Cuentos asombrosos (Serie de TV)

Pues de eso va. Ni más ni menos que de cortos de unos 30 minutos de duración con algún elemento sobrenatural como protagonista. Lo bueno es el presupuesto, y lo malo es la variedad. Sí, sí, han oído bien: la variedad. El problema que le encuentro es que, al estar cada capítulo dirigido, escrito e interpretado por personas diferentes, el nivel de la serie es de lo más irregular.
En cualquier caso, el peor corto siempre ofrecerá, al menos, una factura técnica impecable. Y el mejor se convertirá en un clásico ineludible de este género.

Mis cuentos cortos favoritos son:
• Mirror, mirror (Cámara... Acción) (Terror. Mi nota: 8.2). Dirigido por Martin Scorsese y con historia de Steven Spielberg. Cuenta la pesadilla de un escritor de terror egocéntrico que rechaza la posibilidad de la existencia de lo sobrenatural en la vida real. Una buena noche, comienza a ver reflejada en los espejos, y sólo en ellos, la figura de un misterioso ser enmascarado que se le va acercando cada vez más por la espalda.
• The Doll (La muñeca) (Romántica. Mi nota: 8.0). Dirigido por Phil Joanou, escrito por Richard Matheson e interpretado por John Lithgow y Albert Hague. John es un tímido soltero entrado en años, falto de amor. Su vida cambiará tras la visita a una misteriosa tienda en la que adquiere una preciosa muñeca de porcelana que parece tener vida propia, que parece querer decirle algo.
• Family Dog (Perro de familia) (Comedia crítica. Mi nota: 7.9). Corto de animación dirigido y escrito por el talentoso Brad Bird. Mirada crítica hacia una familia americana de clase media a través de los ojos de su pequeño perro. Tuvo tanto éxito este capítulo que en los noventa se creó su propia serie, con un nivel bastante inferior, eso sí.
• Mr. Magic (Drama. Mi nota: 7.7). Dirigida por Donald Petrie e interpretada por Sid Caesar. Lou es Mr. Magic, un anciano cartomago que ha perdido la agilidad que años atrás le llevó a estar considerado como uno de los mejores magos del mundo en esa especialidad. Ahora sus manos están torpes y falla en todos sus trucos. Desesperado, decide comprar una vieja baraja de cartas en una pequeña tienda. De repente, le empiezan a salir cosas que antes parecían imposibles. Quizás las nuevas cartas tengan algo que ver.


Está clarísimo que la infancia de Spielberg y de muchos otros directores estuvo marcada por series de este estilo como "Twilight zone" (1959) o "Mas allá del límite" ("The Outer Limits", 1963). De hecho, el propio Spielberg fue responsable, en 1983, de la adaptación cinematográfica de la primera de ellas.
También "Más allá del límite" ha conocido una nueva etapa televisiva que cosechó gran éxito entre 1995 y 2002. A mí me parece algo más cutre que "Cuentos asombrosos", pero reconozco que un par de sus capítulos me parecieron incluso mejores que los que he enumerado arriba.

Imposible que te gusten todos sus capítulos, imposible también que no te guste ninguno, es comprensible y es en esa variedad donde se encuentra el talón de Aquiles de esta recordada serie de Steven Spielberg, una serie que con tan solo dos años de edad en televisión hizo mella en una generación de niños que hoy ya rondan la treintena.

Aún recuerdo ver en las estanterías de los videoclubs las carátulas VHS que mostraban tres capítulos en cada una de ellas, pero lo interesante era ver la serie cuando la programaban en la pequeña pantalla.
Era una gozada verla por televisión, una vez comenzaba la genial partitura de John Williams no podía dejar de pensar que historia contarían esta vez.

Esa música tiene algo especial, sonaba como si fuera una campana, un llamamiento al espectador, un aviso de que era la hora; la hora de los Cuentos Asombrosos.

Una serie siempre presenta diversos altibajos. Si ya es dificil valorar una historia que se extiende durante varias semanas y pasa por las manos de diferentes directores y guionistas, con resultados diferentes, imaginense lo que es cuando los capítulos son independientes entre sí. Cuentos Asombrosos no es tanto una serie como un compendio de cortos. Los hay mejores y peores, pero lo cierto es que uno agradece ponerse frente al televisor cada semana, sin saber si va a ver un drama bélico de 50 minutos, o un oscuro thriller de 20.
Sólo por mencionar unos pocos, Steven Spielberg demuestra su talento con Ghost Train y, especialmente, The Missión; mientras que Brad Bird da sus primeros pasos con el divertido Family Dog (mucho mejor que la serie que originaría).
Mención especial a su banda sonora, con nombres tan dispares como John Williams, James Horner, Jerry Goldsmith, Bruce Broughton, David Shire...

Es muy infantíl y tiene un humor muy absurdo. Las interpretaciones de los actores son flojas y para colmo la produce Steven Spielberg. Steven como director y productor de sus peliculas tiene un 10 pero en series es penoso y a saber si es verdad que las produce él o solo pone el dinero y el trabajo lo supervisan otros.
Me he visto los cuatro primeros episodios de la serie y es mala tiene el encanto algo casposillo de los 80 pero no llega ni a niños ni a adultos.
Además este tipo de series las hacen mejor los ingleses y los australianos y sobre todo para el público infantíl.
Espero ver La Aventuras del Joven Indiana Jones y que sea mejor que estos cuentos.
Cuando ví la serie me pregunté quién se puede gastar dinero y tiempo en esto y luego vi a Steven como productor y lo entendí todo, por eso duró dos temporadas gracias a Steven si no fuera por él la serie no acabaría no la 1ª temporada.
Y no creo que sea duro porque en aquella época había series muy buenas y muy famosas hoy en día pero casi todas de adultos que veíamos aunque fueramos pequeños.
Espero ver El joven Indiana seguro que me gusta más, Steven es bueno en cine pero en series el rey se llamaba Aaron Speeling.

Propuesta ambiciosa muy del gusto de los años 80 que, sin embargo, no ha conseguido traspasar la berrera del tiempo e incorporarse al acervo de los incunables.
En general la serie peca por su falta de fuerza narrativa y de vigor expresivo a pesar de que el dramatismo o notoriedad de los argumentos que se presentan poseen entidad y empaque como para justificar su proyección.
Los episodios producen la sensación de estar elaborados sin el requerido esmero, lo cual va en detrimento de la ambientación y de la capacidad de fabulación.
Y por eso la serie, en su conjunto, se resiente.
No obstante, los capítulos se ven con agrado -unos mayor que otros- y sentarse frente al televisor no resulta desdeñable.
Pero tampoco produce entusiasmo.