Beck

Harold Shakuishi consigue ponerte los pelos de punta sólo con leer esta pequeña historia, que se vuelve a cada página más grande. Y de pronto nos sorprenden con un Anime, que pone voz y música a unos personajes que se quedaban mudos inevitablemente en las páginas del comic, (y más que nunca al tratar la historia de eso precisamente: de música).

Y tras unos cuantos años de espera vuelven a sorprendernos con la película de marras. Parece disponer de los elementos necesarios para ser algo más que "otra película más", y pese a que consigue captar de un modo u otro casi todos los detalles de la historia, se queda en un experimento, se queda en una película asiática, o para "freakies" de lo asiático. Parece rodada por novatos, se explica atropelladamente, se queda en un sinsentido de cosas que me ha puesto de mal humor.

Dejando de lado el tema de el choque que el estilo de las películas niponas puedan provocar sobre el espectador occidental, me parece imperdonable que las canciones no sean las mismas que las del anime (ni siquiera los títulos). La inmensa mayoría que veamos esta película conocíamos el anime primero y las canciones que nos marcaron son aquellas, no éstas que nos imponen. Entiendo que quizás les hubiera sido difícil o caro reunir a los mismos músicos, pero de esta manera nos están vendiendo una cáscara sin alma, en una película en la que precisamente lo fundamental es la música. En eso radica la mala nota que le doy a esta película.

Además, tampoco se entiende que a Koyuki no se le llegue a oír en ningún momento. Si no encontraron a ningún actor que diera el pego y cantara bien, pienso que no hubiera sido tan difícil ponerle otra voz cuando cantara.

Por otro lado, sí hay que destacar lo acertados que están en la elección del elenco de actores. Los parecidos son extraordinarios, sobretodo el de Chiba y Taira.

Aún así, me quedo con el anime, que adapta de una manera magistral el manga.

Opino como un profano, ya que ni he leido el manga ni he visto el anime, así que mi impresión se basa únicamente en la película. Pues bien, aunque es una historia repetida mil veces, que no va a sorprender a nadie ni por su originalidad (más bien todo lo contrario, rozando algunas veces lo inverosímil, sobre todo en los personajes secundarios) ni por la profundidad o complejidad psicológica de sus personajes (no tienen apenas desarrollo, se mantienen planos de principio a fin, con tan sólo el momento de catarsis que siempre ha de llegar al final en este género), sin embargo está bien hilvanada, te coge de la mano y no te suelta hasta el final, cuando te das cuenta de que, de repente, ¡han pasado casi dos horas y media!
La película no va a ganar ningún premio por su calidad, eso está claro, pero cuando me paro a valorar su nivel de entretenimiento, no puedo sino apreciarla más, ya que en estos tiempos en los que se tiende a alargar exageradamente el metraje (con resultados desastrosos la mayoría de las veces), estos 145 minutos pasan volando.