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El pirata y la dama

Aventuras. Romance En Inglaterra, durante la época de la Restauración, una mujer de acomodada posición se enamora de un apuesto pirata francés, culto y hasta filósofo y abandona a su marido para vivir todo tipo de aventuras junto a su amado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por nota
22 de julio de 2009
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de El Pirata y la dama es hablar de muchas cosas. Es inevitable hacerlo de Mitchell Leisen, un director que hizo ganar muchísimo dinero a la Paramount con sus películas pero al que se le ha negado el reconocimiento de la popularidad. Director de las pequeñas cosas como me gusta llamarlo después de haber visto Recuerdo de una noche, En las rayas de la mano, Comenzó en el trópico y esta aventurera película, Leisen es un excelente realizador que ofrece al público lo que a este le gusta. Ese y no otro es el secreto de su éxito y de sus taquillas.

También es hablar de las novelas de Daphne du Maurier, escritora cuyo recuerdo cinematográfico se asociará per secula seculorum de forma inevitable a Rebeca, aquella maravilla "compartida" por Don Alfredo. Seguramente Frenchman´s Creek no será su mejor novela, aunque para emitir dictamen deberíamos leer el original y no limitarnos al film. Lo digo por las moralinas finales tipo Casablanca cuyo ajuste a las ideas de su autora es, cuando menos, discutible.

Mencionemos también a dos actorazos como Basil Rathbone y Nigel Bruce, pareja consolidada con domicilio habitual en Baker Street, pero que aquí arrinconan violines, crímenes, deducciones y otros elementos del mismo jaez para sumergirse en aguas aventureras. Esta es la única vez que ambos actores compartieron cartel, excepción hecha de su comunidad Holmes-Querido Watson.

¿Que decir de Joan Fontaine? Bueno, no quiero entrar en conflictos familiares ni comparativas por lo que hace al talento interpretativo. Solo diré que el color le sienta bien y que da la impresión de ser más bella que artista, al menos por lo visto en su papel de damita aburrida demasiado desatendida por un marido probablemente noble pero ciego en lo que a mujeres se refiere. El valor aventurero más que demostrarse se presume.

Y hablando, hablando, digamos que Arturo de Córdova da el pego como pirata francés, aunque su imagen sea más latina que gala. Las productoras quisieron encasillarle en este tipo de latins lovers aunque sus trabajos fuera del México lindo y querido fueron escasos.

Por último, reconocer la justicia de un Oscar a la mejor decoración en color. Realmente las escenas del buque pirata sobre las aguas del río son una alegría visual.

Conclusión final: El Pirata y la Dama encaja muy bien dentro de ese tipo de cine donde priman el entretenimiento, la aventura, el romance y ciertas dosis ajustadas de comedia. Es cierto que el giro convencional dado a la historia fue una rendición a los códigos de moralidad al uso, pero aún así la película tuvo su público e incluso ahora se ve con agrado. Eso sí, arrinconemos las exigencias.
FATHER CAPRIO
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16 de agosto de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrido disparate fílmico que desdice del excelente ritmo habitual en las comedias de Leisen,
no llegando a encontrar en el relato el punto entre las sugerencias de historia de aventuras, comedia, melodrama... y acaba quedándose en nada, también para sorpresa de los conocedores de otras novelas de Daphne du Maurier, autora de melodramas góticos tan efectivos y de tanto éxito -también en sus versiones fílmicas- como 'Rebeca' o 'Mi prima Raquel'.
ante tanto despropósito, no queda sino quedarse con la parte visual, que es deslumbrante, tanto por los valores de producción -maravillosa música de Victor Young- como por el exquisito gusto de -ahí si se ve la mano de Leisen- fotografía, escenarios naturales, decorados y vestuario, y con el encanto de un reparto de excelentes actores secundarios, esencialmente ingleses, encabezado por una Joan Fontaine que nunca ha estado tan guapa y 'tan dama', ni ha derrochado tanto poderío de peinados y modelazos, y un Arturo de Córdova que demuestra su versatilidad, pues da casi tan bien como pirata romántico como lo hacía en su personaje habitual de supremo galán del melodrama mexicano -insuperable en 'El', de Buñuel-.
cabe apuntar que he visto la película con un doblaje moderno muy malo, y la posibilidad de que la versión original puede añadir algún punto positivo al conjunto.
quelcielomejuzgue
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8 de enero de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí tenemos, por fin, al pirata de Espronceda, (ya saben: "que es mi barco mi tesoro..."), explicitado de forma nítida en una maravillosa secuencia cena, romántica pero muy extraña. Este piratón se jacta de su desprecio a las convenciones en una frase más prosaica, pero que toca los cojones: "quien lleva una vida vulgar en este mundo se convierte en la pieza de un sistema". Ya iba yo a cagarme en él, bien jodido por ser una más de esas piezas, cuando me fijé bien en su aspecto. ¿Arturo de Córdova? ¡Ja! ¡De Samarkanda, por lo menos, por esos delirios kitsch que le han endosado por vestimentas! Llamaría la atención hasta en la fiesta del orgullo gay.
En fin, una película absolutamente delirante, una pura locura que iba como reclamo de una insólita liberación sexual femenina y se queda en conservadora apología de mamá en su hogar, (no podía ser menos, teniendo hijos la dama, ya caía mal el olvido en que los tenía). Aunque los momentos de acción producen rubor, quedan verdaderas alucinaciones: una primera media hora de ensueño, con ese viaje al viejo manor familiar lleno de polvo, el criado Kellaway, la lujuria de las mujeres de Cornualles, varios momentos de un ridículo delicioso, (a la cabeza los que protagoniza el gran Basil Rathbone)...y esa loca cena en que muchos nobles sedientos de venganza acaban borrachos e inoperantes, una de las mejores escenas de la película.
De Córdova, ya lo he dicho: su primera aparición con medio torso al aire puede pasar a la antología de delirios del séptimo arte. Joan Fontaine está bella, pero tontísima en gestos que se hacen demasiado obvios. Se le suma a lo anterior unas imágenes bellísimas y ya tenemos otra de esas malas películas que es casi imprescindible ver. Paradoja no tan inhabitual.
berenice
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19 de abril de 2024
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No llegarán a diez los cañones de la "Gaviota", una nave blanca inmaculada que parece de la Cruz Roja, mandada por Jean Benoit (Córdova), capitán pirata con escasa pinta de filibustero.
Extraña cinta de piratas franceses que van al corso a Cornualles. Ni ojos con parche, ni ganchos por manos, ni patas de palo. Más parecen filósofos o cortesanos que bucaneros, "Sin pasado, sin futuro, vivir intensamente el presente".
El meollo es el enredo amoroso que mantiene el pirata con Dona (Fontaine) merced a los oficios celestinescos de un astuto criado, William (Kellaway).
Historia muy poco creíble con un guion convencional y una realización que desatiende a los personajes para centrarse en las aventuras, en la belleza de Fontaine y en la astucia de William. No parece Córdova una buena elección para el papel de pirata.
Excelente el colorido, vestuario y ambientación. Bien descrita también la estulticia de la rancia aristocracia británica que soporta la cuerna con deportividad.
Digna cinta de aventuras propias de otros tiempos que de vez en cuando, viento en popa a toda vela, conviene revisar.
Lafuente Estefanía
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30 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama que te hace llorar pero de pena y cólera, podría ser el peor melodrama en technicolor, quisiera empezar confesando que realmente disfrute sus primeros 15 minutos, para después irse a pique por un acantilado, un drama ridículo, un guion mediocre, actuaciones de pena, Joan Fontaine lo intenta, Basil Rathbone sale airoso, de los demás mejor me muerdo la lengua. Un Pirata que más parece Corsario, un barco pirata pulcro y blanco como un crucero, si eso no fuera suficiente con una tripulación de lo más aseada, vestidos exageradamente holgados, parecen necesitar entalle, para colmo los aristócratas no desbordan un mínimo de clase, todo un desastre de utilería y casi me olvidaba una que otra tomadura de pelo.

Recreación de la novela de Daphne du Maurier llamada Frenchman's Creek, romance francés para una socorrida británica Joan Fontaine, que fuera cedida por David O. Selznick, un idilio impresentablemente adultero y prohibido, lo mejor la fotografía se puede apreciar una Joan Fontaine radiante, escenografías del siglo XVII, con Rathbone y Bruce pensé encontrarme en un gran caso imperial, al estilo "Holmes y Dr. Watson".

Tengo que decirlo, en la rivalidad con su hermana eran agua y aceite, pero es su hermana quien ostenta la mejor filmografía de esas perdurables.

Remakes Frenchman's Creek 1941, 1944 y 1998.
John
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