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La Venus rubia

Drama Helen es una cantante de cabaret que decide abandonar su profesión para contraer matrimonio con Edward Faraday, un abnegado científico entregado a su trabajo y cuya situación económica no es muy boyante. Durante un viaje a Alemania, Edward contrae una grave enfermedad, debido a sus investigaciones, y se ve obligado a seguir un costoso tratamiento. Para sufragar los gastos, Helen vuelve a su antiguo trabajo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
29 de septiembre de 2007
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto de los siete largometrajes que realiza Sternberg con su musa Marlene Dietrich. La historia, original de Sternberg, la escriben dos profesionales de prestigio, Jules Furthman ("El expreso de Shanghai", 1932; "El sueño eterno", 1946) y S. K. Lauren ("El cielo es el límite", 1943). Se rueda en los Paramount Studios (Hollywood, LA, CA), salvo algunas tomas directas (Manhattan). Producida por Sternberg (no acreditado), se estrena el 16-IX-1932 (EEUU).

La acción principal tiene lugar en EEUU en 1931/32, tras su inicio en Alemania 6 años antes. Los otros films americanos de la pareja Sternberg/Dietrich sitúan la acción fuera de EEUU, como China ("El expreso de Shanghai"), Marruecos ("Morocco"), Rusia ("Capricho imperial"), Austria ("Fatalidad") y España ("El demonio es mujer"). El químico americano Edward "Ned" Faraday (Herbert Marshall) se casa con la artista de variedades alemana Helen (Marlene Dietrich). Intoxicado por radio, Ned se ha de someter a un costoso tratamiento en Europa, por lo que Helen debe volver al mundo de las variedades, donde conoce al rico playboy Nick Townsend (Cary Grant).

La película desarrolla un melodrama apasionado y de alto voltaje, con componentes de exageración y exceso, pero sin abandonar las referencias realistas y sin recurrir a fracturas fantasiosas, como ocurre en los dos films siguientes de Sternberg ("Capricho imperial" y "El demonio es mujer"). Obtiene un notable éxito en tiempos de la Gran Depresión, cuando el público busca oportunidades de distracción en historias escapistas o en relatos de emociones fuertes. Son interesantes las imágenes que ofrece de la fachada marítima y del "Skyline" de Manhattan en 1932. También son interesantes las referencias a los parados e indigentes que pueblan el país en crisis y las imágenes de los comedores y dormitorios colectivos para personas sin techo. La cinta se apoya en un fondo autobiográfico que refleja las turbulentas relaciones amorosas del realizador y la actriz.

La música, de Oscar Potoker ("Capricho imperial", 1934), aporta composiciones propias y de otros (W. Franke Harling, John Leipold y Paul Marquardt), de formato marcadamente sinfónico y de tonos ampulosos y solemnes, en ocasiones desproporcionados y algo empalagosos. Como música añadida incluye cuatro bonitas y estimulantes canciones ligeras, entre las que destacan "Hot Voodoo" (Dietrich la empieza a cantar vestida de gorila) y "I Couldn't Be Annoyed" (la canta vestida de smoking blanco). Añade una canción de Mendelssohn ("Gruss") y una popular alemana. La fotografía, de Bert Glennon ("La diligencia", 1939), acaricia la belleza exótica de Dietrich y la exalta en cuidados primeros planos. Incorpora elementos del expresionismo alemán, como imágenes torcidas, proyección de sombras, ambientes sórdidos y degradados. Los personajes, en especial los de Ned y Nick, qudan sólo esbozados superficialmente. La narración, pese a lagunas, conserva buana parte de su capacidad de fascinación.
Miquel
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4 de enero de 2009
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé en qué momento de la historia perdimos el rumbo y el sentimiento de poseer hizo parte de los peores paradigmas que hayamos asumido como forma de existencia. Cuántas veces habrá Dios –y hasta el mismo diablo- contraído el ceño dibujando una sonrisa, al oír que los hombres, creyéndoselo a pie juntillas dicen con firmeza: “¡Esto es mío!”... “¡Ella es mía!”... “¡Él es mío!”.

¿Cuándo comprenderemos que todo poseer mengua el amor? Si coarto tu libertad, no es por amor a ti sino porque te necesito… y entonces es por amor a mi. ¡Qué importa si no te sientes feliz con tal de que yo sea feliz! Ya te compensaré de algún modo. ¡Qué puedo hacer si el mundo está lleno de seres interesantes! Pero, en lo que a ti respecta, el único (la única) que puede interesarte soy yo. Te abandonaré o te mataré si me eres infiel… pero, ¿sabes?, también yo, ¡en cuántas ocasiones he deseado serte infiel!... y quisiera confesar que a veces lo he sido: de pensamiento (¡millones de veces!), de palabra (¡cientos de veces!), y de obra (unas cuantas veces).

En un mundo con millones de seres bellos e interesantes, ¿Cómo pertenecer a una sola persona? ¿Cómo jurar que seré sólo tuyo(a)? ¡Promesas ilusas! ¡Formamos pareja parados en una caneca llena de mentiras!

Los problemas, las rabietas, las separaciones… arrecian en el día a día por culpa del poseer... ¿y es que puedes poseer? Hazte bien esta pregunta. ¿Alguien me puede poseer? ¿Yo le permitiría a alguien que me posea? Tú fluyes a cada momento, y generas ideas, sentimientos, frases, actuaciones… ¿Puede alguien “poseer” (tener), excepto ocasionalmente, todo esto que tú eres?

Escrita por Jules Furthman y S.K. Lauren, <<LA VENUS RUBIA>>, es una grata película que me ha movido a estas reflexiones. Es la historia de una mujer que ama a su marido, pero, queriendo ayudarle, conoce a otro hombre que es atractivo, galante, generoso, rico, y sin afanes de Poseer. Él le da todo de sí y se conforma con tener de ella lo que ella quiera darle... y cuando siente que ella quiere volver con el otro, él se aleja. No reclama, no exige, no se cobra… sólo acepta. ¡ESTO SE LLAMA AMOR! Así es como se ama de veras.

El marido legítimo, en cambio, se venga de ella, la abandona y la acosa hasta quitarle a su hijo, le amarga los días y la pone a enfrentarse con un mundo oportunista que la vuelve fría como un témpano de hielo.

Y cuando triunfa la legitimidad, uno siente que triunfaron las leyes absurdas de la sociedad, pero, también siente que perdió el amor. Concedemos el beneficio de la duda porque hay reconciliación y hay perdón. Deseemos que el amor vuelva a nacer.

La Dietrich, logra un rol que impacta y que mueve nuestras fibras. Es dueña de su vida y da ejemplo de carácter y resistencia... y como ya es costumbre, el maestro Josef von Sternberg, nos deleita con una propuesta exótica, sensual, irreverente, y con unos escenarios que decoran perfectamente la romántica aventura.

Este es el cine que hace historia. No te lo pierdas.
Luis Guillermo Cardona
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9 de febrero de 2023
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
37/08(08/02/23) Decepcionante drama por las expectativas creadas, por el tándem del mascarón de proa de la producción, la quinta (de las 7) colaboración entre el director vienés Josef von Sternberg y la actriz berlinesa Marlene Dietrich, además la historia "Mother Love" es escrita (sin acreditar) por la diva germana (acreditada al director), además de estar de ingratos (por su nula personalidad) secundarios el en su rol desagradecido Herbert Marshall y el naif pagafantas Cary Grant. Pero lo que queda es un film demasiado melodramático, plano, e incluso confuso y farragoso en sus torpes elipsis, donde los personajes se comportan en modo cliché, y donde ala Marlene no le pega el rol de mater amantísima. Quizás tuvo que ver en el resultado final que el guion pasó por varias revisiones para superar la censura del tiempo, aunque estábamos antes del Codigo Hays, derivando en que el guion final no gustaba al director y protagonista, estop incide sobremanera en su acomodaticio y chirriante final. El guion es de Jules Furthman (“El Sueño Eterno” o “Rio Bravo”) y SK Lauren (“Crimen y castigo” o “Damas del teatro”), siendo hija de su tiempo en como expone la Gran depresión de Estados Unidos sumado protagonista que viajan por el mundo (Alemania o Francia), aunque todo se rueda en los Paramount Studios (Hollywood-California), ello para hacer viajar al (deprimido) espectador del momento, como demuestra Woody Allen en su gran “La Rosa Púrpura del Cairo”.

Película que solo puede ser recordada por su bucólico inicio donde vemos a un grupo de núbiles chicas alemanas bañándose desnudas en un lago, filmadas con luz etérea que da sensación de ensoñación, haciéndome pensar que estaba ante una cinta transgresora, este tramo edénico fue eliminado para su estreno en Alemania, pero la historia vira hacia el melodrama más sórdido y liso. Pero sobre todo pasará a la historia por la icónica representación del número de cabaret 'Hot Voodoo', ocho minutos donde casi todo es música de orquesta, con alguien disfrazado de gorila, y cuando se quita la cabeza aparece la gran Dietrich con un cabello incandescente rubio y canta, en clara alegoría (creo) de que todas la pueden ver como un monstruo, pero por dentro es una mujer con sentimientos; Y es que los tres números musicales que hay parecen estar metidos con fórceps en la trama, parecen dos películas en una, por un lado el musical y por el otro el melodrama sobre el dolor de una madre y esposa.

La clásica femme fatale Dietrich se convierte en un ser manso, sin apenas determinación, incluso triste, se entrega a un soso muchi millonario (encarnado por Cary Grant en sus comienzos en cine), este cual pagafantas está con ella, vuelve con su marido por amor (¿?), este la echa por adulterio, cuando si no hubiera sido por ello él estaría muerto, ella vaga huyendo con su hijo por el sur de USA prostituyéndose, aunque la peli intenta hacer esto de modo pretendidamente ambiguo, para todos queda claro, y no quiero spoilear más, pero lo que sigue son un conjunto de desatinos cosidos por unos saltos temporales grimantes, pasando de la indigencia estadounidense al estrellato parisino en sus clubs nocturnos sin solución de continuidad, no hay una narración orgánica, todo son viñetas mal cosidas, donde nunca conecto con la protagonista, me resulta poco natural en su actitud. Esto hace que la intensidad dramática requerida para engancharme a lo que veo sea pobre.

Tiene un arranque muy bonito cuando vemos con una iluminación que parece celestial a varias jóvenes nadar alegremente desnudas por el Paraíso que parece ese lago en un bosque. Un grupo de jóvenes estadounidenses de viaje por el país oyen sus sonrisas y cual canto de sirenas van en su busca y allí se cruzan sus miradas los personajes que encarnan Marlene Dietrich y Herbert Marshall, de ahí pasamos a una elipsis de los pies de ella a los pies de un bebe también bañándose (la única elipsis buena del film), es el hijo de ambos, tiempo después y ya en Nueva York. Allí para dormir al pequeño le cuentan los padres la historia de cómo se conocieron en Alemania, ello adornando el relato como si fuera un cuento de hadas, muy bonito esto. Pero entonces lo bueno acaba y saltamos al drama del dolor en espiral, vemos a él yendo a una consulta médica donde le diagnostican intoxicación por radio, en realidad esto era un subterfugio de lo que realmente era en el guion original, y es simple y llanamente que el esposo sufría de impotencia sexual. Y para la cura solo puede ser en Alemania con un alto coste. Y ahí entra ella que sacará el dinero de donde pueda para ayudar a su amado, aunque para ello deba primero venderse como sexy cantante de cabaret, y cuando hace falta más plata hacerlo vendiendo su cuerpo a un ricachón.

Es una muy simplista historia de lo que s capaz de hacer una madre por el amor a su hijo (algo que precisamente Marlene no era para sermonear, que se lo digan a su hija Maria Riva), pero esto no le pega a la femme fatale icónica encarnada por la Dietrich. La peli adolece de un sentido del ritmo frustrante, con un tramo central tedioso sobre la huida hacia ninguna parte de la Madre (de Nueva York a Baltimore, Washington, Nashville, Chattanooga, Savannah o Nueva Orleans). Solo rota esta monotonía aburrida por la aparición de la gran Hattie McDaniels, con su gran carisma en unos pocos segundos se come la pantalla (la que 7 años después haría de mítica criada de Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”, que le valió el primer Oscar a una persona negra), en realidad haciendo sutilmente de una proxeneta de la Marlene. Todo este tramo pre4tnede mucho más de lo que consigue, con un espíritu de contrarreloj en como vemos titulares y teletipos con la búsqueda de la Madre, cual si fuera una peligrosa asesina en serie, me suena hasta ridículo el tono que le quieren dar, esto podría ser creíble si el padre fuera un potentado, pero siendo un mindundi no tiene veracidad alguna esta búsqueda;… (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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8 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Blonde Venus” (1932) de Josef von Sternberg con Marlene Dietrich, Herbert Marshall, Cary Grant, Dickie Moore, Gene Morgan, Rita La Roy, Robert Emmett O'Connor, Sidney Toler, Morgan Wallace, Dennis O'Keefe, entre otros.

Drama e historia original llamada “Mother Love” escrita por la propia Dietrich; sigue a una cantante de un club que se vuelve la querida de un mujeriego para sacar adelante a su hijo y su esposo enfermo, en medio de escándalos, engaños y mentiras, celos, giros y vueltas, el amor de una madre y un gorila, hacen de esta película un verdadero elemento esencial para la historia del cine.

Y muy a pesar de esta premisa de telenovela, la película casi se juega como un cine negro, con diálogos agudos, gran cinematografía y personajes duros; pero diablos... es Marlene Dietrich haciendo lo que mejor hizo:

Hipnotizar a su audiencia con glamour, encanto e ingenio; tanto que está considerada una película de culto, siendo la 5° de 7 películas donde trabajaron juntos Marlene Dietrich y Josef von Sternberg.

El aspecto técnico de la realización de películas había avanzado a pasos agigantados; y el material cinematográfico se estaba volviendo mucho más uniforme y de alto contraste, mientras la grabación de sonido había mejorado mucho en solo unos pocos años; por lo que von Sternberg pudo hacer un uso completo de esto; y así la película se siente ágil y de ritmo estrecho, y en su mayoría, ya ha abandonado los gestos del cine mudo; sin embargo, esta es una de las mejores películas que muestran la vida en la gran depresión.

Aunque el tema dramático es tratado en términos de comedia excéntrica, con 3 números musicales diseñados para resaltar el talento de cantante de la Dietrich; el filme a perdurado por el famoso número “Hot Voodoo”, una larga pieza de 8 minutos, en cuya primera parte que es puramente instrumental, Dietrich se exhibe en una danza donde llevaba un traje de gorila... porque el encanto de la actriz alemana, aquí actúa bajo la extravagante dirección de su mentor, y fascina como una tierna madre que protege ferozmente a su pequeño hijo, que pasa sus noches como una seductora sirena escénica, cautivando al público en Estados Unidos y Francia; siendo igualmente buena en ambas posturas, con su rostro perfecto, registra un profundo amor maternal y un encanto de esfinge, como una “femme fatale” o mujerzuela.

Pero el valor artístico de la Dietrich es increíblemente gentil cuando canturrea una vieja canción de cuna alemana junto a la cama de su hijo, mientras que la imagen contrastante de ella, saliendo de un traje de mono en un club nocturno, es una de las imágenes más extrañas e hipnóticas de La Era Pre-Code.

Por otro lado, el valiente trabajo de Herbert Marshall en un papel ingrato, con una voz como miel líquida, es idealmente elegido como el conflictivo marido de Dietrich; interpretando a un químico envenenado por radio, su rostro revela su humillación por tener que ser apoyado por su esposa; aunque más tarde manifiesta rabia reprimida cuando descubre su “traición”, pero a la vez, entre líneas se deja ver un problema de cama que el mismo Marshall no puede actuar como lo demanda su esposa... y bueno, lamentablemente, “Blonde Venus” resultó ser la única colaboración de Marlene Dietrich y Cary Grant; aquí a punto de convertirse en una gran estrella de cine, interpreta a un poderoso jefe político, cuya arrogancia se suaviza mientras persigue los afectos de Dietrich.

Y el corazón de todos queda en Dickie Moore como el joven Johnny, un niño que realmente podía actuar y tirar de las fibras del espectador; sin olvidar de algunos cameos no facturados:

El tonto Sterling Holloway; Clarence Muse como cantinero tartamudo; la querida Mary Gordon como la casera informativa de Marshall; el gran Dewey Robinson como dueño de un cucarachero; la maravillosa Hattie McDaniel como la criada de Dietrich en Nueva Orleans; y la remilgada Marcelle Corday como la doncella de Marlene en París.

Posteriormente, La Dietrich haría películas más barrocas y escandalosas hacia el estilo fantástico, con excesos y mostrando la decadencia europea que dejaron a los estadounidenses en el polvo, y ayudaron a Dietrich a aterrizar en la infame lista de La Censura; porque si bien esta es una película anterior al Código Hays y habitualmente modifica la moral convencional; el filme es claro en mostrar mucho de lo que estaría luego prohibido:

¡Los puteros!

SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvaro Zamora Cubillo
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18 de enero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las primeras secuencias de La Venus rubia (Blonde Venus, 1932), de Josef Von Sternberg, un grupo de jóvenes norteamericanos, entre ellos Ned (Herbert Marshall), están de excursión en un bosque alemán. Y se encuentran ante la sorprendente visión de varias chicas bañándose desnudas en un lago, entre ellas Helen (Marlene Dietrich). Ned flirtea con ella proponiéndola verse después de su espectáculo (todas actúan en un cabaret), e indicándole que no se irán hasta que le diga que sí. Elipsis. Una singular elipsis. Otros pies son los que retozan en el agua, ahora son los de un niño, al que baña Helen. ¿Qué ha pasado con la cita? ¿tiene un hijo?, y ¿cuánto tiempo ha discurrido desde la anterior situación en el río, horas, años? En la siguiente secuencia vemos a Ned acudir a la consulta de un médico. Por las radiaciones consecuencia de su trabajo de químico tiene los meses contados, a no ser que pueda pagar un caro tratamiento (cuyo coste es excesivo para él). La siguiente secuencia ya nos sitúa, tras este fulgurante y desconcertante inicio, en el hogar al que retorna Ned. Queda ya claro que han pasado varios años, y Ned y Helen se han casado, tienen un hijo y viven en Estados Unidos. Acuestan a su hijo el cual les pide que le cuenten cómo se conocieron. Y entonces ambos narran, como si fuera un cuento de hadas, aquello que la elipsis nos hurtó, su cita, y cómo surgió el amor, y su primer beso. Un relato de fábula para un hermoso acontecimiento personal, un hito, cuyo recuerdo se ha visto empañado, contaminado, por la gravedad de la enfermedad de Ned (quien puede vivir como mucho un año si no se pone en tratamiento). Es sin duda una singular forma de construir el inicio del relato. El inicio parece ya un final por la amenaza de la muerte.

No es casual que ese momento de la gestación de su amor se nos eliptize, dada las dudas o recelos que suscitará en Ned, primero, el hecho de que Helen decida volver a su trabajo de cabaretera, con el fin de conseguir el necesario dinero para el tratamiento de Ned, y, segundo, y especialmente, al retornar ya recuperado, cuando ella le revele que ha mantenido un romance con un hombre rico, Nick (Cary Grant), cuyo dinero ha sido el que, precisamente, ha posibilitado que Ned logre sanase. Entre su marcha y su retorno una reconfiguración completa de su escenario vital. Ned no sólo no será capaz de apreciar el sacrificio de Helen y lo que ha supuesto para que salve su vida, sino que sentirá ese romance como una traición o infracción (no hay agradecimiento sino dramatización, repulsa). La sombra sobre su rostro, cuando discute con ella, es elocuente, como también lo eran las penumbras que dominaban la habitación de Nick cuando Helen afirmaba que retornará con su marido porque le necesita (y el posterior lento y hermoso travelling de retroceso desde dos caballos hasta ambos apoyados en un árbol; un vacío que indica una ruptura inevitable; son las dos semanas que se han dado como despedida; lo que ignoran es que Ned retornará precisamente dos semanas antes de lo previsto). El resto de la película narra, con una admirable narración concisa y elíptica, el via crucis que sufre Helen, perseguida por todo el país, porque se resiste a que Ned aparte de su vida a su hijo ( como si su mancha implicara que no lo merece).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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