Duelo en el barro

Richard Fleischer fue un director irregular que, sin embargo, en la decada de los 50, nos regaló tres películas formidables: "20.000 leguas de viaje submarino", "Los vikingos" e "Impulso criminal".
"Duelo en el barro" -lamentable su título en castellano- narra la historia del vaquero Lat Evans, que sueña con hacerse rico y poseer un gran rancho. En su lucha por conseguirlo se enfrentará a su mejor amigo y a una antigua novia.
Fleischer perfila correctamente los personajes aunque se centra fundamentalmente en el joven vaquero Lat Evans. Su lucha interna, sus recuerdos del pasado y, en definitiva, toda su angustia vital, queda reflejada perfectamente gracias a la buena actuación de Don Murray. No le podemos poner un solo pero. Sin embargo, le falta carisma, capacidad de seducción. No 'llena la pantalla'. Si a ello unimos la poca acción que ofrece la película podemos quedar un poco decepcionados.
Que quede claro, de todos modos, que estamos ante un western original, valiente, psicológico y con una espléndida fotografía. Fleischer se arriesgó y la jugada no le salió mal del todo.

El hecho que se diga que este Western tiene falta de acción hay que entenderlo positivamente. En la vida es raro que tengamos que pelearnos a puñetazos y menos teniendo ya una edad, incluso en aquellos tiempos tampoco estaban a tiros todo el día. Por tanto el argumento va por otros derroteros, por caminos de ambiciones en el que personas allegadas se quedan atrás; es una historia triste de las que se puede sacar tajada.

Yo la valoro más al encontramos con Stuart Whitman, un actor calificado como mediocre y como mediocre le dicen para mí no lo es, es uno de esos actores que me llama la atención y me gusta verlo, y verlo además en ese papel me convenció, parece que dijeron: Busquen al señor Whitman para este papel.

En esta película lo que cuenta no son las peleas ni los disparos, que los hay, y con todo su realismo, si no las decepciones, los engaños; decepciones sí que se producen a lo largo de la vida e incluso uno puede ir engañando todos los días. A veces no se quiere engañar y lo que pasa es que se engaña uno mismo. Un guion bien expresado en película por un experimentado director.

En los años 50 Richard Fleischer hizo Sábado trágico, Asalto al coche blindado, Los diablos del Pácifico y Testigo accidental además de las que nombra el primero de la lista. Será el primero pero todavía tiene que ver mucho. Duelo en el barro es un grandísimo western con Don Murray, Richard Egan (los que han visto a Richard Egan alguna vez su cara les sonará de algo) y Lee Remick que son un reclamo para que le haya dado una segunda oportunidad y ha merecido la pena. No hay mucha acción y sí muchos diálogos pero muchos de los diálogos son muy buenos y la poca acción es muy buena y tiene la mejor pelea en un western, la de Río Rojo es cosa de niños de pecho si la comparamos con la de hombres de Duelo en el barro. Muy grande Sr. Fleischer.

Interesante y atípico western, al que se le notan sus orígenes literarios, donde prima el dialogo sobre la acción.La historia de dos humildes cowboys que sobreviven como pueden en un entorno hostil, donde si no tienes nada nada vales, en una sociedad hipócrita donde el dinero todo lo soluciona, uno de ellos se convierte en un acaudalado ranchero y el otro acaba robando reses para comer, con las consecuencias que eso conlleva,tambien el amor sincero de una chica de salón (correcta Lee Remick) que deja atrás por el anhelo de ser aceptado en la buena sociedad.Lo dicho un western poco conocido, pero interesante en sus planteamientos del polivalente y casi siempre efectivo artesano Richard Fleischer.

Hijo de un ranchero arruinado que esconde su miseria tras la Biblia, Albert Lat Gallatin (Murray) tiene claro que quiere hacer fortuna en la vida. Incluso se plantea al comienzo con su amigo Tom Ping (Whitman) la posibilidad de hacerlo al margen de la ley.
Por eso elige los trabajos más remuneradores y peligrosos. No duda, incluso, en marchar durante el invierno a las nevadas cumbres para capturar lobos (a 5 dólares la unidad) envenenando con estricnina carne de búfalo. Los indios desbaratarán el negocio y retornará al pueblo gravemente herido.
Atendido y cuidado por Callie (Remick), señorita de la cantina y amiga del poderoso Jehu (Egan), fracasa también en sus intentos de lograr un préstamo, "En el banco no prestan dinero si no tienes dinero". Callie se lo dará generosamente cuando en el banco cobran el 1 % de interés mensual.
Trabajador y con buena visión de los negocios, su rancho pronto es el más rico de la zona. Lat se olvida entonces de sus viejos amigos, frecuenta el trato de las fuerzas vivas de la ciudad y se casa con Joyce (Owens), la sobrina del banquero. Ya se lo había advertido Tom, "Todos los hombres cambian, nadie acaba como empieza". Ya solo le queda entrar en política, "Tres cosas necesita una buena ciudad: un buen sacerdote, un buen abogado y una buena escuela".
A estas alturas de la cinta nos damos cuenta que estamos ante un melodrama de ambiciones y de egoísmos, "Lo que te quita el sueño no es lo que tienes, sino lo que anhelas". Lat no duda en sacrificar y dejar en el camino a quienes le han ayudado en los momentos difíciles. Tiene aspiraciones cada vez a más altas. A senador incluso. Pero todo tiene un precio. ¿Estará dispuesto a seguir pagándolo?
El planteamiento es muy ambicioso, sí, pero el guion no está a la altura pese al buen fraseado. Sobra en nuestra opinión buena parte de la primera mitad de la cinta. Demasiados preámbulos que enlentecen el desarrollo de la trama. Flojea también la parte sentimental que toca a Joyce que queda muy desangelada.
Personajes hondos, bien trazados y bien desarrollados, especialmente Lat, Tom, Callie y Jehu. Buenas interpretaciones de todos ellos, aunque echamos en falta para el papel de Lat actores de la personalidad y de la versatilidad de un J. Dean o de un M. Clift que, como señala una reseña, son capaces con su sola presencia de llenar la pantalla en papeles de la densidad psicológica del personaje.
Buena fotografía y excelentes paisajes, sobre todo en las escenas conduciendo la gran manada de reses.
La película gana en intensidad a medida que avanza, con una conclusión potente rebozados de cieno los dos contendientes. Un buen símil que recuerda un poco a "Cenizas y diamantes" (Wajda), estrenada el mismo año, solo que aquí en lugar de barro es basura lo que rodea al protagonista al final.
Cinta interesante que hubiera ganado con menos metraje y con un actor en el papel de Lat de mayor personalidad y empaque. Recomendable.