Calle sin retorno

Otra adaptación del maestro de la novela negra David Goodis,la película no esta mal tiene un buen arranque y el tratamiento de la violencia y el racismo están bastante bien planteados, eso si se nota que la película se rodo con pocos medios y eso que Fuller era un experto en rodar con poco dinero, lo que menos me gusta es la pareja protagonista, a Keith Carradine no le pega mucho el papel, ( eso que es un gran actor) ,y la chicaValentina Vargas es bastante mala actriz, los demás no están mal, la escena onírica del caballo la verdad sobraba

El director Sam Fuller, nos ofrece un thriller muy personal bastante alejado de las convenciones de este género, impregnado de un gran romanticismo. La primera parte de la película (que empieza de un modo bastante abrupto e impactante) está destinada a contarnos los motivos por los que un antiguo cantante de éxito, se ha convertido en un vagabundo y sólo es ya avanzada la cinta cuando comienza la parte propiamente de acción y thriller. La película tiene un clima claustrofóbico y escenas de gran violencia, pero sin embargo está llena de un gran romanticismo que le confiere una dimensión trágica y transcendente. El film reflexiona sobre la superficialidad y frivolidad del mundo de la fama, la corrupción, el racismo (la película hace varias anotaciones sobre el racismo que hay en la sociedad, empezando en el propio cuerpo de policia), y el verdadero amor. En definitiva, la película transmite un atmósfera extraña, enrarecida, triste y sórdida pero llena de lirismo.

Se mire por donde se mire, película floja tirando a mala, de esas que por mucha voluntad que le pongas hace tufillo a domingo por la tarde en el sofá, de esas que si te pierdes diez minutos porque cerraste los ojos mientras llegaba a tu cuerpo el merecido momento de la siesta piensas que tampoco pasa nada, que no haber estado pendiente durante diez minutos no supone perderte nada importante. Si le pones el esfuerzo que no se merece y eres benevolente, le pones un diez y vienes aquí a teclear sobre la vida y obra de Samuel Fuller, el cine negro, la recreación de atmósferas insanas y la crítica social.

Por escribir podemos hasta afirmar que es una obra maestra. Pero no, es floja tirando a mala desde su propio guión, que se inicia con un voluntarioso flashback y torpeza tras torpeza vemos a Carradine pasar de guapo guaperas gritando a pelo en el escenario a convertirse en un neófito alcohólico que planta cara al más poderoso gremio del crimen. Estupidez tras estupidez, policías en una comisaría ridícula, malos ridículos y un final de gritar basta. No, tampoco quiero que me arranquen los ojos, pero este cine ochentero, más mal me sabe a mí que a nadie decirlo, es para salir corriendo.