The Eddy (Miniserie de TV)

Personalmente creo que es el mejor producto de Netflix hasta la fecha. Absolutamente alejado de los clichés y formatos comerciales que por lo general nos presentan.
La he visto completa, como debe ser, antes de opinar sobre una obra artística, musical o intelectual.. y me parece fantástica, me recordó a Whiplash por momentos o a Treme donde la música está presente en todo momento y la batalla del músico por la simple supervivencia es la mayor muestra de valentía en estos tiempos que corren. Es una historia dura y desarrolla con profundidad y de forma individual cada personaje, con una gran carga emocional y actuaciones que me han parecido muy reales, se meten debajo de tu piel. La banda sonora es notable y de una calidad pocas veces vista. Recomendada al 100%

Afronto esta crítica sorprendido por la baja nota media que tiene esta miniserie de Netflix a pocos días de su estreno. En The Eddy, Damien Chazelle y Jack Thorne no te van a traer de vuelta La La Land. No te van a dar color, bailes, dos actores famosos y con reputación en Hollywood y un guión que, aunque disfrutas, ya conoces.
Si buscas una comedia edulcorada para pasar el rato, esta no es tu serie. Si no te gusta la música y no tienes la más mínima simpatía por el jazz, esta no es tu serie. Y si eres de los que se ve 1/8 episodios de una serie y ya se cree capaz de emitir una crítica global (como he visto en alguna de las críticas anteriores) esta definitivamente no es tu serie.
The Eddy narra con toda la crudeza una historia dura en la que se enzarza la realidad de diferentes personajes. Cada uno con una vida, una perspectiva y una mochila a la espalda aunque todos conectados por The Eddy, un garito en un suburbio de París donde tratan de sacar adelante un grupo de Jazz.
Sí, tiene fallos y el cierre de varias historias no resulta del todo convincente. Sin embargo, merece la pena afrontar el camino y ver cada uno de los 8 capítulos con perspectiva abierta ya que, si bien el guión pudo tener mayor calado, la interpretación de los personajes es excelente (destacando a André Holland y Leïla Bekhti). La dirección varía en función del episodio pero en general se mantiene notable con momentos estelares, en especial, aquellos relacionados con la banda o la música en general.
La capacidad de transportarte a distintas realidades en una París poco conocida pero manteniendo la trama general es un gran atractivo que se mantiene desde el primero hasta el último capítulo.
Por último, el apartado musical Randy Kerber y Glen Ballardes sobresaliente al haber sabido crear una banda sonora espectacular, especialmente para aquellos aficionados a la música. Se nota mucho la predilección de Daniel Chazelle por el jazz y la batería (muchos planos recordando a su memorable Whiplash)

Hasta aquí, sin spoilers. Véanla y opinen, pero véanla.

Ay, The Eddy. Club del sótano ensombrecido por las luces de los focos que apuntan a las estrellas. Música tan real como un brazo, que solo oyen los que escuchan.

Ay, Chazelle. Después de cocinar la tortilla de catálogo, rellena de utopía y sueño americano blanco hollywoodiense, agarras la sartén y rascando lo quemado donde la mayoría nos encontramos, creas una serie que ilusiona por la ilusión de los ojos de la música y no por el brillo de sus estrellas.

The Eddy es un proyecto casi arriesgado. Una serie recomendable, un producto post-Hollywood en el que se hablan hasta 5 idiomas con una dirección interesantísima que deja espacio siempre a la actuación. Un estilo centrado en los músicos, y no en el plano al corte. Su música es espectacular, y en general las escenas donde esta es la protagonista me resultan brillantes y originales. Las actuaciones de Leïla Bekhti y André Holland son hipnóticas.

Una serie que intuyo, podría haber sido una obra maestra de no ser por su guion.
Sigue en spoilers.

No cabe duda que Damien Chazelle sabe como recrear el mundo de la música.

La forma en que filma la importante cantidad de números musicales que aparecen en la serie, así como las descripciones visuales del entorno de los propios músicos me parece admirable. Si a eso añadimos que a mí me gusta el Jazz (aunque para mi desgracia no me gusta, musicalemente, la vocalista del grupo), debo confesar que en bastantes momentos de la serie, su visionado me ha proporcionbado satisfacción y disfrute.

Poco más. Porque desde el punto de vista cinematográfico me parece que esta serie tiene bastantes lagunas. Empezando por un guión poco sólido en el que alguno de sus aspectos, como por ejemplo la, a priori importante trama policial, hace aguas, a mi juicio, por todas partes.
No son creíbles ni los personajes, ni sus visicitudes y esto lastra el desarrollo de toda la historia.

La interpretación de Andre Holland, actor que me gustó en The Knick, me parece tan falta de matices que casi siento vergüenza ajena. Sin embargo me parece muy valorable el trabajo de algunos actores poco conocidos y el de la mujer del socio, la actriz Yasmine Leïla Bekhti.
También me han resultado interesantes algunas de las secuencias rodadas en los barrios árabes de París, así como la preparación y entierro, también árabe, de uno de los protagonistas.

En definitiva, yo lo he pasado bien porque disfruto de la música y en este caso del Jazz pero sin ese aliciente no sé si hubiese llegado al final de esta primera temporada.

Si te gusta el bohemio mundo de los músicos y especialmente el jazz esta serie te entusiasmará.
Si además te gusta el cine de personajes esta serie la vas a disfrutar mucho.
La trama al final es lo de menos. El placer de disfrutar cada escena cada capítulo es más reconfortante que la espera de que es lo que está pendiente de suceder.
Cada interpretación musical es una gozada para los oídos y para la vista.
Pero no esperes el clásico escenario de jazz de los años 40-50 con el prototipo de músico virtuoso de color que recorre los locales de Chicago buscando una oportunidad y que es constante víctima de episodios racistas.
La serie se desarrolla en el París actual y es coral, es decir, no está centrado en un sólo interprete si no en una banda de jazz que busca reivindicarse musicalmente en un mundo complicado y hostil para ellos.
Es de alabar que Netflix apueste por una serie poco comercial pero de enorme calidad y por lo planteado en el último capítulo todo parece indicar que habrá una segunda temporada que por supuesto no me perderé y que espero con enorme interés.