Eye in the Sky

Quizá flojee algo al final, pero el debut como director de Nai-Hoi Yau se salda con una película elegante, trepidante y vivaz que posee las virtudes del cine de Johnnie To y solapa los pequeños errores que estas pudieran tener. No es una obra maestra, pero resulta un thriller bastante interesante.

Ya desde sus inicios, Yau nos ofrece una clase de como mover a su antojo la cámara, como dirigir con clase, rodando planos de una enorme belleza y que nada tiene que envidiar al bueno de To.
En cuanto al guión, los personajes están bien desarrollados, también bien interpretados, cuenta con un malo creíble y la relación veterano-novata resulta convincente, no de esas típicas que de ya vistas aburren. Y a eso hay que sumarle un par de escenas tensas y una historia que no desentona y resulta entretenida.

Tiene un par de fallos frecuentes de un director debutante, aún así se nota que ha aprendido como guionista de Johnnie. Hay que seguir con detenimiento la carrera de este hombre. Promete darme buenas tardes.

Desde las esquinas más recónditas a las avenidas más pobladas, hay ojos en todas partes, que observan y trazan rutas de seguimiento sin que sean percibidos.
Es como una burbuja cuyo mecanismo está totalmente informatizado. En ella nos sumerge y aprisiona alguien en quien ni pensábamos...

Porque probablemente nadie reconozca el nombre de Nai-Hoi Yau más allá del cerrado círculo de fans asiduos del universo del legendario director y productor Johnnie To; el caso es que el primero está ligado al segundo desde que le ofreciese colaborar con él en 1.992 en calidad de guionista, y hoy por hoy es uno de los veteranos de su compañía, Milkyway Image Ltd.. Y después de tanto tiempo su jefe se echa a un lado preparándose para un futuro proyecto que tiene pensado junto a Ringo Lam y Tsui Hark y él aprovecha dando el salto a la dirección.
Pasa entonces a la lista de los protegidos realizadores noveles, donde se hallan Jeff Lau, Wing-Cheong Law o Patrick Yau. Se le podrían achacar muchas cosas, teniendo en cuenta que nunca se desempeñó en un rol similar, pero con observar los primeros minutos de "Genzong" todas las dudas se despejan. Las dudas se quedan junto a unos personajes anónimos que circulan por las calles sin un aparente propósito, y nada más lejos de la realidad. Alrededor de Hollywood Road y entre las multitudes del distrito central de Hong Kong hasta cruzar el área de Sheung Wan, éstos se persiguen, calculan sus movimientos y dirigen sus miradas furtivas.

Filmando con cámaras ocultas para dotar a la acción de una mayor sensación de realismo y frescura, Yau nunca deja claro quién controla y quién es el controlado, es la mayor baza de una premisa que se construye sobre los pilares más básicos del "thriller" tras esta especie de introducción con el sello de fábrica de To y Milkyway en el mundo constantemente monitorizado del espionaje urbano, un entorno plagado de cámaras que limitan nuestra libertad. ¿Y la trama?: clásica persecución entre ladrones de joyas profesionales y policías, aquí en esa típica organización cuya existencia se desconoce.
En el llamado Tracking Team de la policía de Hong Kong (grupo real, establecido un año antes de estrenarse la película), maneja el cotarro bajo el apodo de "Goutóu" un Simon Yam que realmente engordó para su personaje; pero la aventura no toma forma a través de él, sino de una nueva empleada (simbolizando el rol de To y Yau detrás de la cámara), "Zhunu", que viene con el rostro de la joven estrella de TVB Tsz-Shan (Kate) Tsui. Es conveniente que sea la heroína de la historia ya que aprendemos por medio de sus ojos los entresijos de este trabajo tan peculiar y su enfrentamiento al peligro.

Singular es la forma de este novel de elaborar la intriga. Estamos metidos de lleno en un juego metódico de inteligencia entre el ratón y el gato, todos miran en varias direcciones, las secuencias urbanas con transeúntes reales aumentan ese clima de tensión constante; Ka-Fai (Tony) Leung da una dura, impasible y sagaz interpretación de Chong-Shan, experto criminal, atrapado en una sensación de paranoia continúa. Y aunque el suspense se sirva de otros clichés (como lograr el equipo de policías ponerse tras la pista de los delincuentes gracias a los tropiezos del más idiota del grupo (Lam Suet, el habitual de To) ) también evita otros más propios del cine norteamericano.
Es lo que da credibilidad a la acción. Aquí Tsui no es una heroína al estilo de Michelle Yeoh; está limitada por la inexperiencia, la tensión y cierta inhumanidad inherente a su trabajo. Yam ejecuta de manera genial su papel de mentor con ella sin tener que derivar a un romance arquetípico (la relación de ambos es similar, por ejemplo, a la de Lino Ventura y Marlène Jobert en "Último Domicilio Conocido"). Excluyendo subtramas románticas y un exhaustivo análisis de personajes, Yau consigue que parezcan individuos reales, que empaticemos con ellos a pesar de no conocer más de lo necesario.

No hace falta revelar datos íntimos, ni salir del entorno laboral, como si ninguno de estos agentes tuviera un verdadero hogar al que ir, cuales rondadores urbanos sin domicilio fijo. Pese a esta distancia que se interpone el director se acerca a ellos y a sus emociones e instintos para terminar fabricando una historia de rigor policial en el más estricto sentido del término, enfocada única y exclusivamente en la cacería sin tregua; de hecho pareciera que los villanos son los que mayor dimensión poseen. Y eso sin llegar a abandonar del todo el arquetipo de estos "thrillers".
Un arquetipo tan conocido como la misión donde el/la novato/a, ingenuo/a, se da de bruces con la realidad, lo paga caro su maestro y pierde la noción del deber para vengarle. Esto, de algún modo, domina en la trama durante su 3.er acto, donde más peso toman las coincidencias, los encuentros "casuales" y, tal vez, la acción del karma (algo que tiene especial significado en las obras de To), aun así "Zhunu" nunca se sale del camino de su papel, ni el film toma otros demasiado abruptos o desviándose hacia giros sorpresa para impactar al espectador. De pertenecer "Genzong" a los '80/'90 sí sucedería, pero esto sigue una bien elegida solidez narrativa.

De hecho uno de los escenarios por excelencia de la acción hongkonesa de décadas anteriores regresa (el astillero) sólo para ser desmitificado, porque al protegido de To no le interesan los inverosímiles tiroteos llenos de efectistas explosiones. Porque esto no es un "heroic bloodshed" de John Woo.
Su dirección es ágil e intensa sin artificios, aunque su mentor, igual que le pasa a "Zhunu" con "Goutóu", siempre estuvo junto a él supervisándole. Yau confesó que no dio mucha importancia a este control de producción exhaustivo...pero algo influiría, pues no se ha vuelto a acercar a la dirección (y eso que fue galardonado con el premio a Mejor Director Revelación).