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La doctora arma el lío

Comedia La doctora militar Eva Marini quiere unirse a un regimiento en pos de la igualdad de géneros. Así que el Coronel Farina la envía a un campamento liderado por el Coronel Fiaschetta, donde acaban los soldados más indisciplinados. Para colmo, el médico del campamento está experimentando con la tropa un excitante sexual. El regimiento está que se sube por las paredes, incluido el Coronel. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de leer la crítica del usuario pajero ese de arriba se llega a la conclusión que su triste vida sexual es idéntica a la de los reclutas de esta película, o peor.

La profesora arma el lío es una película del género de destape, como rápidamente se deduce por el cartel de la película, y además, con un poquito de experiencia que tengamos, podemos añadir que sin duda es de cachondeo, Made in Italy, con los mejores deseos de Álvaro Vitali. Se puede renegar de ella pero no está hecha para pajeros exclusivamente, era una oferta de combinación de la época: Humor-Destape. Sólo un corto de miras critica la película por el destape.

En concreto, La doctora arma el lío, es verdad, no optó a los Oscar aquel año, pero es por lo que siempre pasa, por pura mala suerte, digámoslo así. Porque no es ninguna grosería de película. ¿Qué pasa, qué las guarradas de otras películas son arte y las tonterías de Álvaro Vitali son bazofia o algo así? Pues todo en su justa medida. Alvaro Vitali no es muy agraciado que digamos y para hacer Memorias de África, por ejemplo, no creo que le eligiera nadie de protagonista, vamos, que seguro que no era el suplente de Robert Redford, por tanto el pobre tendría que conformarse con este tipo de papeles. Pero todo el mundo tiene derecho a la vida.

El caso es que todos se juntan para hacer el ganso, y llama la atención la cantidad de gente que lo hace. Hay que entender que en sus casas no cabe duda que serán personas de lo más serias, gente corriente, por lo que verlas aquí, en este campamento y en estas situaciones tan grotescas, es la primera nota del humor que se ofrece.

Luego están los destapes de la doctora frente a todo el campamento. Expuestos como si fueran accidentales pero rigurosamente necesarios para el orden y la temática de la película. Y, a continuación, las exclamaciones de todo el elenco de actores que surten de amenidad a las diferentes secuencias.

No puedo olvidar a ese centinela marcando el largo del brazo con un corte de mangas y dedicándoselo al cabo:
-¡Que te den!
Y el cabo replicando:
-¡Así se las metían a tu tía!

Sin duda, variopintos diálogos de orden castrense. ¡La disciplina será vuestra madre! Película antigua, de su época, sin más interés que el representado.
floïd blue
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27 de agosto de 2010
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que estamos solos y que nadie nos escucha, dejad que os haga una confidencia. Que quede entre nosotros: hubo una época de mi vida en la que todavía no me masturbaba. Cómo iba a hacerlo, si el sexo no existía para mí. Repartía mi tiempo entre la escuela y la calle, y las niñas eran un estorbo inútil que era mejor evitar, unos seres estúpidos y ridículos que se entretenían con miles de idioteces que no tenían nada que ver no con lo único que de veras importaba: el fútbol, las peleas, las carreras en bicicleta. Qué mundo tan feliz aquél.

Pero entonces llegó el cine. Creo haber hablado ya de ello, pero tengo que poneros en antecedentes. Crecí en los 70, en plena época del destape, y en el viejo cine de mi pueblo, que hace ya tiempo que cría malvas, nadie tenía, la verdad, demasiados escrúpulos morales. Fuera cual fuera la peli que se proyectara, nadie se interesó nunca por la edad de quien entrara en la sala. ¿Qué clase de monstruo impediría a un niño divertirse un domingo por la tarde? Así fue cómo accedí, semanalmente y por una miserable cantidad de dinero, a un programa doble de todos los géneros que por ley tenía vedados hasta los 18 años. Así fue cómo supe que las chicas podían no ser tan inútiles como aparentaban. Así fue cómo entró en mi vida toda una galería de mujeres cuyo embriagador perfume a hembra recien descubierta me ha acompañado desde entonces. Hubo muchas otras, claro, desde Gloria Guida a Ornella Muti, pero por encima de todas ellas siempre estuvo Edwige Fenech.

Podría haber elegido alguna de las pocas pelis, digamos, serias en las que la dejaron participar o alguno de los varios “gialli” en los que lució su esplendoroso cuerpo, pero eso sería un fraude. Donde yo la descubrí y admiré fue en ésta y en docenas de comedias subnormales más, todas idénticamente chuscas y zafias, con sus conciertos de pedos y eructos y sus bromas cuarteleras de almorranas y meadas y sus hostias cuadrafónicas, en la que la dulce Edwige se paseaba luciendo escote y minifalda por un campamento militar y se duchaba ingenuamente al aire libre, a la vista de una panda de reclutas en estado de perpetua erección y con menos seso en la mollera que una ameba retrasada, capitaneados por ese engendro irrepetible llamado Alvaro Vitali, el rey de los pajilleros, por cuyo sorprendente parecido con Paquirrín habrá que interrogar tal vez algún día a Isabel Pantoja. Ésa, y no otra, es mi Edwige.

El final de esta historia es lo que suele llamarse una revelación, una epifanía. Sucia, vulgar y sacrílega, sí, pero epifanía al fin y al cabo. Un día, inesperadamente y no recuerdo por qué amable giro de la providencia, cayó en mis tiernas y todavía inocentes manos un número de “Interviú”* en el que Edwige, la hermosa Edwige, esa diosa llamada Edwige, ocupaba la portada y las páginas centrales. Abrí la revista y..., bueno, qué más puedo decir. Os ahorraré los detalles innecesarios, pero digamos que mi vida, para bien o para mal, nunca más volvió a ser la misma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Normelvis Bates
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19 de agosto de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edwige, oh Edwige...
Ya setentona, todavía me pone a cien, qué prodigio de la naturaleza, qué porte, qué elegancia, qué profesionalidad, qué tet....rribles películas que estuvo obligada a interpretar para ganarse la vida algerándose de ropa...una Miss Europa o Miss Mundo, una encarnación de la Diosa Venus de cabellos morenos que en nada tenía que envidiar a la mismísima Sofía Loren...
En resumen, la musa erótica de toda una generaciòn de chavalillos menores de edad reprimidos paradójicamente en una época de apertura y liberalización sexual nunca vistas hasta entonces, los locos 70...
P.D. chisss, oye, ¿dónde puedo fichar esa "Interviú" del 78? No sabía nada que hubiera salido en bolas mi Fenech...
Garcilento
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