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El jardín de las delicias

Drama Antonio Cano, un exitoso constructor de mediana edad, sufre un accidente de tráfico, en compañía de su amante, que le provoca amnesia y lo deja postrado en una silla de ruedas. Sólo él conoce las claves del negocio, la combinación de la caja fuerte y el número de la cuenta corriente que posee en Suiza. Su familia intenta que recupere la memoria representando escenas de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
19 de enero de 2017
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Carlos Saura adquirió su máximo esplendor durante el tardofranquismo, filmando una serie de películas con guión de Rafael Azcona, el más prestigioso guionista de nuestro cine y producidas por Elías Querejeta, cortadas por el mismo patrón: difíciles de castrar por la censura, por estar encriptadas, plenas de simbolismo, alegorías claramente identificables, metáforas fácilmente reconocibles de carácter político y social que para cualquiera que siguiera la estela artística del cineasta, significativamente vanguardista, puede entender. No resulta lo mismo para espectadores en general y cinéfilos jóvenes que desconozcan esa etapa histórica, que les puede parecer aburrida y difícil de descifrar. Aunque si prestamos un poco de atención iremos descubriendo paulatinamente temas universales y cotidianos como la codicia, la represión sexual, el poder, la ambición material, el trato inhumano, la influencia de la religión, la guerra civil y los secretos familiares.

El título del film alude al tríptico y famoso lienzo del Bosco, que se encuentra en el museo de El Prado, su creación más compleja y enigmática, de intrínseca belleza y de incuestionable carácter simbólico que representa el origen y destino de la humanidad. Del mismo modo que el film de Saura refleja el origen y destino de la familia franquista. Según el cineasta, la idea proviene de unas palabras que prnunció el empresario Juan March al ser auxiliado de un accidente de automóvil que le costó la vida: ”Mi cabeza, mi cabeza. Que hagan lo que quieran con mi cuerpo, pero que no toquen mi cabeza”. Antonio Cano (excelente López Vázquez), es industrial y ha sufrido también un accidente de coche, golpeándose la cabeza y no recuerda nada, absolutamente nada. Ni siquiera el número secreto de la caja de caudales que su esposa le requiere o el de la cuenta en Suiza que su padre le suplica.

Y es por ello que su familia, se confabula para una solución heroica, la de representar ante sus atónitos ojos el psicodrama completo de su vida, con su hechos más relevantes, mostrándonos asimismo con vanguardistas “flashbacks”, sus traumas infantiles, sus alucinaciones que van conformando su recuerdo. Con lo que no cuenta la familia es que los símbolos pueden ser interpretados de distintas maneras, y la relación entre los estímulos y los recuerdos no siempre se establece por la vía lógico-racional, también existe la abstracta-racional. Esas reuniones del consejo de administración de la empresa, con sus discursos antiguos, esas cacerías en que le ponen las aves listas para derribarlas, tienen claros apuntes a la figura de Franco.

Gran fotografía, excelente puesta en escena y dominio técnico que conquistó a los europeos con su reconocimiento artístico. A destacar la sutil descripción del protagonista que lejos de una burda parodia se nos presenta como un ser incomunicado y patético, que concuerda con ese final tan acertado y lógico como todo lo que nos está contando a través de la amnesia y parálisis del protagonista. “El jardín de las delicias” me parece uno de los mejores trabajos del Saura de esa época.
Antonio Morales
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15 de julio de 2006
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Saura se muestra más surrealista que nunca en esta extraña historia sobre un hombre que, tras un accidente, pierde la memoria y la movilidad.
Sus familiares y amigos harán todo lo posible para que se recupere, pero lejos de mostrar buenas intenciones, harán gala de una gran crueldad y falta de sentimientos.

Vemos referncias a la guerra civil y soterrada crítica al franquismo, incluso una secuencia que homenajea a la novela / película Una tragedia americana (una de sus versiones para cine fue Un lugar en el sol).

Es curioso ver como el enfermo da la sensación de que empieza a recuperarse cuando le dejan un arma y le permiten disparar a un ave, a lo que él responde con incansable ansia y euforia. El simbólico final es interesante aunque en general la película ha aguantado peor el paso del tiempo que otras de su autor.
Ennis
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13 de septiembre de 2008
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antonio Cano es un industrial que padece amnesia y parálisis después de un terrible accidente automovilístico. Su familia, desde su padre a sus hijos, sacarán lo mejor que puedan de él por intereses propios y así relanzar la empresa. Escenificarán recuerdos de su infancia hasta su madurez cuando emprende el riesgo de potenciar el negocio a un mercado más amplio y llevar su situación familiar a buen caudal.

Con este argumento, coescrito por Rafael Azcona, Saura nos adentra en los agonizantes fantasmas del Franquismo (se constata que estamos en 1970 y empiezan a haber cambios) paralizados en la mente de un inexpresivo e irreconocible López Vazquez que, sin su amostachado bigote ni sus tics característicos, se pasea como un autómata asediado por su entorno, hambriento de avaricia. Su progresión avanza pero la herida queda. Brutal alegoría de una España que se va y otra que viene.
Natxo Borràs
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24 de julio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine crÍptico y metaforico de Carlos Saura cobra aquí su máxima expresión cuando intentamos dilucidar que es realmente lo que nos quiere contar en esta película.

¿Se referirá a los últimos años del franquismo? (la película es de 1970). Como en Mi Prima Angélica, mezcla recuerdos del pasado con los traumas que deja un accidente. ¿Es el personaje de Lopez Vazquez un trasasunto del Franco moribundo al que los últimos nostálgicos del regimen quieren exprimir para no perder sus privilegios?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jpirisb
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6 de septiembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El jardín de las delicias de Carlos Saura es un drama que satiriza la clase social alta de finales de la dictadura española en los años 70. Dirigida con un ritmo pausado y con un estilo ácido que critica mordazmente la sociedad de la época, es una película que lleva al extremo lo que es capaz de hacer una familia por tal de obtener el dinero de un hombre enfermo tras un accidente para entretener al público seguidor de la sátira afilada, concluyendo un buen film que es de los menos conocidos del director y que ofrece una visión más directa de este hacia la sociedad que imperaba en la época.
La fotografía es lumínica y desconcertante en sus evocadoras imágenes repleta de detalles que te transportan, logrando una labor estéticamente cuidada al más mínimo detalle en sus extrañezas. La música es dulce y clásica en sus melodías tristes que hipnotizan al espectador y añade un toque de nostalgia al film, intrigando y tranquilizando en una confortante tarea que acompaña notablemente la película. Los planos y movimientos de cámara consuman una buena labor técnica a través del reconocimiento, seguimiento, primeros y primerísimos planos, detalles, subjetivos, avanti, retroceso, circulares y rotación lentos que exprimen lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son admirables y contundentes. Como protagonista José Luis López Vázquez está reluciente en un papel con hundimiento psicológico y pocas palabras, siendo notables y apropiados los acompañamientos de Francisco Pierrá, Luchy, Lina Canalejas, Julia Peña, Alberto Alonso, Mayrata O'Wisiedo y Charo Soriano. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos por un lado y formales por otro, dejando clara la alta clase social de los protagonistas en una buena tarea que en ocasiones tiene mucho de teatro.
El guion, escrito por el director junto a Rafael Azcona y basado en un argumento de Carlos Saura, se centra en la continua representación de escenas vividas por el protagonista y a cargo de su familia y amigos para hacer recordar detalles y sacar así su dinero, ya que el protagonista pierde el habla, la movilidad y el entendimiento tras un accidente de tráfico, finalizando con esa premisa un buen film que no es de los más conocidos del director ni tampoco de los mejores. Esto se lleva a cabo con una narrativa variada y escasa en el caso del protagonista y expresiva y afable en el resto para dejar muy claro la intención de cada personaje. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que se toma su tiempo para exponer la historia, aunque apenas dure 90 minutos.
Para finalizar, la considero una buena obra de Saura que toca con acierto y acidez la sátira para criticar a la sociedad española del momento, sobre todo en la falsedad de la clase alta que son capaces de hacer cualquier cosa sin escrúpulo alguno para conseguir el dinero que quieren de un hombre impedido, aunque no es de los más destacables films del director. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, montaje, planos, movimientos de cámara y vestuarios que vuelven a El jardín de las delicias, un decente film de un director que supo bien exprimir diversos géneros.
Elcinederamon
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