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El amante del amor

Comedia. Romance. Drama Durante el funeral del protagonista, se hace una reflexión sobre las razones que podrían explicar la pasión de este soltero de mediana edad por las mujeres, su necesidad de amarlas y por qué también ellas le correspondían. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
18 de abril de 2007
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimosexto largometraje de François Truffaut. Se rueda en Montpellier y Paris en 1976. Fue nominado a 3 César. Producida por Truffaut, se estrena el 27-IV-1977 (Paris).

La acción tiene lugar en Montpellier y Paris. Se inicia el 26-XII-1976, se desarrolla en un flashback que abarca desde la infancia del protagonista y concluye en el lugar inicial. La obra suma comedia, drama y romance. Explica las aventuras de un personaje singular, de unos 40 años, ingeniero del Instituto de Mecánica de los Fluidos (Montpellier), soltero, sin familia y sin amigos. Profesa una abrumadora admiración por las mujeres, de las que le interesan las historias, experienicas, amistad, y de las que admira los ademanes, gestualidad, andares y las piernas, sobre todo las piernas en movimiento, captadas en planos que evocan a Buñuel.

Contempla a la mujer como un esteta: investiga la belleza, el atractivo, el encanto, la simpatía, gracia y esplendidez. Busca la conversación con ellas y su compañía, como medio de aproximación a sus cualidades, opiniones, conocimientos y puntos de vista. El contacto físico también es importante, pero no es el único fin. Los intereses múltiples que impulsan a Morand cerca de la mujer y la posición no cental de la conquista como eje de su pasión lo diferencia de don Juan. La satisfacción sensual, emocional y espiritual que Morand obtiene es más rica, prolongada y completa que la de aquél, con quien comparte el gusto por la cantidad, la aceptación de la provisionalidad y la necesidad de cambio, aunque sin el abandono y ruptura donjuanista. Morand no es vanidoso, no fanfarronea, no presume de conquistador y no es machista.

El film no elogia al protagonista ni lo censura. Expone su recorrido con ternura, cariño y humor. Muestra cómo sus relaciones se stablecen en pie de igualdad, de acuerdo con el signo de los tiempos. Se explica con sencillez y en un tono ligero, optimista y natural. Ofrece una amplia tipología femenina: la exreclusa, la cuarentona, la que se siente incómoda con su nariz, la bisexual, la que sólo experimenta placer con varones jóvenes, la editora, la madre, la prostituta que anda deprisa, la que quiere hacer el amor en lugares comprometidos (vestidor, cama de unos almacenes), la que lleva un vestido de cierre frontal con 137 botones de porcelana, la liosa, etc. El realizador cree en el amor verdadero, por el que apuesta y al que se abre el protagonista en los últimos planos. No cree en el amor que dura toda la vida. Muestra su pasión por los libros.

La música ofrece framgmenos espléndidos de orquesta de cuerdas, con los temas "Obertura", "Chacona" y otros. La fotografía evoluciona de los tonos cálidos y oscuros del principio a los fríos más suaves del final. Para subrayarlo cambia a última hora el color del vestido de la niña que llora del rojo al azul. Abundan las luces posteriores que sitúan las imágenes en ambientes de contraluz o penunbra, de depurado intimismo.
Miquel
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3 de febrero de 2010
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
035/35(30/01/10) Truffaut nos obsequia con un estudio sobre la soledad y la búsqueda continua del amor, en un relato que navega entre la comedia y el drama de forma brillante. Es este un muy entretenido film que gira en torno a un solitario tipo, Bertrand Morane (excelente Charles Denner), soltero, sin amigos y sin familia, un hombre obsesionado con las mujeres, con todo lo que ellas representan, un fetichista empedernido encandilado con las piernas y los andares de la mujer, un enamoradizo incontenible que lo define de forma maravillosa un de sus amantes con esta frase <Tú crees que amas el amor, pero lo que amas en realidad es la idea del amor.>, radiografía perfecta de Bertrand, pues la realidad es que cuando uno ama a tantísimas mujeres como este hombre, la realidad es que no ama a ninguna, sufre una patología. Bertrand es una persona sensible, es un alma libre sin más atadura que su necesidad de estar con mujeres, que parece con cada nueva relación sea la primera, nada celoso, nada machista, con mucha labia, desprende ternura por la que las mujeres se sienten atraído, que no será por su belleza pues es más bien del montón. La cinta pretende ser un retrato de la mujer de su tiempo, Bertrand es el hilo conductor para mostrarnos una galería de todo tipo de féminas, modernas e independientes, dominadoras del hombre, hasta lo llegan a apuñalar, hacen un ‘menage a trois’ (como no, son franceses, en esto son unos nos llevan muchísima delantera), nos enseñan a una mujer abierta a todo. Truffaut nos deja la sensación de que su protagonista es un melancólico abrumado por los recuerdos de su niñez, copiando a su madurez los mismos hábitos que su madre, lo cual un psiquiatra diría que Bertrand no hace más que buscar a su madre en toda la variedad de hembras con las que está, busca el afecto que su madre no supo darle. Recomendable a los que gusten de muy buenos estudios sobre el amor, el desamor, y de lo que uno está dispuesto a hacer por esa quimera. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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8 de septiembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este largometraje Truffaut vuelve a tocar una de sus temáticas predilectas, la del género femenino. La película rememora las muchas conquistas de Bertrand Morane, un hombre que vive exclusivamente por y para las mujeres al que interpreta un estupendo Charles Denner. Como muchos otros trabajos del director, se trata de un film a medio camino entre la comedia y el drama del que se extraen interesantes reflexiones sobre las relaciones de pareja y el eterno dilema del amor. Acompañando a Denner se van sucediendo un nutrido grupo de actrices, destacando Nelly Borgeaud, Geneviève Fontanel y Nathalie Baye. Para esta película se recupera la fotografía de Néstor Almendros, mientras que la música vuelve a incluir temas de Maurice Jaubert. Años más tarde Blake Edwards rodó un remake protagonizado por Burt Reynolds titulado Mis problemas con las mujeres.

Nos hallamos sin duda ante una de las películas más autobiográfica del realizador. Detrás de cada amante, de cada mujer, se intuyen las historias de amor del propio Truffaut, hasta la primera de todas ellas que es la de la madre. Pero no encontraremos la promiscuidad de un conquistador al uso en su fetichismo por las piernas heredado de Buñuel. Efectivamente, el amante-seductor del film no es más que otro Antoine Doinel, un niño adulto más incapaz de comprometerse que no dispuesto a ello. Truffaut vuelve a insistir en la idea de que el amor libre nunca lo es en términos absolutos. Pero si Truffaut amaba a las mujeres, también hacía lo propio con los libros y por ello referencia aquí su proceso creativo. Del mismo modo que ocurriera en La noche americana con el cine, el director nos habla del oficio del escritor, de los recuerdos que perduran en el texto y la necesidad de volver a narrar un mismo hecho desde otro punto de vista, sin saber siquiera adónde nos lleva.
Keichi
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4 de agosto de 2008
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película.

Tenemos toda una serie de reflexiones hechas sobre la manera que tienen los hombre y las mujeres de relacionarse y el porqué de dichas relaciones en: www.exsiliumland.com, os lo recomiendo sin lugar a dudas.

Esta película puede parecer cómica, el típico hombre al que le vuelven loco las faldas. Pero es un estudio en profundidad de aquello que rehuyen y aquello que les atrae. Y viceversa, qué atrae a las mujeres, por qué aparecen como seres endebles y necios, cúales son sus carencias vitales, qué es lo que quieren oír, etc. Podríamos ponernos en el punto de mira del director y hacer autocrítica de nosotros mismos en ciertas de las circunstancias descritas. Deliciosa película.

La película nos deja muy claro que no hace falta ser especialmente atractivo o un fuera de serie para hacerse con muchas conquistas sino que hay que SABER poner el dedo en la llaga.

Es un estudio completísimo que relfleja el patetismo humano y todo lo que estamos dispuestos a decir y a hacer por sexo los unos, por afectividad las otras.

Dos maneras distintas de funcionar, hombres y mujeres. Ellas siempre a la búsqueda de un "futurible", ellos siempre al acecho de unas buenas piernas, por no decir de otra cosa.

Pero en el fondo todos, absolutamente todos, sumamente necesitados de algo más, todos marcados por un pasado, todos con unos traumas que configuran su actual persona. Individuos dibujados, con el tiempo y el carbón de las vivencias.

De verdad que es una exquisita obra, una pieza de museo, un estudio sobre ellos y sobre ellas al que se le habría de prestar atención para no incurrir más en esos errores que nos acaban doliendo y dibujando todavía más.

En definitiva, encuentro que es un estudio sobre la humanidad entera desde el principio de los tiempos.
Rododendro
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23 de mayo de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truffaut se mantuvo a lo largo de toda su carrera fiel a si mismo y a sus postulados estilísticos, aunque al final de su etapa su cine se dirige a la atención de un público más generalizado. El tema del amor y la pasión por los libros se dan cita conjuntamente en “El amante del amor”. El realizador francés nos presenta un personaje más que obsesionado mediatizado por las mujeres; es la fascinación por la mujer el motor que mueve a Bertrand Morane, protagonista en el que podemos ver reflejada la figura de Truffaut, con connotaciones biográficas de una infancia frustrada por el distanciamiento y la falta de cariño de su madre, así como una muestra de su agitada vida sentimental y su creciente necesidad literaria.

La clave de Bertrand es la perseverancia, y no desfallecer nunca ante una derrota. Se mueve por la necesidad de descubrir una mujer nueva y desvelar la siguiente incógnita. Bertrand no busca pareja, ni exige ni da amor. Su actividad como seductor es constante y continua, sin descanso y con tesón. Cortes y cariñoso, Bertrand es incapaz de superar la barrera que separa la amistad del amor.

Truffaut rinde un homenaje a las mujeres, a la literatura y a los sentimientos, los sentimientos hacia las mujeres y de las mujeres, en una película tierna y simpática, cómica y trágica, haciendo un estudio de la condición humana en el hombre.

Según Bertrand las piernas de las mujeres son el compás sobre el que gira el mundo, dándole su equilibrio y su armonía. Equilibrado y armónico es este film, a la vez que interesante, como toda la obra de Truffaut.
juanjo_torpdo
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