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Una señora llamada Andrés

Comedia El matrimonio de Andrés y Elisa, víctimas del hastío y la incomprensión, está pasando por un mal momento. La intervención de la madre de Elisa es la gota que colma el vaso: Andrés, exasperado, pide la separación. Ante la gravedad de las circunstancias, desde el Olimpo, Cupido decide tomar cartas en el asunto: transmutará sus cuerpos para que aprendan a ponerse el uno en el lugar del otro. (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira, me voy a dar el lujo de escribir la primera crítica de una película "virgen" en esta web. Y es que tener la suscripción al canal "DCine Español" me da ocasión de ver un montón de películas españolas inencontrables de otro modo. Y como me encanta el cine español (sí ¿pasa algo?) a veces, solo a veces, me da por ver este tipo de comedias setenteras tan vilipendiadas, masacradas y anatemizadas globalmente, así sin más, por los sesudos críticos profesionales desde sus endiosados púlpitos, así como por la inmensa mayoría de los opinantes en estas webs. Me la refanfinfla. Sé muy bien por experiencia que entre todo ese el océano de mediocridad hay muchas islas, sino paradisiacas, al menos con cierto encanto como para pasar en ellas un par de horas. Y a veces las encuentras de casualidad.

Bueno, pues eso me pasó ayer con esta película. La empecé a ver sin mucha esperanza, solo por si sonaba la flauta. Y sonó. Por momentos no demasiado afinada, pero sonó. Comedia tontorrona, de argumento disparatado, situaciones descacharrantes de puro surrealistas, con un excelente Juan Luis Galiardo (gran actor en cualquier papel) y una al menos aparente Carmen Sevilla (que nunca fue una actriz de verdad, pero por esa época todavía estaba de buen ver) que se intercambian los cuerpos por decisión desde el Olimpo de un Cupido ya vejestorio (Alfonso del Real) y su amigo Jenófanes, calentorro filósofo griego cachondamente interpretado por Jaime de Mora y Aragón.

Unimos a todo eso un Monte Olimpo informatizado tipo NASA años 50 con empleadas macizas vestidas con pequeñas y muy sugerentes túnicas (hablamos de 1970, recordemos, más no se podía pedir en ese aspecto), así como una siempre grande Mari Carmen Prendes como madre de Carmen Sevilla, unos buenos secundarios como José Orjas, Helga Liné, Mirta Miller, Antonio Ozores, Licia Calderón, Fernanda Hurtado … Y oye, lo mezclas bien, lo agitas un rato y te sale un esperpéntico cóctel sin pies ni cabeza, pero agradable y con momentos divertidos.

También tiene sus defectos, por supuesto, como las casi inexistentes dotes interpretativas de Carmen Sevilla, el ridículo y sobreactuado personaje de José Sacristán y la tristemente habitual escena de Emilio Laguna haciendo de mariquita con mucha pluma.

En fin, que le doy el aprobado. Película para pasar un rato más o menos divertido dejando descansar totalmente las neuronas, que a veces no viene mal.
Sir Lancelot
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30 de agosto de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se le puede negar a esta comedia fantástica que tiene momentos muy divertidos, pero la inversión de géneros que se propone no deja de ser machista ni de expresar un planteamiento machista: un hombre en el cuerpo de una mujer es ridículo y grotesco, porque la mujer no puede detentar ningún poder -y el puro que fuma Carmen Sevilla es un remedo de pene-, y una mujer en el cuerpo de un hombre no es más que un marica pintoresco. Por supuesto, Juan Luis Galiardo ofrece una esforzada interpretación, y Carmen Sevilla no tanto, porque nunca fue muy buena actriz. A pesar de todo, el tiempo en el que los protagonistas están en el cuerpo equivocado se hace corto, y no se le da el desarrollo que merecería.

Pese a su inevitable carga moralista y ejemplarizadora -pues no se permitiría la transgresión si no fuera para equilibrarla o compensarla con una lección moral, como ocurre en otras comedias de los últimos años del franquismo-, es una película bastante arriesgada para su época, y cuenta en un segundo plano con una cierta sátira de la sociedad de consumo, que enlazaría con el cine de Frank Tashlin, en concreto. De hecho, es una comedia que acusa la influencia de la comedia de enredo del cine de Hollywood de los años 50 y 60, mismamente de "Adiós, Charlie" (Goodbye Charlie, 1964), de Vincente Minnelli.
Pedro Triguero_Lizana
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