Justice

El envoltorio técnico es impecable en lo que se refiere a paisajes, color, fotografía, ambientación, tomas cenitales, movimientos de cámara ... Pues bien ahí termina todo lo potable de la cinta. El argumento es convencional, como suele ocurrir en el western, pero no pasa nada si se compensa con una historia que mantiene el interés del espectador. Lo que no es el caso, con un de buenos buenísimos y de malos malísimos.
Estamos en 1870 cuando llega al pueblo un marshall, James McCord (Parsons) para vengar la muerte de su hermano predicador. Le falta tiempo a la bondadosa Melissa (Sigler) para colgarse de su cuello. Sin duda es "Amor a primera vista".
Pero allí manda un alcalde cacique y racista (Lang), que aspira a ser el primer Gobernador de la República del Oeste que tiene in mente crear. Y, lo que es mucho peor, leído, pues tiene por libro de cabecera la obra "La democracia en América" de Alexis de Tocqueville, pensador, jurista, político e historiador francés que viajó por América, precursor de la sociología clásica y uno de los más importantes ideólogos del liberalismo.
Personajes planos, guion rutinario, lo mismo que la realización. En fin, una de tantas obras presentadas en papel cuché pero auténticamente vacías de la cruz a la raya, con casi todos los tópicos del género pero sin originalidad alguna. Una mezcla de temas, un pastiche.
Floja, no la recomendamos.

Justice lo resume todo en el título, Justicia.

La mayoría de los westerns se basan en esta idea principal, se comete un delito o un acto vandálico y alguien se encarga de llevar a cabo la venganza. Entre medias nos encontraremos diferentes personajes, localizaciones, bares y bailes y poco más.

Pues básicamente es lo que nos ofrece Justice. Un pueblo dominado íntegramente por personas corruptas y al margen de la ley, aunque su uniforme diga lo contrario, comenzando por el alcalde y el sheriff. A raíz de ahí podemos imaginarnos el resto. Todo se acepta, hasta que asesinan al cura del pueblo, quemándolo dentro de la iglesia y aparece su hermano preguntando por él. ¿Que lo hace medianamente interesante? Pues que su hermano es un Marshall y vendrá decidido a buscar al o a los responsables del asesinato.

No es nada del otro mundo, muy predecible, pero te asegura entretenimiento, que para nuestros días, ya es suficiente.

Western telefilm hecho en el S. XXI pero con más clichés, manidos tópicos, lugares comunes, maniqueísmo cuasi-infantil y pésimas interpretaciones que esas interminables e inaguantables series norteamericanas de TV ambientadas en el Oeste de los años 60.
No perdáis el tiempo, no aporta absolutamente nada al género. Lástima ver a un actor solvente como Stephen Lang perdiendo prestigio en mediocres telefilmes como éste.