Corriendo libre

Hoy os traigo una de esas películas que son ideales para pasar una tarde con la familia y los más pequeños, de tres años para arriba.
Se trata de la historia de Lucky, un potrillo que al perder a su madre, no al estilo Disney sino más sutilmente para que no sufran los peques, es adoptado por un muchacho huérfano también que trabaja como mozo de cuadras. Ambos se ayudan y a ambos les llega la idiotez humana de la guerra. Cada uno hará su vida pero nosotros seguiremos la del caballo viviendo salvaje junto a otros caballos salvajes también que perduran en manadas por Namibia.
La película está rodada en plena naturaleza con paisajes increíbles que nos recuerdan los documentales que de vez en cuando nos enganchan. El director se identifica plenamente con el caballo y nos hará ver una historia de amor a la naturaleza a través de las peripecias del caballo en su desarrollo natural. Para ello el director utilizó hasta 10 caballos muy parecidos pero de distintas edades de manera que el espectador apenas nota las diferencias. Creo que es una forma de mostrarnos su interés por la película para que el espectador la siga con la máxima realidad.
A ser posible sería bueno que un adulto se sentara con los peques y les fuera explicando lo que va ocurriendo, aunque los peques seguro que lo entienden, y sobre todo les vaya explicando las distintas manifestaciones de la naturaleza. Por ejemplo “¡Mira que duna, es una montaña de arena” y se lo pasan en grande. Más de una vez habrá que parar la película para contestar a sus preguntas porque ellos eso del “cine-forum” al final de la película como que no lo entienden. Hay que dar respuesta inmediata a sus preguntas.
Yo me lo he pasado en grande.