La leyenda de Sam Guard

Es difícil de aceptar que el tipejo ese llamado Sam Guard sea recordado como una leyenda, ahora bien, si prescindimos de la adaptación del título veremos que de leyenda nada y que Guard es Ward.

Un dato curioso para los muy observadores respecto al elenco de actores secundarios es que Edward Platt, el futuro jefe del superagente 86, empezó firmando como Edward G. Platt. Se ve que luego ya se quitó la G. Respecto a Audie Murphy hay gente que no le gusta por su papel en la II guerra mundial de francotirador. Se hizo popular y protagonizó una serie de Westerns todos cortados con el mismo patrón y en los que actúa de la misma manera. Esta película no va más allá que las otras y no tiene ningún valor especial. Ahora bien, se da el siguiente punto: La banda de Sam Ward roba un banco porque son ladrones y se dedican a ello; pero peor son los de la doble moral del pueblo que van persiguiéndolos para cazarlos y recuperar el dinero, y luego piensan en quedárselo. Son más ladrones, peores sabandijas y encima traidores a sus vecinos.

El que ve estas películas y les da un aprobadillo no es más que por su afición al Western y por poseer esa extraña y esporádica manera de ser de alejarse de convencionalismos, de los marisabidillos y de lo estupendo.

Convencional western que contiene todas las claves y elementos de las buenas películas del oeste, pero sin ninguna imaginación, ni en la puesta en escena ni en el trillado guión.
Todo está ya muy visto y oido, y las interpretaciones tampoco son para echar cohetes, aunque Darren McGavin lo hace bien y salva su personaje.
Por lo demás, no hay nada especial, aunque la lucha cuerpo a cuerpo entre los hombres blancos y los apaches está bien rodado, con brío y un ritmo ágil.
Bastante discreto, supone un entretenimiento muy olvidable.

Cinta con todos los ingredientes clásicos del western, con su robo al banco, escena de saloon, persecución a los ladrones, recuperación del dinero, disputas para repartirlo entre los perseguidores, incluso, incluso un ataque bastante chusco de los apaches. Todo en medio de paisajes grandiosos de tierras rojas y una música un poco cargante por la excesiva dramatización que hace de las escenas.
Sin embargo la originalidad radica en un triángulo amoroso resultado de un divorcio y con un niño en medio. No es muy frecuente esta situación en los westerns. Dos de los ángulos los ocupan antiguos amigos, ahora enemigos mortales: Logan Keliher, un Murphy inexpresivo y poco acertado, y un excelso Sam Ward (McGavin) que lo borda con sus ironías y su astucia para sobrevivir en medio de tantos como desean su muerte, evocando cuando lo considera oportuno "los días de la frontera". En medio la bella Susan (Lee) en un papel casi testimonial, pero, ojo, buena enfermera como se aprecia cuando cura a su ex de un balazo en el brazo con agua caliente, unos toques con el tapón del frasco de tintura de yodo y un vendaje más que correcto.
Sin ser tan original, merece destacarse asimismo la avaricia y la ambición de la cuadrilla que sale a perseguir a los ladrones, así como el desenlace donde Ward se reencuentra con su hijo al que no conoce, y donde, en su última acción antes de morir reivindica su honestidad perdida.
Por cierto, a ver si se ponen de acuerdo con el nombre de la película, porque de "Bala para el malo" en la versión original, hemos pasado a la leyenda no sabemos si de Sam Ward o de Sam Guard. En cualquier caso, por un vez ganamos con el título hispano, y dejar claro que, aunque estamos ante una obra un tanto menor, puede resultar interesante para el aficionado al género.