Chicas de fraternidad en la bolera (Juego infernal)

Extravagante película ochentera de tres frikis que se cuelan de noche en la bolera de un centro comercial con varias tías buenas, una vez allí liberan a una especie de Ghoulie cutre que sale del Interior de un trofeo de bolos y les concede deseos. La verdad es que la película es mala, no nos vamos a engañar, pero tiene algo que la hace muy especial como pasa con las mejores Troma movies. Destaca la ochentera banda sonora que da bastante buen rollo y los desnudos de Brinke Stevens, la cual estaba muy bien en aquella época. Técnicamente deja mucho que desear, los maquillajes son bastante cutres y el Ghoulie animatronico da bastante pena, pero es gracioso. Brinke Stevens será la encargada de dirigir su secuela.

Un grupo de frikis, chicas guapas despelotadas, muñecotes, actuaciones reguleras y efectos especiales simplones. ¿Qué más se le puede pedir a una comedia de terror ochentera? Yo, la verdad, no necesito más.

Me ha parecido entretenida, enórmemente mejorable, eso sí, pero para echar el rato no pido más. La historia del Imp podría haber dado bastante más de sí, me resulta hasta extraño que no se convirtiera en una minisaga, al menos.

Ahora que está de moda la música retrowave, que a mí me encanta, encontrarte con una banda sonora así es toda una delicia.

Tres chicos y dos chicas han de superar una prueba impuesta por una hermandad universitaria: colarse en una bolera de noche y robar un trofeo. Lo que no saben es que dicho objeto encierra un genio diabólico y ellos serán sus libertadores.
Serie B fantástico-juvenil con estudiantes ligeritas de ropa, frikis salidos, un muñeco animado y un guiño a "La novia de Frankenstein". Tosca, sarcástica y delirante, resulta ideal para una sesión golfa con amigos. Producida por Empire Pictures, en algunos países se exhibió bajo el título de "The Imp".



"¡La única salida es la muerte!"

Cinta con la que debutó en la dirección David DeCoteau, director dedicado al cine de terror de serie b con películas tales como por ejemplo, varias de la saga Puppet Master. Lo más llamativo a simple vista del film que nos ocupa, es sin duda su atractivo póster, en el cual vemos a la sexy Linnea Quigley (Spider) luciendo leggins. En el reparto, junto a Linnea, nos encontramos con otras dos clásicas scream queens de los 80 como son la también actriz porno Michelle Bauer (Lisa) y Brinke Stevens (Taffy) ... menudo trío!!. Como es obvio, el film tiene música (destaca la canción de los créditos iniciales) y look/estética ochentera. Argumentalmente es una comedia de terror disparatada, ridícula, mala con ganas, pero entretenida y divertida, ya sea por los patéticos diálogos o las delirantes situaciones dignas de ver, en las que se incluyen los desnudos femeninos de Michelle Bauer y Brinke Stevens. No esperes buenas actuaciones ni tampoco algo consistente en las muertes (flojas, no hay nada de sangre).

Están empoderadas. Están sororizadas. Están buenas. Y son hermanas de fraternidad que llegan dispuestas a tocar las bol....digo, los bolos.
Son unos pervertidos. No tienen vida social. Son buenos, es decir, buenos estudiantes. Y son un puñado de nerds dispuestos a tocarse a sí mismos espiándolas a escondidas porque no se atreven a hablar con chicas.
Y cuando el mundo está en peligro, sólo los desarrapados y barbies presentes en un marco tan dado a librar batallas como un espacio cerrado de ocio juvenil -hola, final de temporada de 'Stranger Things 3'- pueden combatir terroríficos geniecillos interdimensionales haciendo suya la máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo sobreviviendo al terror, psicópatas en camisón empuñando un hacha, apaleamientos de culamen o vendettas antimirones abrasándoles la cara.
Lo más encomiable en Empire Pictures -en el ecuador de su existencia- es que de entrada sabes que todos los excesos imaginables, en sexo, en violencia, en rituales mágicos y giros trombólicos y fantásticos que rizan el rizo, son posiblemente menos de lo que está por llegar.
Treinta y cinco años después, como la Troma, Charles Band sigue a lo suyo como productor -produjo una secuela en 2022- mientras David DeCoteau permanece atrapado en una telefílmica saga digna de la sobremesa de Antena 3 con Vivica A. Fox.
Pero estamos en 1988. Y el director de 'Boy just wanna have sex', 'Revenge of the babes' o 'Creepozoids' sabe a lo que juega contando con el punk power de Linnea Quigley ('Night of the Demons'), Brinke Stevens, Robin Stille ('El guerrero americano 4: Aniquilación') y la estrella de películas eróticofestivas -eso se nota- Michelle Bauer como imbatibles scream queens peleando (y amando) contra una amenaza demoníaca -una marioneta de gárgola puñeterilla- que intenta chafarles la noche a ellas o a Andras Jones reemplazando el pelopincho de 'Pesadilla en Elm Street 4: El amo del sueño' (1988, Renny Harlin) por el look de depravadillo empollón.
Advertencia: por su lenguaje soez, violencia brutal, temáticas para adultos, promiscuidad y abuso de sustancias esta película ha recibido una calificación restringida.
Advertencia para cinéfilos: el David Lean que aparece en los créditos finales como "assistant director" no es ese David Lean.