Novios

No hace mucho oí decir a la actual presidenta de la Academia Española de Cine, Ángeles González-Sinde, que no llega entender muy bien aquella frase de "el cine español no me gusta". Ella argumenta, que nuestro cine no es un género en sí. Te puede no gustar el drama, la comedia, el Thriller... pero englobar a todo el cine español como si se tratase de un sólo género...
Me gustó la exposición que hizo. Pues refuerza los argumentos de quienes solemos defender en cualquier coloquio familiar al cine patrio. De hecho, tengo amistades que suelen ser muy duros con nuestro cine... pero con películas como esta todo argumento se queda corto.

No entiendo porqué siempre, cuando se trata de comedia, tenemos que incluir enormes gilipolleces en el guión. Parece que si no metemos situaciones de lo más surrealistas, no somos capaces de hacer entender al público de que se trata de una comedia.

El personaje de Juan Diego Botto, es claro ejemplo de porqué es tan repudiada nuestra cartelera; se puede hacer reír sin parecer tan tonto. ¿Ejemplo? Renée Zellweger en "Bridget Jones" o Ben Stiller en "Los padres de ella".

El personaje de Juanjo Puigcorbé no me sirve como hilo conductor. No tiene la suficiente fuerza como para ser el ente principal de la película... aun como de secundario tendría un pase... pero no para llevar la batuta. De hecho, el propio Juanjo no tiene chispa para encabezar ninguna película.

La trama en sí decae por cada minuto que pasa. Aunque no creo que el verbo "decaer" esté bien utilizado en "Novios", ya que cuando algo decae, es porque en algún momento estuvo arriba; y desde luego "Novios" nunca lo estuvo.

No pierdan su tiempo. No merece la pena.

Irregular, previsible y en consecuencia nada original comedia de Joaquín Oristrell. Desde el principio lo muestra todo, no es que las cartas estén marcadas, es que están completamente boca arriba. Cuando juegas al póquer ya puedes tener un póquer de ases (que no es el caso ni muchísimo menos) si lo muestras no vale de nada, a veces es mejor jugar al farol pero mantener la incertidumbre hasta el final. Nada nuevo nos aporta esta pretendida comedia de enredo que es posible que en algún momento arranque alguna sonrisa, pero en otros roza lo patético.
Lo único destacable es María Barranco, una actriz estupenda y casi siempre desaprovechada, Elejalde esta también a un buen nivel, Puigcorbé en su línea, con su aspecto un tanto canalla pero dotado de cierta simpatía, Candela Peña y Juan Diego Botto se limitan a cumplir, les he visto mejores interpretaciones. Aún así el trabajo de los actores es lo único salvable de esta película. Tiene una ventaja, si te quedas traspuesto durante un rato porque la ves después de comer o cenar, no pasa nada, cuando de nuevo abras los ojos podrás seguirla sin ninguna dificultad, canta tanto que lo difícil seria hacerte un lio.

Jesús, qué larga es Novios. Eterna. Para lo que tiene que contar, es sin duda excesivo tanto metraje.
Quitando ese inexplicable defecto, Joaquín Oristrell ofrece al espectador un divertimento total, una comedia de enredos amorosos de lo más clásica, aunque por supuesto con un toque patrio, pero que no ofende en absoluto. Es divertida, simpática y entretenida, y aprovecha a la perfección la gran vis cómica de María Barranco y Juanjo Puigcorbé, dos intérpretes cómicos sumamente dotados para la risa, cada uno en su estilo, y también de una jovencísima Candela Peña, en uno de los momentos dorados de su carrera, como fueron los años finales de los 90 (el otro es ahora, sin duda, gracias al éxito de la serie Hierro).
Correcta, notable incluso, y podría haber sido mucho mejor si hubiera controlado mejor el ritmo y la duración.

Lo mejor: Candela Peña, Juanjo Puigcorbé, María Barranco, y su tono de comedia de enredo de toda la vida.
Lo peor: Es excesivamente larga. 80 minutos hubieran sido suficientes.

Mooooovieeeeereeeecord.
Arturo, Ginebra y Lancelot. Qué si no.
Tiene un problema de guion grave y es que el subnormal es Puigcorbé, y no al revés, su hijo es el más listo y el muy guapo, razón por la cual se nos cae de golpe todo el chiringuito, no se puede creer que las mujeres, siempre tan certeras y generosas en esto del amor, de esta película quieran estar con Juanjo y no tanto con Juan Diego, que beban los vientos por semejante elemento, el primero tontofeo, y no por Karra o Botto que tal baila, esa pareja.
Otro fallo es lo del cura, resulta completamente inverosímil que un clérigo sea gay, eso es imposible, se les fue de las manos, demasiado transgresor, a lo loco se vive mejor.
Y así un poco con todo, tanta finura y matiz, un guion con tanto gusto y sutileza pide la luna a un público que no le da, no puede llegar jamás, bastante tiene con no cagarse literalmente encima, a esas olímpicas alturas de exquisitez y exigencia, de inusitado afán de trascendencia.
Es, por supuesto, una inspirada revisión de Herida de Louis Malle, un sentido homenaje.
Y, la fachada que a veces pareciera como que intenta asomar tímidamente, como por descuido, en un instante fugaz e inadvertido, es nada más que un leve contrapeso para un mundo/mirada que, de lo contrario, sin ese reverso ominoso y grasiento, sería tal vez excesivamente etéreo e intelectual, extremadamente filosófico y críptico, muy hermético y elíptico, hasta Dios a escondidas, cuando nadie me ve, el pestillo en el baño, se hace de vez en cuando una paja, pues aquí igual o tan similar, los ángeles tiene sexo, el espíritu necesita de un cuerpo, hay que recrearse también en la materia corruptible para así poder seguir el juego de la necia vida, la capa de barniz, una tapadera compleja pese a su apariencia purulenta, que esconde o evade, como ya mentamos un poco más arriba, mucha verdad y gracia, juego feliz e infinito de guiños y referencias culturales o más puramente cinéfilas, es grimosa, chabacana, gritona, cutre, vulgar, zafia, obvia y gruesa.
Las dos Españas, El sur de Erice y esta que nos ocupa ahora. Almodóvar supondría la tercera vía en esta esmerada dialéctica, la feliz síntesis, la inevitable y sincrética resultante de las dos promiscuas premisas preexistentes.