Haz click aquí para copiar la URL

Un toque de violencia

Drama Dahai, un minero exasperado por la corrupción de los dirigentes de su pueblo, decide pasar a la acción. San'er, un emigrante, descubre las infinitas posibilidades que le ofrece su arma. Xiaoyu, recepcionista en una sauna, no soporta más el acoso de un cliente rico. Xiaohui pasa de un trabajo a otro en condiciones cada vez más degradantes. Cuatro personajes, cuatro provincias, una reflexión sobre la China contemporánea: una sociedad con ... [+]
1 2 3 4 5 6 8 >>
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
7 de mayo de 2014
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un toque de violencia de Jia Zhangke es una demoledora crítica a la evolución China, a su crecimiento económico, tal descomunal en los últimos años, donde el progreso convive con las tradiciones, pero la transformación de sus habitantes no va a la par, y menos aún el entorno político y moral, y para ello utiliza cuatro historias inconexas, violentas, en su justa medida, sin llegar a los excesos, bien trazadas y desarrolladas, donde el propio espectador puede cavilar y ser el propio juez del entorno general, siendo consciente de los más íntimos pensamientos de sus protagonistas.

China ha pasado en unos pocos años de la opresión socialista roja (rojo de política) a una abertura económica roja (rojo por el color del dinero), pero sus tradiciones, su moralidad, han sido arrolladas por las grandes industrias y la corrupción política, algo común en todos los países desarrollados, pero lo qué en estos países se ha tardado incluso más de un siglo en alcanzar su desarrollo actual, a la par de la evolución de las leyes, en China ha sido solo en una docena de años, lo cual ha hecho que se estanque en aspectos básicos, dejando huérfanos a los más indefensos, al pueblo, el que verdaderamente al final carga con toda la miseria y el trabajo, y por supuesto las penas.

La película, de una calidad notable, es un claro ejemplo de creación y destrucción, la eterna lucha del bien contra el mal, del individuo, joven o viejo, sin importar la edad, incapaz de adaptarse, perdido en la maraña socio-económica de un país en progreso.

Otro punto a destacar, y es interesante, es la fotografía, gris, tremenda e impactante, fijaros en los planos, los exteriores, todos feísimos, horrorosos, humanos inertes, puentes a medio construir, ciudades sin vida, carreteras destartaladas, edificios monótonos, calles muertas, viento, polvo, suciedad, podredumbre y fábricas qué destruyen el entorno, todo ello, en una China acostumbrados a tener los paisajes más bonitos del mundo entero, qué siempre han cautivado, aquí vemos la China capitalista, la futura China, carente de color y esperanzas.

Hay que verla, hay que saborearla, el cine chino evoluciona y esta película es un punto de inflexión para muchas otras que vendrán, donde el individuo, su drama personal en una sociedad moderna, será el personaje principal, alejándose de los tópicos (Kung-fu, Wuxia y Triadas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ranxomare
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de agosto de 2014
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gigante chino nos enseña sus miserias.
Como una tonelada de hormigón armado aplastando tu cabeza, como un tren monstruosamente sobrecargado y descarrilando, como un puñetazo en toda la cara, brutal, sin aviso, porque sí.
De fondo queda la denuncia del capitalismo comunista; engendro boyante, prosperidad sin control, potencia mundial desmadrada e imparable.
En primer plano tenemos un deslumbrante ejercicio de estilo; contundente, rotundamente bello; seco y salvaje.
Corrupción, prevaricación, saqueo, nuevos ricos, mafiosos de medio pelo, putas por todas partes, asesinos, miserables...; todos ellos unidos en la "construcción" de un país-imperio, hasta arriba de aeropuertos, viaductos, puentes... y demás elefantiasis ladrillera.
Metálica, gélidamente sórdida; una mirada implacable para retratar un vacío siniestro y cruel, una vuelta a la jungla, a un futuro distópico en tiempo real, una pesadilla de gentuza rica y pobre gente, un paraíso de oportunidades, de estafa; saturado de cafres, patanes y sátrapas; un horror.
Y "celebración" de la violencia, estéticamente hermosa y moralmente significativa, sirve para todo, ajusta cuentas, restaura heridas, somete vidas; omnipresente en esta historia, espeluznante, abrupta y ominosa.
No es una película sutil ni sofisticada, es otra cosa, un poema de guerra, un alarido sordo, una pintura brutal y abstracta, una gozada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de octubre de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que llama la atención del espectador cinematográfico es saber que la película que va a ver está basada en hechos reales. Lo más significativo de las cuatro historias que conforman Un toque de violencia es que están sacadas de las redes sociales chinas, donde tuvieron una gran repercusión. El descubrimiento de las mismas llevó a su director, Jia Zhang-ke, a reunirlas para hacer una sola película.
Las cuatro historias nos introducen en el clima de violencia que se está dando actualmente en China, debido a los cambios bruscos que están teniendo lugar en el país: cambios económicos, sociales… que chocan de frente con la China más tradicional, que en muchas ocasiones es también la China rural. Cada una de ellas está ambientada en un lugar diferente, y toca un tema distinto.

La primera historia nos habla de la corrupción política y de la perdida de la moral de las personas cuando hay dinero de por medio. La segunda, quizás la más floja de todas, nos permite seguir los pasos de un mafiosillo insensible de medio pelo. La tercera nos cuenta cómo los prejuicios y la violencia pueden atentar contra la dignidad de una persona, concretamente contra la recepcionista de un local de masajes. Y la última trata sobre la soledad y la autodestrucción. El vínculo entre estas historias es prácticamente nulo, los personajes no se conocen, ni viven en los mismos lugares, y si hay algo que les une, es la violencia. La violencia que desencadena más violencia, sobre todo si se ejerce sobre una persona que parece débil e indefensa.

Las escenas de violencia han sido rodadas con frialdad, mostrando lo que otros no se atreven, desde un rostro desintegrado por un escopetazo hasta el humo de una fábrica contaminando lo que antaño sería un hermoso paisaje. Sin duda, es una película visualmente poderosa. La fotografía es impecable, y se centra en mostrarnos lo feo, lo inerte, lo condenado…

Un toque de violencia es el film más directo del director chino. Si bien es cierto que se mantiene en su línea de rodar dramas sociales, enmarcados en la dicotomía entre la ciudad y el campo. Esto puede verse en Pickpocket, Placeres desconocidos, Naturaleza muerta. Siendo esta última una de las más aclamadas hasta la fecha. Sus personajes vagan errantes, insatisfechos y sin ilusión, y en el caso de Un toque de violencia, desesperados.

Con su estilo casi documental narra como China se beneficia supuestamente del crecimiento económico. Su experiencia personal invade la película. En primer lugar, por el tono documental (habitual en él) y, en segundo, por la influencia del wuxia. El título original, A touch of sin, hace referencia a A touch of zen, película de 1971 del realizador King Hu, quien fue uno de los directores que más aportaciones hizo al género de las artes marciales. En general, la relación con el wuxia es más metafórica que estética: los personajes toman las armas para aplicar su propia ley, su propia justicia.

Jia Zhang-ke se arma igual que sus personajes, pero en su caso, lo hace con el escepticismo y la amargura. Ofrece su propia visión de la China contemporánea, alienada y perdida entre tanto cambio. Un toque de violencia no es una película de visionado fácil, tanto por su ritmo, al que no está acostumbrado el público occidental, como por su crudeza. No hay grandes discursos, ni finales épicos, solo la sensación de haber visto algo terriblemente real.
Woman On Fire
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de agosto de 2014
23 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué tienen las dictaduras comunistas que cuando las critican se toma siempre – por (casi) todo el mundo – como una censura del capitalismo? Qué arte maléfico y retorcido el de impermeabilizarse contra cualquier reproche, juicio o censura, tirando balones fuera, como si no los estuvieran criticando por lo que son o por cómo son, sino por lo que han dejado de ser (esa esencia comunista prístina e inmaculada) o por lo que aspiran a llegar a ser algún día. ¡Menuda ceguera más recalcitrante la de no saber encajar la reprobación y desviar siempre la atención hacia los otros, los demás, lo extranjero o lo que no se acepta porque, se concluye, que todo lo tóxico es ajeno y lo propio ni está podrido ni puede llegar a estarlo jamás!

Causa cansancio y fatiga este automatismo fanático y doctrinal que no me deja de maravillar por su unánime prevalencia, sobre todo en el así llamado ‘mundo occidental’. Qué fatiga y vergüenza ajena supone soportar las loas, ditirambos o diatribas a una película por los motivos o causas anecdóticas o secundarias, sin entrar en el meollo de la cuestión. Es decir, ¿se trata de una buena o mala película, independientemente de la instrumentalización a la que se la quiera someter? Y en este caso estamos ante un fallido intento de usar la violencia como vehículo exclusivo de unas escenas deshilvanadas que producen más cansancio y tedio que emoción y admiración. Hay tal cúmulo de atrocidades y crueldad que se vuelve repulsiva e ingrata de ver.

Cabe destacar sobre todo la absoluta falta de empatía hacia la gente que sufre, hacia los personajes que retrata, hacia los sinsabores que refleja, hacia la absurda vesania de casi todos los sujetos que pueblan este huraño mosaico de excesos. La estupidez y los enjuagues mendaces parecen moneda de cambio cotidiano en un mundo ayuno de amor, compasión, solidaridad y ternura. Sólo lo pútrido tiene cabida en este rompecabezas premioso, repetitivo y mendaz que pretende erigirse en un retablo de las desdichas y solo alcanza el aburrimiento y la indiferencia por parte del espectador hastiado, más cercano a la repugnancia y el desinterés que por elucubrar sesudos manifiestos políticos o en encontrar mensajes, censuras o consignas que hagan digerible lo que es un mero catálogo de brutalidad y barbarie.

Hay un embrión de película interesante que intenta abrirse paso, pero queda sepultado bajo la losa de una solemnidad irritante y quejosa, más atenta a inventariar la enajenación y los excesos que en acompañar o involucrar al espectador. Puro fuego fatuo.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de julio de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor estudio-defensa del vegetarianismo es "El Estudio de China", de T. Colin Campbell. En él se defiende con datos tomados a lo largo de décadas que mientras China mantuvo la dieta tradicional básicamente vegetariana, evitaba las enfermedades y la obesidad. Pero actualmente estar gordito es signo de buena salud, de poder económico, y las franquicias de hamburguesas y pollo con carne podrida y mezclada con heces brotan y se expanden por las ciudades chinas como la ropa de firma. La corrupción generalizada y la violencia estatal, los bajos sueldos y las jornadas asfixiantes están al parecer cambiando al país, y el gigante que crece al 10% anual concentra el poderío económico en unas pocas, depravadas manos. Ante esa situación, hay quien toma la escopeta y se carga de corrido al contable, al alcalde, al empresario y ya puestos al imbécil de turno y al maltratador de animales. La misma escena que hizo llorar a Nietzsche en Turín se repite un poco más tarde, pero ahora azotan a una mujer como si fuera una yegua, y ella también estalla. Los ojos más tristes los tiene una chiquita que se despide de su pato antes de que lo sacrifique el padre de familia, y el asesino más brutal sigue a un camión de reses al matadero como ya en la ciudad seguirá a los que mata a sangre fría antes de robarles. Un documental en uno de los episodios confirma que los animales también se suicidan, y luego vemos en otro de los segmentos a un joven que toma esa misma vía. La relación entre la violencia sobre los animales y la brutalidad generalizada por parte de las instituciones y los individuos es algo más que un leitmotiv en esta extraordinaria película.
Capra62
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow