, una que va directamente a la zona de spoilers, o la subtrama de la hermana de Aramis, que no se sabe muy bien para qué está ahí ni por qué es importante. O el olvido en el que caen el propio Aramis y sobre todo Porthos, totalmente secundarios en esta ocasión. O la presencia casi testimonial de la reina, una Vicky Krieps que era de lo mejor de la primera entrega. Es como si se hubieran querido abarcar demasiadas cosas en dos horas, teniendo en cuenta que el verdadero foco es la búsqueda de Constance por parte de D´Artagnan y la guerra en La Rochelle, y no se hubiera conseguido un buen equilibrio. O quizás es un problema de metraje, a saber.
De hecho, es probable que la nota más justa que merece la película sea un seis, pero es que luego la última media hora es tan buena que hay que subirla al siete. Y es tan buena por una colección de escenas de innegable emoción (todas las que envuelven a Constance y Milady), porque la producción es sencillamente impecable, porque la cinta no reniega de su sabor a aventuras clásicas de toda la vida, y por el trabajo espectacular del reparto. Una vez más, destaca Vincent Cassel como el atormentado Athos, que sigue teniendo aquí mucho protagonismo, una Lyna Khoudri fantástica como Constance (el personaje más trágico de la película, sin duda), un François Civil maravilloso como atractivo héroe, y sobre todo una Eva Green que ha nacido para este personaje. La gala es de las mejores femmes fatale del siglo XXI, puro talento, seducción y, además, capacidad para pasárselo muy bien con los resquicios de un personaje que nunca se sabe por dónde va a ir.
En definitiva, una buena película de aventuras de puro sabor clásico, pero que sin duda puede decepcionar a los más fans de la historia original.
Lo mejor: La producción, impecable, la interpretación de los actores (especialmente Civil, Cassel, Khoudri y sobre todo Green) y lo entretenida que es.
Lo peor: Se distancia incomprensiblemente de la novela, y tiene cosas muy extrañas.
Allí donde la primera parte, D´Artagnan, pasa por ser quizás una de las mejores y más fieles adaptaciones de la novela de Alejandro Dumas, esta segunda mitad se aparta de forma incomprensible de la letra impresa para tomar unos derroteros extraños y poco defendibles, desde el punto de vista de la adaptación. Es como si Martin Bourboulon y sus co-guionistas, Matthieu Delaporte y Alexandre de la Petèlliere, hubiesen querido enganchar al público y contentar a los más puristas de la novela con D´Artagnan, para después aquí hacer lo que les ha dado la gana. ¿Cuál es la razón? No se entiende, como decíamos.
El problema de esta falta de fidelidad es que ocurren cosas muy extrañas, una que va directamente a la zona de spoilers, o la subtrama de la hermana de Aramis, que no se sabe muy bien para qué está ahí ni por qué es importante. O el olvido en el que caen el propio Aramis y sobre todo Porthos, totalmente secundarios en esta ocasión. O la presencia casi testimonial de la reina, una Vicky Krieps que era de lo mejor de la primera entrega. Es como si se hubieran querido abarcar demasiadas cosas en dos horas, teniendo en cuenta que el verdadero foco es la búsqueda de Constance por parte de D´Artagnan y la guerra en La Rochelle, y no se hubiera conseguido un buen equilibrio. O quizás es un problema de metraje, a saber.
De hecho, es probable que la nota más justa que merece la película sea un seis, pero es que luego la última media hora es tan buena que hay que subirla al siete. Y es tan buena por una colección de escenas de innegable emoción (todas las que envuelven a Constance y Milady), porque la producción es sencillamente impecable, porque la cinta no reniega de su sabor a aventuras clásicas de toda la vida, y por el trabajo espectacular del reparto. Una vez más, destaca Vincent Cassel como el atormentado Athos, que sigue teniendo aquí mucho protagonismo, una Lyna Khoudri fantástica como Constance (el personaje más trágico de la película, sin duda), un François Civil maravilloso como atractivo héroe, y sobre todo una Eva Green que ha nacido para este personaje. La gala es de las mejores femmes fatale del siglo XXI, puro talento, seducción y, además, capacidad para pasárselo muy bien con los resquicios de un personaje que nunca se sabe por dónde va a ir.
En definitiva, una buena película de aventuras de puro sabor clásico, pero que sin duda puede decepcionar a los más fans de la historia original.
Lo mejor: La producción, impecable, la interpretación de los actores (especialmente Civil, Cassel, Khoudri y sobre todo Green) y lo entretenida que es.
Lo peor: Se distancia incomprensiblemente de la novela, y tiene cosas muy extrañas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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12 de enero de 2024
40 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica no hace referencia solo a la película, la cual es mala por sí sola, sino también a lo que ella representa. Después de ver la primera parte, que me pareció aceptable, me decidí a leer el libro "Los Tres Mosqueteros".
Más de 800 páginas después (el libro es largo, pero merece la pena, sobre todo gracias a un gran final), me decidí a ver esta película. Y resulta que la película no tiene nada que ver con el libro. Nada, a parte de los nombres y los sitios. Si la primera parte era una correcta adaptación de la primera parte del libro, ésta crea un universo completamente paralelo. Nueva trama e incluso algunos nuevos personajes.
Entonces, ¿por qué hacer una película que no tiene nada que ver con la obra? Para vender entradas, supongo. Saben que solo unos pocos ingenuos vamos a querer leer el libro (o al menos conocer la historia), por lo que es mucho más simple hacer una historia mucho más simplona pero con un título conocido. Imagínate que hicieran una película llamada "Harry Potter" que habla de un niño que va a Hogwarts y tiene que derrotar a un elfo malvado y otras aventuras que no tienen nada que ver con los libros. Si hubieras leído los libros y fueras a verla, estarías decepcionado, supongo. Pues más de lo mismo aquí.
Me pregunto, ¿hacia dónde vamos? ¿Vamos a hacer películas de poca monta pero ponerles títulos famosos y nombres conocidos a los personajes para atraer a cuantos más ingenuos mejor? Siempre hemos visto como el cine adapta libros de ficción y biografías para hacer la historia más atractiva visualmente. Es comprensible, pero hasta a un cierto punto. Llegado a un punto, ¿de qué sirve adaptar tanto algo si al final hay más invento que otra cosa? Si "Blonde" (Andrew Domink, 2022) es, como dice una crítica de FilmAffinity, una "ficción biográfica", aquí estamos ante una ficción de ficción. Adaptar biografías u obras de ficción no es nuevo, en absoluto. El problema es que esto se nos está escapando de las manos y, lo que empezó como una benevolente técnica para hacer las películas más visualmente atractivas, se está convirtiendo en una técnica de markéting pura y dura.
Si intento no comparar el libro con la película, tampoco mejora mucho la cosa. La trama es básica y poco consistente. Las escenas de acción, coreografiadas a más no poder, están siempre filmadas en un primer plano rapidísimo y visualmente horrible. Los personajes son planos, incluso comparados con la primera parte: Milady y el Cardinal Richelieu, personajes interesantes en la primera parte, no aportan la complejidad que sus personajes podrían aportar. Algunos actores se salvan (D'Artagan/Civil, Athos/Cassel), pero poco más.
Más de 800 páginas después (el libro es largo, pero merece la pena, sobre todo gracias a un gran final), me decidí a ver esta película. Y resulta que la película no tiene nada que ver con el libro. Nada, a parte de los nombres y los sitios. Si la primera parte era una correcta adaptación de la primera parte del libro, ésta crea un universo completamente paralelo. Nueva trama e incluso algunos nuevos personajes.
Entonces, ¿por qué hacer una película que no tiene nada que ver con la obra? Para vender entradas, supongo. Saben que solo unos pocos ingenuos vamos a querer leer el libro (o al menos conocer la historia), por lo que es mucho más simple hacer una historia mucho más simplona pero con un título conocido. Imagínate que hicieran una película llamada "Harry Potter" que habla de un niño que va a Hogwarts y tiene que derrotar a un elfo malvado y otras aventuras que no tienen nada que ver con los libros. Si hubieras leído los libros y fueras a verla, estarías decepcionado, supongo. Pues más de lo mismo aquí.
Me pregunto, ¿hacia dónde vamos? ¿Vamos a hacer películas de poca monta pero ponerles títulos famosos y nombres conocidos a los personajes para atraer a cuantos más ingenuos mejor? Siempre hemos visto como el cine adapta libros de ficción y biografías para hacer la historia más atractiva visualmente. Es comprensible, pero hasta a un cierto punto. Llegado a un punto, ¿de qué sirve adaptar tanto algo si al final hay más invento que otra cosa? Si "Blonde" (Andrew Domink, 2022) es, como dice una crítica de FilmAffinity, una "ficción biográfica", aquí estamos ante una ficción de ficción. Adaptar biografías u obras de ficción no es nuevo, en absoluto. El problema es que esto se nos está escapando de las manos y, lo que empezó como una benevolente técnica para hacer las películas más visualmente atractivas, se está convirtiendo en una técnica de markéting pura y dura.
Si intento no comparar el libro con la película, tampoco mejora mucho la cosa. La trama es básica y poco consistente. Las escenas de acción, coreografiadas a más no poder, están siempre filmadas en un primer plano rapidísimo y visualmente horrible. Los personajes son planos, incluso comparados con la primera parte: Milady y el Cardinal Richelieu, personajes interesantes en la primera parte, no aportan la complejidad que sus personajes podrían aportar. Algunos actores se salvan (D'Artagan/Civil, Athos/Cassel), pero poco más.
31 de enero de 2024
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas hace un año recibíamos en cines españoles ‘Los tres mosqueteros: D'Artagnan’, un soplo de aire fresco ante las grandes franquicias de Hollywood que tomaba uno de los clásicos de la literatura francesa y lo convertía un blockbuster modesto pero muy divertido, adecuando la obra a una narración fraccionada en dos episodios rodados a la vez. Ahora llega la prometida segunda parte, ‘Los tres mosqueteros: Milady’, que está centrada en el personaje titular de Eva Green.
Pocas sorpresas para los que no conectaran con la anterior entrega, dado que esta continuación no es tanto una secuela como una extensión, es decir, da la impresión de que todo el aparato de producción ha funcionado a la vez, ya que cuenta con el mismo director, Martin Bourboulon, y tan solo se ha incorporado un guionista, Matthieu Delaporte, para completar el dúo original. Misma música, misma fotografía y equipo, todo en pos de una consistencia visual que no hace diferencias entre una y otra.
La gran diferencia es el momento argumental, en el que ahora hay un complot enrevesado para llevar a Francia a la guerra, explotando una traición por parte de los hugonotes para derrocar al rey Luis XIII (Louis Garrel) y el juego de secretos y la búsqueda del principal conspirador, que no es quien parece. Los tres héroes, Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), regresan a sus andadas, en esta ocasión sin los clásicos sombreros de pluma, investigando entre filas del ejército para descubrir qué está sucediendo.
Mientras tanto, D’Artagnan quiere a toda costa rescatar a su amada, Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), mientras su encuentro con Milday revela algo oscuro en el pasado de Athos. Todo un despliegue de fichas de dominó que tienen suficientes vueltas de guion, sorpresas y giros como para completar un par de temporadas de algunas series concebidas para streaming, aquí un ingrediente esencial que demuestra que otro tipo de blockbuster es posible.
Acostumbrados a la habitual estructura de zonas de valle y zonas de espectáculo de muchas películas de Hollywood, parece que los engranajes del guion se han limitado a crear escenas de conversación y plan para las siguientes fases de movimiento, casi como si la única consecución posible fuera ver planear a los personajes su siguiente movimiento y luego llevándolo a cabo, sin embargo, ‘Los tres mosqueteros: Milady’ no deja que la trama repose.
Hay espacios de oxígeno y de conversación, pero siempre hay alguna revelación, algo perfectamente hilado que florece de forma orgánica en algún momento inesperado, encajando esas escenas con la acción sin apoyar el entretenimiento exclusivamente en la pirueta, que aquí vuelve a estar muy pegada a la tierra, evitando grandes tomas de efectos especiales y asimilando la tradición de las viejas películas de espada y trabuco.
Conserva esa suciedad que en la anterior entrega parecía asimilarse a ‘Juego de Tronos’ pero que aquí ha tomado una vía más verbenera y afín al espíritu de los libros, de lo que también mantiene ese aspecto de folletín, la concentración de subidas y bajadas conforme los capítulos se iban entregando semana a semana, con un gusto por lo que ahora llamamos el clifffhanger que se va también hasta la última escena, que hace soñar con una ‘Veinte años después’ o más aventuras en el mismo momento, pero que dejan la sensación de que esto da para mucho más.
Quizá esa sea la gran virtud y la gran pega de esta dupla de adaptaciones, en la que un capítulo más podría retorcer aún más la madeja y dar el último salto mortal. Deja la impresión de que pudiera haber una serie pendiente —la factura sí que tiene un punto de televisión— o algo más. De cualquier forma, si no es una continuación a esta ‘Los tres mosqueteros: Milady’, si el director se atreve con ‘El conde de Montecristo’, este “Dumasverso” estará en buenas manos.
Puntuación: 7 sobre 10.
Pocas sorpresas para los que no conectaran con la anterior entrega, dado que esta continuación no es tanto una secuela como una extensión, es decir, da la impresión de que todo el aparato de producción ha funcionado a la vez, ya que cuenta con el mismo director, Martin Bourboulon, y tan solo se ha incorporado un guionista, Matthieu Delaporte, para completar el dúo original. Misma música, misma fotografía y equipo, todo en pos de una consistencia visual que no hace diferencias entre una y otra.
La gran diferencia es el momento argumental, en el que ahora hay un complot enrevesado para llevar a Francia a la guerra, explotando una traición por parte de los hugonotes para derrocar al rey Luis XIII (Louis Garrel) y el juego de secretos y la búsqueda del principal conspirador, que no es quien parece. Los tres héroes, Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), regresan a sus andadas, en esta ocasión sin los clásicos sombreros de pluma, investigando entre filas del ejército para descubrir qué está sucediendo.
Mientras tanto, D’Artagnan quiere a toda costa rescatar a su amada, Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), mientras su encuentro con Milday revela algo oscuro en el pasado de Athos. Todo un despliegue de fichas de dominó que tienen suficientes vueltas de guion, sorpresas y giros como para completar un par de temporadas de algunas series concebidas para streaming, aquí un ingrediente esencial que demuestra que otro tipo de blockbuster es posible.
Acostumbrados a la habitual estructura de zonas de valle y zonas de espectáculo de muchas películas de Hollywood, parece que los engranajes del guion se han limitado a crear escenas de conversación y plan para las siguientes fases de movimiento, casi como si la única consecución posible fuera ver planear a los personajes su siguiente movimiento y luego llevándolo a cabo, sin embargo, ‘Los tres mosqueteros: Milady’ no deja que la trama repose.
Hay espacios de oxígeno y de conversación, pero siempre hay alguna revelación, algo perfectamente hilado que florece de forma orgánica en algún momento inesperado, encajando esas escenas con la acción sin apoyar el entretenimiento exclusivamente en la pirueta, que aquí vuelve a estar muy pegada a la tierra, evitando grandes tomas de efectos especiales y asimilando la tradición de las viejas películas de espada y trabuco.
Conserva esa suciedad que en la anterior entrega parecía asimilarse a ‘Juego de Tronos’ pero que aquí ha tomado una vía más verbenera y afín al espíritu de los libros, de lo que también mantiene ese aspecto de folletín, la concentración de subidas y bajadas conforme los capítulos se iban entregando semana a semana, con un gusto por lo que ahora llamamos el clifffhanger que se va también hasta la última escena, que hace soñar con una ‘Veinte años después’ o más aventuras en el mismo momento, pero que dejan la sensación de que esto da para mucho más.
Quizá esa sea la gran virtud y la gran pega de esta dupla de adaptaciones, en la que un capítulo más podría retorcer aún más la madeja y dar el último salto mortal. Deja la impresión de que pudiera haber una serie pendiente —la factura sí que tiene un punto de televisión— o algo más. De cualquier forma, si no es una continuación a esta ‘Los tres mosqueteros: Milady’, si el director se atreve con ‘El conde de Montecristo’, este “Dumasverso” estará en buenas manos.
Puntuación: 7 sobre 10.
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