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El médico de Budapest

Drama Un cardiólogo es enviado a la jubilación, pero se siente perdido sin su trabajo. Regresa a su pueblo natal para trabajar como médico generalista. Este es el comienzo de su terrible experiencia: se enfrenta a la cruda realidad, que finalmente lo pone de rodillas. Pero la música tiene la última palabra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2021
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Regreso a casa

El regreso del doctor Stephanus, reputado cardiólogo inesperadamente jubilado, a su hogar natal, está lleno de reencuentros y de desencuentros. Estos desencadenan una serie de conflictos que desestabilizan el delicado tejido afectivo del pueblo. Como un Ulises de regreso a una Ítaca que no lo espera, el doctor Stephanus ha de plantearse el lugar que ha venido a ocupar.

El enfrentamiento con el alcalde (András Stohl) por la construcción del balneario parece conducirnos hacia cuestionamientos políticos similares a Un enemigo del pueblo de Ibsen. Sin embargo, en este sentido la película se queda descafeinada. El maniqueísmo con que está construido el antagonista desplaza el interés hacia lo afectivo. Sí plantea como telón de fondo importantes problemas. La corrupción, un sistema de pensiones ineficiente, el desmantelamiento de la sanidad, el envejecimiento de la población, la emigración de los jóvenes son lacras que impiden el bienestar individual y colectivo. La maledicencia termina dar la puntilla a un mundo donde no estamos seguros de que tenga cabida la honestidad.

El médico de Budapest es además una historia de amor a cuatro bandas. La profesión médica, la música, las mujeres y la amistad son los pilares afectivos del protagonista. Tres son las mujeres en el corazón de Stephanus: su esposa (Dorottya Udvaros), su novia de juventud (Ági Szirtes) y la profesora (Éva Kerekes). Su amigo de infancia (Károly Eperjes), que le acompaña y sirve de contrapunto, comparte con él algunas de las escenas más memorables.

*La música como leitmotiv

Destaca la interpretación de Brandauer, que sostiene todo el peso del relato, y que hace gala de su talento como cantante lírico en varias escenas. Resultan entrañables también el elenco de secundarios, que dotan de un gran colorido a la película.

La puesta en escena es sencilla y coherente con la historia que cuenta. Tiene una estupenda banda sonora en la que sobresalen piezas operísticas y clásicas que maridan notablemente con el paisaje emocional de los protagonistas.

*Conclusión d

El médico de Budapest es una historia sencilla que nos habla sobre honestidad, pero también sobre afectos y vocaciones tardías. Su planteamiento, a priori manido, nos ofrece, sin embargo, un visionado muy agradable gracias, sobre todo, al talento interpretativo de Klaus Maria Brandauer.

Escrito por María Zapata Clavería
Cinemagavia
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10 de agosto de 2021
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Oscar István Szabó cuenta en su haber cinematográfico largometrajes como Mephisto, Colonel Redl, Hanussen (El adivino), y es uno de los cineastas húngaros más aclamados.

Klaus Maria Brandauer, protagonista absoluto del film, es uno de los actores de prestigio internacional gracias a Memorias de África, una obra que ya forma parte de la historia del cine, y por la que fue merecedor de un Globo de Oro en 1986, al mejor actor de reparto.

El médico de Budapest es un título hecho a la medida de Brandauer. En la película aparece desde el principio hasta el final y da una auténtica lección interpretativa.

Su mensaje hay que tenerlo muy en cuenta, especialmente, en individuos que han desempeñado un papel preponderante en su quehacer profesional y que, en un momento determinado, y por supuesto impensable, hayan debido renunciar al desempeño de su misión de forma definitiva. Con toda seguridad, son momentos en los que se precisa una fuerza de readaptación inequívoca y, por supuesto, un apoyo generacional de indudable valor.

En la trama, tienen gran fuerza las frecuentes conversaciones, en el lago rural, entre el sacerdote de la villa y el doctor, aunque las posibilidades médicas de la villa y sin la ayuda de un equipo adecuado son realmente escasas. Finalmente, su afición a la música, uno de sus placeres, le proporciona una nueva visión de futuro en aquel mundo incierto, donde su verdadera pasión, la medicina, desaparece de sus actividades diarias.

El médico de Budapest es un film de fácil lectura, con un fondo muy importante de cara a un futuro generacional.

www.contraste.info
Revista Contraste
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18 de agosto de 2021
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas son las dos ideas más obvias que uno tiene tras ver esta bella y poética película. Ese lago, donde nuestro protagonista y su amigo el cura, pescan y se sinceran, es la Itaca de sus vidas. Ambos, tienen deudas con sus vidas, con el desarrollo de las mismas. Ese lago hermoso, melancólico, al que aparentemente no pica nunca un pez, pero permite baños accidentales, charlas profundas y frívolas y el volver a unir a dos personas que ciertamente, han estado siempre unidas por el hilo rojo del destino, es un sitio al que todos deberíamos ir.
Luego están otros argumentos, la vieja política de los pueblos, el poder de los caciques con traje nuevo pero con la misma distancia de la puerta a la mesa, para indicar que uno se enfrenta a un ser poderoso... el poder de la rumorología y su trágico devenir cuando es manipulado, la fragilidad de almas heridas, la tiranía de madres que creen que los hijos "deben" cuidar de ellas sin más, sin dar, sin comprender.... el amor libre de la mujer que sabe dar su espacio a su pareja y... el poder de la música... Esa es parte de la magia de esta película. Esa suite de Bach, interpretada bellamente por el coro de niños, con los pies en el agua para ver si sienten el fluir de la vida tal y como el personaje central la ha descrito.
Obviamente en la película, hay un trasfondo político de cómo es la situación Húngara, pero es un tema que no domino y no voy a meterme... a mi, me ha parecido una estructura política y social que no está muy lejos de algunos pueblos de nuestro país. Todavía vigentes valores muy retrógrados y dictatoriales, intereses económicos y estrechez de miras.
Szabó no es la primera vez que me encanta... lo hizo con Meeting Venus (de nuevo la música) y Being Julia. Fantásticos y soberbios los actores; Klaus Maria Brandauer, Karoly Esperjes (el cura), Andràs Stohl (el alcalde), la adorable profesora de canto Eva Kerekes.... todos me parecen trabajos espectaculares.
Querría viajar a ese lago y sentir la intensidad de la vida...
Abril Expósito
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9 de mayo de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos lo comentó un buen amigo que durante muchos años fue jefe de cardiología en un importante hospital. El día que te jubilas dejas de ser alguien en el mundo profesional.
Y cardiólogo en un hospital de Budapest es el Dr. Stephanus (Brandauer). Una visita a su pueblo natal y la "sugerencia" de su madre hacen que decida volver allí para ejercer la medicina generalista pues carecen de médico.
Es curioso, ayer mismo saltaba la noticia, los nuevos médicos internos residentes españoles desprecian la medicina de familia dejando más de doscientas plazas sin cubrir. Prefieren especialidades mejor remuneradas lejos del mundo rural.
Atrás ha quedado que "Al médico, al maestro y al notario, todos los respetan en los pueblos".
Stephanus va a recorrer el camino inverso. Una vuelta a sus orígenes donde le esperan viejas amistades y viejos problemas. Ya lo dice el refrán: "Pueblos pequeños, infiernos grandes".
Una deliciosa película que toca con delicadeza temas como el de la vejez, el caciquismo rural, el alcahueteo, las "asignaturas pendientes" que dejamos sin aprobar, los amores de viejos ... amores pendejos para sentencia.
También el contraste entre la asistencia sanitaria en las grandes ciudades y en los pequeños pueblos o ciudades provincianas. Tema asimismo más actual de lo que parece, en Hungría como en la España vaciada.
Y todo con una preciosa banda sonora que mezcla interpretaciones operísticas con un grupo coral escolar que recuerda a "Los niños del coro".
Hay que reconocer que el guion tiene auténticos boquetes. Nos muestra un pueblo con ancianos y niños ... y todos sabemos que estos son los primeros que desaparecen con la emigración. Tampoco es muy de recibo el mangoneo cascarrabias de la madre del médico, ni que pase de largo el enigmático anciano barbudo del banco del parque ...
Pero la realización nos trae personajes deliciosos. El mismo doctor y las tres mujeres que lo rodean, la prepotencia fatua del alcalde, los pacientes en general. Pero sobre todo el sacerdote y amigo de infancia del médico, el P. Kristóf (Eperjes), sus conversaciones pescando en el río, aunque el baño resulte un tanto forzado, la toma de conciencia que traslada finalmente a sus sermones, como la ingenua excusa a los niños tras romper unos recipientes jugando al fútbol con ellos: "Vamos a disculparnos. -Si yo no he sido. -Así ves como se hace".
Una maravillosa película con excelentes interpretaciones que se acerca con ternura a temas de gran calado que tienen hoy plena vigencia, como es el envejecimiento de la población y las dificultades y limitaciones del mundo rural.
No se la pierdan.
Lafuente Estefanía
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8 de julio de 2023
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Estamos frente a una película sin estridencias, sin ruidos, sin sustos, sin grandes acontecimientos. La historia de un hombre que llega a la madurez y le acontece la jubilación. Momento para rememorar el pasado y construirse un "futuro". No hay grandes acontecimientos, ni escándalos sonados, no digamos tiroteos. El guíón va desgranando situaciones que nos ponen perfectamente en situación de lo que pasa. No se puede decir mas con menos.
Y lo que pasa es el enfrentamiento entre la conducta consecuente del protagonista, y algunos personajes que aparecen y desaparecen, y la conducta soterrada de los calumniadores. Parece que se vuelve a nuestra Edad de Oro. la honra.
Nada qure no le pase a todos en una postura o en la otra. Una lección de vida.
La realización es correcta y el ritmo cinematográfico acorde con lo que se narra. No hay prisa pero no hay pausa. Cada secuencia es la pincelada principal y significativa de la vida del protagonista. Lo que la va a condicionar. Entre otros encuadres de la vida virtuosa está el coro de niños y el lago. De la vida corrompida, las tertulias y miradas.
Una película así de simple sólo se puede mantener con interpretaciones magistrales Las del protagonista, la directora del coro y la madre lo son. La de la compañera del alcalde, muy breve, también. No se puede decir tanto con tan poco. Y punto y aparte para la ayudante de enfermería que hace una presentación magistral Eso hay que verlo..
El hombre del banco es el observador que nos mira a todos. Pura simbología.
Brunodos
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