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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
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Críticas 171
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2006
189 de 236 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas una de los mejores comedias de todos los tiempos dirigida por el genial Kubrick quien nunca dejó de sorprendernos con cada nuevo mastodóntico proyecto que iniciaba.

En este caso, si bien la obra fue inicialmente concebida como algo serio, finalmente Kubrick decidió imprimirle el carácter de comedia justo en el último momento, para destensar el ambiente ya de por sí enrarecido dentro del contexto de plena guerra fría en el que por aquel entonces el mundo entero estaba sumido, y más aún con el difícil y angustioso tema de la amenaza de guerra nuclear entre los dos bloques antagónicos que tanto acongojó a John Fitgerald Kennedy poco tiempo antes de rodarse el film...

Luego, ¡manda los huevos que tuvo Kubrick de satirizar y comediar sobre un tema de tanta actualidad y tan candente por aquel entonces!.

Así pues y contando inicialmente con que la película no era más que una locura-tomadura de pelo de Kubrick intentando con ello distendir el ambiente, uno va ya predispuesto a tomar el asunto como lo que es, esto es, a parte de un broma de la factoría Kubrick, todo de lo que de ello se deriva, es decir, una obra maestra de la comedia satírica de todos los tiempos. Algo así como la Vida de Brian de los Monty Pyton.

Peter Sellers está sencillamente genial, y la cinta en sí es todo una joya cinematográfica por estilo narrativo, decorados, diálogos, puesta en escena y en definitiva y en conjunto por el incisivo perfeccionismo que caracteriza en general cada uno de los proyectos iniciados por este genio entre los genios.

El reparto coral es simplemente devastador, y cada una de sus interpretaciones roza la perfección.

La mítica sala de guerra, el disparatado consejo de guerra en ella celebrado, los intentos del capitán Mandrake por evitar la catástrofe frente a la loca tozudez de un fanático anticomunista como el personaje interpretado por Sterling Hayden ( recuperado por Kubrick para la ocasión),y el discurso de éste a Mandrake sobre la esencia de la vida, ...así como sobre todo la maravillosa construcción del personaje que da título a la película, Dr Strangelove, y que Sellers diseña con mimo y esmero son ingredientes justos y necesarios para catalogar a esta obra de Kubrick como la gran obra maestra del humor satírico de la historia cinematográfica universal.

A DISFRUTAR.
burton
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16 de enero de 2008
175 de 228 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego, el planteamiento de Kubrick no podía haber sido más certero. En plena Guerra Fría, cuando la rivalidad y las hostilidades entre estadounidenses y soviéticos habían alcanzado el grado del paroxismo, va este controvertido cineasta y se le ocurre filmar una sátira que representa la carrera de armamentos llevada hasta el extremo más delirante. Sátira que, por desgracia, se aproxima bastante a la realidad.
Durante aquellas décadas y hasta la actualidad, la obsesión general ha sido la de dotarse de armas de destrucción masiva con el objetivo de disuadir a cualquier posible enemigo de amenazar y/o atacar, bajo el temor colectivo de que, en el caso de que dichas armas sean utilizadas, el planeta entero o buena parte resulte destruido. Si se para uno a pensarlo, resulta realmente triste y espeluznante que todos nos hallemos a merced de unas armas capaces de producir efectos cataclísmicos. El odio internacional ha alcanzado tal límite que la única forma de garantizar la paz mundial, paradójicamente, se basa en dichos armamentos. Si todos queremos seguir existiendo, no se nos ocurra calentarles mucho los cascos a los vecinos capaces de mandarlo todo a hacer puñetas. Incluso esos países sienten pánico a lo que ellos mismos albergan. Desde luego, es tremendo tener que haber llegado a esos extremos que parecen inverosímiles. Pero son tan ciertos como el aire que respiramos.
Kubrick, audaz y valientemente, se atrevió a rodar esta apocalíptica película en pleno ojo del huracán. En clave de ácida comedia, ridiculiza la legendaria y absurda competitividad entre Estados Unidos y la Unión Soviética y la conduce por el hipotético, pero no descabellado, sendero de las situaciones más extremas a las que se podría llegar. La ley de Murphy tiene plena aplicación en este caso. Si algo puede salir mal, saldrá. Si toda la delicada operación que atañe a las armas de destrucción masiva, con toda su sofisticación, sin embargo puede depender de un estúpido y ridículo factor humano para activarse y poner en jaque al mundo entero, no hay duda de que ello ocurrirá. Porque la raza humana, creyéndose tan racional y superior, puede llegar a ser también la más estúpida y obcecada de todas las criaturas vivientes. Y Kubrick nos da plena fe de ello.
El mensaje, por lo tanto, es: si queréis terminar con todo, continuad por donde vais, porque vais a acabar consiguiéndolo. ¿Por qué todas las potencias no se paran a reflexionar un poco sobre toda la locura que han organizado y se tranquilizan? ¿Hasta dónde hemos llegado?
En lugar de plantearlo de forma dramática, Kubrick escogió el lado de la sátira, presentándonos a personajes en ocasiones rocambolescos, en otras incompetentes, idos de la olla o subalternos que cumplen órdenes fanáticamente y ciegamente, que tienen en sus manos el destino de todos. No se puede incluir mayor sarcasmo en una película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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7 de noviembre de 2007
122 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Guerra Fría fue un juego peligroso, pero dio pie a algunas cosillas buenas: a) un fabuloso progreso científico y tecnológico, b) un molón aunque efímero intento de conquista espacial y c) la mejor película de Stanley Kubrick, que no es poco.

Algunos directores afirman que su intención es entretener... otros se las dan y pretenden hacernos pensar... los más pesados aspirar a mostrar sentimientos que llevan dentro (ai, uix)... Kubrick dejó de lado estas chorradas y se planteó un reto gordo: salvar a la humanidad. En serio.
El Pentágono, tras leer el guión, apretó el culito y se negó a colaborar en el invento, pero tras ver la película no fueron pocos los peces gordos que se replantearon un par de cosillas. Me los imagino meditando en la oscuridad de un multisalas, con una caja de palomitas en una mano y un refresco de cola con mucho hielo en la otra, la boca abierta sin masticar y mirada perdida, introspeccionandose el alma y preguntándose ¿qué coño estamos haciendo? ¿y si fuese verdad que eso de que la destrucción mutua asegurada no es una buena idea? ¿y si valiese la pena replantearse algunas de nuestras estrategias más cafres?
Algunas escenas incluso fueron proyectadas y analizadas en el Congreso, menudo cachondeo, que bien se lo pasan los peces gordos, yo de mayor quiero ser congresista estadounidense.

Y una de las máximas metas a las que puede aspirar un cineasta (o un ser humano en general) es lograr que la gran superpotencia mundial responsable de las mayores matanzas de civiles de la historia se lo piene un par de veces antes de arriesgarse mandar a tomar por culo todos los bichos y plantas del planeta que no sean compatibles con la lluvia radioactiva, no me digan que no.
Pueden decirse muchas cosas buenas sobre esta farsa, pero todas quedan eclipsadas al preguntarnos ¿cuantas vidas habrá salvado? Quizá todas, menudo peliculón.

Que encima sea una película divertídisima a la par que acojonante ya es lo de menos. Parte de una novela tontorrona y la convierte en una bacanal de hilarante suspense, un festival de pallasadas, una tarta de frases memorables. Y sale el Peter Sellers (por triplicado), pero la estrella no deja de ser George C. Scott y sus preciosos fluidos corporales.

Hoy estaba leyendo las memorias de Kurt Vonnegut y el tío dice que Dr Strangelove se hizo tan popular debido a su gran final feliz. Menudo personaje, este también... We'll meet again, don't know where, don't know when, but I know we'll meet again some sunny day.

Nota: matrícula de honor.
Listocomics Puntocom
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18 de enero de 2008
112 de 147 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo sentido del humor. O al menos mi sentido del humor es lo suficientemente serio, seco y displicente como para que muchos lo llamen de otra forma.

Creo que Kubrick tampoco tenía sentido del humor. Tenía mala leche... Tenía latigazos de mala leche. Y para mí esa mala leche es la más alta expresión del humor, sin embargo no parece ésta una opinión mayoritaria. En fin... El sarcasmo, hacer sangre... ridiculizar coño. Pero ridiculizar con saña, sin pensar que la etiqueta de lo políticamente incorrecto está en meterse con las minorías, hablar de sexo o mostrar a un tío cagando. Eso, en mi opinión, es cachondeo; no sentido del humor.

Por todo ello esta película me encaja, me hace reír hasta la lágrima (y yo no me río en el cine casi nunca). Y Peter Sellers genial. Esa forma de gesticular casi incoherente y despistada... Esa forma de indicarle a los mohínes de Jim Carrey cuál es el camino.

Kubrick agarró por los cojones la ansiedad americana generada por ese estado de paz imposible y guerra improbable que fue la guerra fría, y se partió el ojete un rato a su costa desde una compostura sucia que a veces recurre a lo obvio sin perder de vista nunca, en un ejercico de equilibrismo extraordinario, la mala hostia elegante ni una despreciativa miradita de soslayo.

Como sólo un tío sin sentido del humor puede hacer.

Dimitri... no te lo vas a creer.
Bloomsday
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29 de diciembre de 2007
75 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer escribí una crítica acerca de Battle Royale -en mi opinión una interesante sátira de ciertos concursos televisivos-, y reflexionando acerca de la violencia en el cine y su uso para generar risas en el espectador, me puse a repasar mentalmente películas. Pensé que hay muchas sátiras acerca del mundo del cine, del nazismo, de los detectives, de la historia; películas como "El gran dictador", "La vida de Brian", "Scoop", "El guateque", "Ser o no ser", "El día de la bestia", "El jovencito Frankenstein", "Aterriza como puedas"...
Algunas satirizan temas o personas que no hacen ninguna gracia desde luego; ¿es gracioso Hitler, por ejemplo? ¿Y es gracioso un accidente aereo donde lo normal es que muera todo el mundo?
De la lista que he mencionado la mayoría no tienen sangre o violencia, aunque si pueden tener una violencia temática latente, y sobre todo una crítica social evidente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tolstoievska
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