Keeper of Darkness

Mucha fantasía, algo de terror, un toque de comedia y más romance de lo esperado se entremezclan durante cien minutos en esta película que a través de la enigmática historia de su carismático protagonista nos presenta las de otros fantasmas a los que ayuda, solapando con acierto diferentes subtramas sobrenaturales. Hay incluso hueco para varios momentos de acción acompañados de unos decentes efectos especiales, que sin darnos un respiro, consigue mantener un buen ritmo narrativo a base de constantes giros de guión, haciendo de este largometraje un recomendable y vibrante divertimento.

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Wong es un señor que está como una cabra alemana, lo cual hace que vea fantasmas. Pero nuestro protagonista, lejos de preocuparse y acudir a un psicólogo, ha hecho de su falta de juicio su medio de vida y se dedica a estafar a otros tarados exorcizando de espectros sus casas. Los aranceles para trampas de los Cazafantasmas deben ser muy altos en Hong Kong por lo que Wong se enfrenta a ellos de una curiosa forma, les da la tabarra cual peluquero para que abandonen el lugar. Además también tiene problemas con la fantasma que vive en su casa, que ni paga el alquiler ni riega las macetas, el pobre Wong va con el pelo blanco de los disgustos que le da.

Tiene un comienzo muy prometedor, a pesar de lo surrealista del planteamiento la historia va tomando forma entre chistes raros y efectos bastante currados, hechos con el Spectrum por lo menos, y presentando algún personaje que merece la pena. Además no pueden faltar de cuando en cuando algunas peleas entre tíos que han visto muchas películas de Bruce Lee, que son al cine hongkonés como las tetas al cine español.

Sin embargo, la segunda parte decae bastante en ritmo además de volverse bastante confusa en su narración. La trama principal se entrelaza con otras, además de con flashbacks y salta de escena a escena sin una coherencia clara entre ellas lo que puede hacer que se pierda el hilo de los acontecimientos fácilmente. Otra gran cojera de la película es su inacabable final, que sucede mucho después del último clímax, lo cual hace acabar el film con una sensación algo fría.

Un exorcista que trabaja en Hong Kong usa magia para negociar con demonios o asesinarlos. El tipo también comparte su casa con una fantasma. Es como un Constantine crapero que labura en un supermercado chino.

No sé cómo catalogar ésta mierda, tiene humor, terror, es surrealista, fantasiosa, es un drama. Tampoco sé si está basado en algún manga porque tiene toda la pinta. Lo que sí sé es que la encontré por casualidad en Netflix y fue un suicidio.

Al principio no parece tan mala, de hecho me confundió porque sentí que podía llegar a ser un buen film, pero a la media hora revienta en mil pedazos.

Una película muy turbia en el sentido del crap.

Film hongkonés que quiere ser algo así como una amalgama de géneros en una sola película, solo le han faltado números musicales y escenas bélicas. Un sujeto que puede visualizar e interactuar con fantasmas y que convive con uno de ellos se ve abocado a luchar contra un fantasma especialmente poderoso y que, por primera vez, amenaza con acabar con su vida.

Hay fantasía, comedia, gotas de terror, thriller, drama familiar y trama romántica. Todo ello conducido por el que debe ser el actor más inexpresivo del cine de Hong Kong con permiso de Chow Yun Fat. Pero en ninguno de estos géneros logra despuntar y el conjunto se ve con cierto desapego, sin diálogos que hagan chispear la comedia ni empuje real para crear desazón. Nos queda el thriller y el drama familiar; el primero parece irse improvisando sobre la marcha para que las cosas cuadren, y al segundo le meten un pedófilo que pasaba por allí para justificar no se sabe bien qué. Un dramatismo bastante impostado.

Dejo para el final la trama romántica, que arranca cuando la película parecía ya en los minutos de descuento, y resulta inacabable después del confuso desfile que acabamos de presenciar. Aquí si que los bostezos se hacen inevitables, con esa cancioncilla insufrible de fondo. ¿Qué demonios era todo esto?