El chivo (C)

Pero estamos hablando de Keaton.

Tiene cojones que esta película tenga una sola crítica en FA, y encima sea una crítica condescendiente.

Keaton no sólo fue el mejor cineasta de la etapa muda. Posiblemente sea el mejor cineasta de la historia del cine. Ford (que dios me perdone por lo que voy a decir) hacía teatro filmado en comparación con lo que hizo este mimo y poeta genial.

No hace falta decir que ésta no es un mejor película. Ni siquiera se cuenta entre los mejores cortos. En cierto modo, no es más que una payasada. En realidad, es un pequeño poema dadaista, lleno de humor y de ingenio, que hoy sería irrealizable sin efectos hechos por ordenador. Y ni por esas, porque además hace falta talento.

He dicho.

Cuando se trata de juzgar estas obras del primer cuarto del pasado siglo uno no puede sustraerse a la implacable lucha entre la validez de los postulados que se mantenían entonces y lo que actualmente se estima como definitorio de la obra artística.

Mantener el justo equilibrio requiere conceder siempre a los pioneros un crédito porque sin ellos todo el desarrollo posterior de cine no habría sido posible.

Pero esto no significa otorgar patente de corso.

En la mesura se halla la discreción.

150/10(09/05/21) Maravilloso comedia desternillante en formato cortometraje silente de dos carretes (23 minutos), que cumple ahora un Siglo desde su estreno (15/Mayo/1921), tan fresca y chispeante que no pierde un ápice con el paso delas décadas. Escrita, dirigida y protagonizada por Buster Keaton, nos ofrece un minutaje sin más argumento que una persecución sin fin de la policía contra el protagonista, sin desarrollo de caracteres, pero empatizando rápidamente con Buster por su picardía y soltura para sortear peligros, todo un desparrame, trepidante, frenético, arrollador, todo un prodigio de imaginación puesta al servicio del puro entretenimiento, con carreras, golpes, saltos por ventanas, persecuciones en coche, huidas por ascensores, disparos, trampas, donde es imposible (a menos que seas de piedra) que no esboces más de una sonrisa por el carrusel sin fin de gags geniales que se acumulan uno tras otro.

Un tsunami de acrobacias, caídas, equivocaciones, trampantojos, en un desarrollo apoteósico de inspiración donde se mezcla el humor con la acción constante, desde el primer fenomenal gag de como Buster confunde a dos maniquíes con los últimos de una cola, hasta el surrealismo del último que parece salido de un antecedente del también tramo final de “Willy Wonka”. Un solaz permanente juego del gato y el ratón, donde los transportes públicos son co-protagonistas, con automóviles, camiones, trenes o un ascensor, y donde la fisicidad de Buster parece desafiar con sus movimientos a las leyes de la gravedad y al umbral del dolor (con caídas, es arrastrado por un coche, golpeado, atraviesa ventanas, cae por ascensores,...). Tanto el codirector de Keaton, Malcolm St. Clair (Dead Shot Dan), como el colaborador durante mucho tiempo del codirector, Edward F. Cline (uno de los policías) aparecen en la película, así como otros socios de Buster, además de clásicos secundarios fetiches del genial Buster, como eran Joe Roberts como el antagonista, y Virginia Fox como el anhelo romántico.

Todo un delirio de una labor fantasiosa de gags en modo slapstick cargados de mordacidad en como el hombre debe rebelarse contra su mala suerte. Ese gag con Buster tras un guardia de tráfico imitándole para ocultarse tras él de otros dos que le persiguen; Ese Buster cansado de huir que se quita la chaqueta para pelar con los polis y es salvado por la campana de un largo tren de mercancías que pasa entre ellos; Esa trampa en un camión como cajonera para polis que Buster pergeña; Esa huida por dentro del tren de Buster; La Homérica (y mítica toma) del tren desde lejos acercándose en primer plano a la cámara (parece va a traspasarla) y justo en frente para y vemos sobre el rastrillo delantero sentado con su icónico rostro de ‘Carapalo’ a Buster (Magistral). Por cierto ya empiezan a aparecer su gusto por los trenes, explotado en su mítica Obra Maestra "El Maquinista de la General" (1926); Otro genial es cuando para huir de un poli se sube en la rueda de repuesto trasera de un auto, este arranca y vemos que la rueda era de publicidad y estaba con atril; El surrealista gag de Buster subido en una figura aun no seca de arcilla para un monumento, lo que sucede a continuación es descacharrante; La huida de un apartamento con una acrobacia de salto por encima de la puerta, catapultado de modo ingenioso, sorprendente; Buster haciendo creer a su perseguidor que una cabina de teléfonos es un ascensor; Y en este tramo clímax del ascensor vuelve la vena surrealista de Buster jugando con las agujas que marcan los pisos a modo de que estas tiene capacidad de manejar el elevador, buenísimo; Para acabar con un gag apoteosis del surrealismo (spoiler).

Todo esto con un personaje Buster que destila ser un perdedor que todo le sale mal, pues no es capaz de comer pan gratis por equivocarse en la cola, la herradura de la suerte para un transeúnte para él es la herradura de su perdición, un simple paseo frente una prisión se torna en confundirlo con un asesino. Un festival del absurdo donde nunca utiliza esto Buster para proyectar patetismo o tristeza, en su individualismo solo tiene como objetivo superar las dificultades de la vida a su manera, y eso nos hace simpatizar con él.

Un nuevo corto del gran Keaton. Pero se repite un poco en todo lo que se ha hecho: persecuciones de policías, huidas en coches, subidas y bajas de varios pisos. Esto ya lo ha hecho anteriormente.

Quizás hace gracia y no tan visto hasta entonces, el subirse en la rueda del coche de cambio y ver como el coche se va y la rueda se queda. O meterse en un ascensor sin ascensor. Es decir, la comedia se basa en hacer algo y luego resulta que ese algo no es lo que se esperaba. Es quizás lo más novedoso dentro de las comedias de la época, pero supongo que es difícil reinventarse cuando estos temas ya comenzaban a estar muy explotados.