Las cuatro estaciones

The four seasons es la primera película de las cuatro que escribió, protagonizó y dirigió Alan Alda. El matrimonio y el divorcio, indisociables, leit-motiv en la filmografía del neoyorquino, son escrutados en esta película que conjuga tonos cómicos y dramáticos para contar las relaciones y las vivencias de tres matrimonios unidos por una estrecha amistad.

El filme se divide en cuatro actos, uno por estación, cada uno con el concierto pertinente de Vivaldi como acompañamiento musical: en una casa de campo (primavera), en un yate (verano), en un hotel (otoño) y en un refugio de montaña (invierno). Las frustraciones inconfesables del matrimonio afloran imperceptiblemente hasta que de pronto se manifiestan en forma de ira, o de depresión, o de divorcio.

Deliciosa comedia dramática que sortea con inmensa habilidad todas las tentaciones lacrimógenas, sermoneadoras o moralistas.
Sabia muestra de capacidad narrativa, buen gusto, tacto y buen juicio.
Partiendo de un costumbrismo típico de clase media norteamericana con gente de profesiones liberales y cuitas de divorcios e hijos malhadados, logra erigirse como una pieza perfecta de cámara en la que leve y juguetonamente, precisión de reloj suizo, se habla también de cosas mayores, la amistad, el amor, la fragilidad de todo lo humano y el paso del tiempo que todo lo come.
Repite situaciones mil veces vistas, pero nunca se relame en las heridas ni se regodea con lo contado, siempre cierra cada escena o enredo con un contrapunto de humor que salva cada caso, que demuestra una enorme inteligencia, aunque a veces, por ser tan repetido el mecanismo, parezca solo una fórmula.
Es más o menos tramposa, juega con materiales muy usados y convencionales y aun así no pesa, se disfruta (mucho, sobre todo en algún muy brillante hallazgo) y hasta te enamora cuando el acierto es pleno (pocas pero bellas ocasiones, la música ayuda lo suyo).
De cómo ser capaz de transformar mediocridad conocida por todos en una obra que inadvertidamente se eleva muy por encima de la media; es un pequeño regalo, casi tan común que no se nota.
Interludios musicales (Vivaldi a todo poder) y continuos apuntes humorísticos más una clara dirección de personajes que transitan lugares comunes psicológicos con una eficacia implacable.

Alan Alda escribió, dirigió y protagonizó esta exitosa comedia dramática sobre las relaciones de pareja muy al estilo de las de Woody Allen sorprendentemente ninguneada en los premios Oscars de su año.

Cuenta la historia de tres parejas de mediana edad que suelen ir de vacaciones juntas y se llevan de maravilla, sin embargo las cosas cambian cuando una de ellas se divorcia y la nueva amiga empieza a distorsionar el buen ambiente que reina entre ellos.

Al son de la música de Vivaldi la crisis de madurez y los problemas de parejas de mediana edad quedan perfectamente retratados en esta comedia agridulce en la que se resalta por encima de todo el valor de la amistad.

Un compenetrado grupo de actores liderados por Alda realiza una estupenda actuación gracias también a un sólido guion cuya historia es real como la vida misma. El espectador empatiza con la situación que viven los personajes y se siente identificado con ellos, sobre todo si la ves con la edad aproximada que tienen ellos.

Comedia y drama de Alan Alda como director, guionista y actor, tres matrimonios pasan vacaciones juntos y la vida es idílica hasta que uno de los 3 se divorcia y sustituye a la mujer con una chica joven, guapa, con una energía de otro nivel y en ese momento los 5 maduritos se enfrentan a muchas cosas, sacan a relucir frustraciones, carencias, una estupenda cinta ambientada en el noreste de los Estados Unidos y marcada en 4 tiempos por las 4 estaciones de Vivaldi.

La frase: Puedo hallar una muela cúspide que engañaría a Dios…

La actuación: Alan Alda inicia una gran carrera escribiendo, dirigiendo y actuando y lo secundan muy bien una Carol Burnett (la gente joven ni se imagina que esta señora tuvo un muy divertido show en la TV en los lejanísimos años 60s), un siempre expresivo e intenso Jack Weston, una Rita Moreno que hace de italo americana ruidosa e intensa, un Len Cariou melancólico primero y exultante después (cuando cambia de una ideática mujer que se la pasa fotografiando verduras a una jovencita que es todo energía y entusiasmo).

La escena: Quizás cuando Jack Weston y Rita Moreno, la ganadora del Oscar en “West side story” (Danny y Claudia) se tiran a nadar desnudos junto al yate emulando a la pareja recién “rejuvenecida” por la aparición de una Bess Armstrong (¿la recuerdan de bióloga marina en Tiburón 3?).

El momentazo: Alan Alda …”brindo por ese algo que nos une y nos protege de la ola de divorcios que afectan a nuestros amigos” (en minutos Nick y Anne les anunciaran su inminente divorcio).

Inteligente comedia con buenas actuaciones, esplendidos escenarios (casas de campo, un bello yate, una cabaña en la nieve y un hotelito cerca de los colegios de las hijas) en la que Alda va desnudando el alma del grupo de amigos que como todo en esta vida tiene tristezas y alegrías, logros y fracasos y numerosas explosiones tanto de gusto como de enojo. En resumen, una excelente exposición de seres humanos y sus emociones en una cinta que discurre de manera agradable, a ratos al espectador se le antoja estar ahí, en medio de ese grupo de alegres amigos. Casi todos los que comentan aprecian una influencia de Woody Allen y yo estoy de acuerdo con ellos, además no es nada raro, ambos colaboraron en muchas películas como “Misterioso asesinato en Manhattan” o “Crimenes y Pecados” (“Delitos y faltas” en España).