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Sun Scarred

Drama. Acción Tras un duro día de trabajo en el despacho, el señor Katayama se dirige a su hogar para celebrar su cumpleaños junto a su mujer y su pequeña hija. Sin embargo, a medio camino repara en un grupo de adolescentes que están agrediendo a un vagabundo... (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendentemente poco conocida película del inefable Miike, teniendo en cuenta que además ya era relativamente famoso por esta época y que está protagonizada por su actor fetiche, Sho Aikawa (haciendo el papel de su vida, su mirada corta la respiración). Para que luego digan que ahora "se ha vuelto maduro" con su díptico de samurais, el de Osaka ya había dado muestras de poder perfectamente hacer una película tratando temas complejos sin echar mano de la caricaturización. Su omnipresente humor negro está aqui desaparecido en combate, y la violencia carece del componente meramente estético y bufonesco tan típico en él. Todo lo contrario, aqui las hostias duelen de verdad, pero no son para nada lo único que hace que nos removamos por dentro.
La historia parte de una premisa sencilla, ¿que harías si ves que se está cometiendo una injusticia y tienes poder en tus manos para detenerla? La película por fortuna no hace en ningún momento juicios de moral, Es terriblemente objetiva, no nos lleva a empatizar con su sufrido protagonista, nos desliza seca y tajantemente hacia su tormento existencial y por el camino abre el debate como quien cercena un miembro. ¿Cual es el significado de la justicia? ¿Quién tiene la autoridad ética para emitir sentencia y ejercer la fuerza? ¿Hasta que punto es lícita la venganza cuando no queda otra opción? Es una peli muy desesperanzadora, lo que podía haber caído bajo las garras del melodrama de sobremesa se convierte en un tour de force lleno de ambigüedades morales que provocarían la desesperación del pacifista más convencido. Y por el medio, la feroz crítica a los medios de comunicación, que además nos hace comprender mucho mejor la dimensión de estos hechos que tanto ocupan las portadas de sucesos de la prensa amarillista.

Ah! Y fantástica BSO, como viene siendo habitual en Miike
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
korzowei
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9 de julio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy recomendable, la violencia en este clásico de Takashi queda nivel principiante, pero a pesar de ello es una historia que sobre sale entre las muchas increíbles historias que Mike Takashi tiene para contarnos, no cabe duda que la mente de este director está completamente fuera de la norma entre los directores de este género, no es tan grotesca ni risible como sus fantasiosas Zebraman y otras por el estilo, aquí estamos frente a una obra realista que te mantiene en suspenso segundo a segundo y donde como es de esperar vuelve a demostrar un lado muy oscuro, el deseo de venganza y la desvalorización de la vida; Los niños que según se dice tienen mente de niños pero que en una cultura capitalista y sin amor, su alma se extingue y se convierte en un efímero y superfluo rio de sangre; perfecta para ver en familia sin el miedo de toparse con escenas sexuales, ni cortes transversales ni empalamientos que te perturben el resto de tu vida como a veces pasa con Miike... simplemente una trágica y sanguinaria obra de arte.
kybalion777
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14 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su tan bien establecida ley, su intachable respeto por las normas, su obsesión por lo políticamente correcto y el control que las fuerzas del orden manejan con ojo avizor sobre ella, la sociedad japonesa, como cualquier otra, también está sufriendo una preocupante oleada de anarquía y descontrol.
Los ciudadanos normales y corrientes no pueden andar tranquilos por las calles, donde los asesinatos, robos y violaciones se van sucediendo cada vez con más intensidad.

Por desgracia, ese es el podrido mundo en el que le ha tocado vivir a Toshiki Katayama, un humilde oficinista que de regreso a casa para celebrar el cumpleaños de su hija Ayano, se encuentra con unos jóvenes dando una paliza de muerte a un mendigo, con lo que decide pararles los pies. Sin embargo, la encarnizada pelea que libra ha sido con menores de edad, y la policía no puede hacer nada; a él le ha caído una represalia y ellos han vuelto a quedar en libertad.
Pero ahí no acaba la cosa, ya que uno de los chavales, Akira Kamiki, jura darle un escarmiento al hombre que le atacó y para ello le da donde más le duele, secuestrando y asesinando a su hija; años después del suceso y posterior escándalo, pues los medios lo convirtieron todo en un circo mediático, Katayama es un hombre que lo ha perdido todo. Su hija está muerta, su esposa Yoko se ha suicidado y la supuesta justicia le ha dado la espalda, pero su deseo de venganza aflora de nuevo cuando se entera de que Kamiki ha salido de la cárcel para ser reinsertado en la sociedad; sin fe en la policía ni en una sociedad que le arrebató lo que más quería se armará de valor para dar caza de una vez por todas a los criminales, por muy menores de edad que sean.

Pues una vez más, y para no variar en ello, el sr. Takashi Miike se dispone a dar otro giro a su filmografía con la que ha acabado por ser una de sus más logradas obras. A pesar de reducir su frenético esfuerzo de realizar cinco o seis películas por año, 2.006 fue muy fructífero para el nipón, como de costumbre en su ajetreada rutina; estrenó la experimental y fantástica "Big Bang Love", colaboró con Sho Aikawa en la interesante "Waru" y probó suerte en la serie de televisión "Masters of Horror" con "Imprint", aunque luego los censores prohibieran la emisión del episodio por la brutalidad del contenido.
Fue antes de que se sumergiera en el extraño mundo de los vaqueros y los samuráis con "Sukiyaki Western Django" cuando acabó encargándose del guión de Toshimichi Ohkawa, un drama de peso, descarnado y pesimista, que trataba una situación bastante triste de la sociedad: el incremento de la violencia en la población juvenil y adolescente. Para ello, Miike volvió a recurrir a Aikawa y probó algo que rompía con la dinámica de su estilo, aunque ya lo hubiera hecho anteriormente: erradicar todo rastro de humor negro y contar una historia realmente seria y profunda...y vaya si lo consigue.

Con una descorazonadora secuencia inicial semejante a la del "Violent Cop" de Kitano (o, ahondando más en la historia del cine, a la de "La Naranja Mecánica"), el director se revela más oscuro, pesimista y crítico que nunca; el Miike de las mamarrachadas de "Ichi, the Killer" o el de las idas de olla de "Gozu" o "Visitante "Q" " se esfuma para dejar sitio a su vertiente más dramática, la que visitó en "Cementerio Yakuza", condenando, con toda la crudeza posible, una situación tan delicada como es la decadencia de las jóvenes generaciones en una sociedad moderna y rebosante de tendencias pero a la vez fría y abocada a la autodestrucción. Un aspecto ya tratado anteriormente que encuentra similitudes, por su contexto y planteamiento, con la también japonesa "Confessions", de Tetsuya Nakashima.
Pero bien mirado, ¿qué es "Sun Scarred"? Ni más ni menos que la típica historia del hombre desvalido, abandonado por todos y carente de fe, que ha de tomarse la justicia por su mano, algo que llevamos viendo a lo largo de los años desde que en "El Justiciero de la Ciudad" mataban a la esposa de Charles Bronson (aunque la que nos ocupa recuerda más a "Yo soy la Justicia"). Esa es la idea fundamental: un tipo en busca de venganza y sangre, pero la dinámica de la trama está tan bien llevada y construida, los personajes son tan creíbles y el director consigue enganchar al espectador con tanta facilidad que no importa si lo que has visto ya lo has visto...el caso es que quieres volver a verlo.

Un magistral Sho Aikawa nos deleita con la que posiblemente sea la mejor interpretación de toda su carrera, casi repitiendo el papel de padre vengador que ocho años antes le vimos hacer en "Los Ojos de la Araña", de Kiyoshi Kurosawa; el espectador llega a sentir el dolor, la desolación y el agobio que sufre este personaje, con quien es fácil identificarse, e implora que mantenga su fuerza y su empeño por agarrar a los culpables. Aikawa se come la pantalla, pero no se quedan a la zaga Miho Ninagawa, Sei Hiraizumi y un tremendamente odioso Satoshi Morimoto. Por supuesto no falta en el reparto Kenichi Endo en su enésima colaboración con el director.
Retorcida, demoledora, siniestra por momentos, llena de giros inesperados, con un final absolutamente orgásmico y un espléndido trabajo de fotografía por parte de Masato Kaneko, "Sun Scarred" hará vomitar a los más liberales y a los defensores de los derechos humanos (sobre a todo a los defensores del menor), pero también se queda entre los más sorprendentes dramas jamás realizados.

Takashi Miike lo ha vuelto ha conseguir.
Chris Jiménez
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