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Baila, muchacha, baila

Comedia. Drama Judy O'Brien forma parte de un grupo de baile y aspira a dedicarse al ballet clásico. Bubbles, compañera suya deja el grupo para centrarse en la comedia. Cuando el grupo se deshace, Bubbles le ofrece a Judy un ingrato trabajo: ser la telonera de su espectáculo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2018
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El papel protagonista lo interpretaba una jovencísima y encantadora Maureen O'Hara, pero la película se la llevaba Lucille Ball, con el descarado personaje secundario de “Bubbles”. En su secuencia más recordada mostraba lo que el público quería de un baile hawaiano. La película tocaba temas importantes, como el interés minoritario por ciertas manifestaciones artísticas, la dura necesidad de ganarse la vida, y la utilización de la mujer atractiva como reclamo en los espectáculos. El conflicto central consistía en que Judy, la protagonista, debía dejar el ballet clásico para hacer de telonera en un teatro de variedades, donde la explosiva “Bubbles”, una antigua compañera, era la reina del lugar. Y la humillación era total. Había una secuencia de claro corte feminista (en el spoiler) que hacía reflexionar. Lástima que el guion no aprovechara demasiado el asunto, acumulando secuencias un poco burdas. Además tenía poco valor como musical y contaba con un galán pesadísimo (Louis Hayward).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
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27 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro mujeres fuertes confluyen en esta cinta cuyo valor sociológico está muy por encima del carácter lúdico de su historia. La primera la escritora austriaca Vicky Baum (1888-1960) en cuya novela se basa el guión y cuya obra más conocida "Gran Hotel" había tenido su reflejo en el 32 en la mítica y plagada de estrellas película de la Metro del mismo título. La segunda una jovencísima Maureen O´Hara (1920-2015 / Oscar honorífico), una irlandesa de 19 años recién descubierta por Charles Laughton que comenzaba su exitosa carrera en Hollywood. La tercera Lucille Ball (1911-89 / 5 Emmys), neoyorquina, "la reina del cine B" de los 40, cuya fama y popularidad se extendió con sus programas de televisión en las décadas posteriores, llegando a dirigir su propio estudio televisivo responsable de series como "Misión Imposible" o "Star Trek" y la cuarta la directora Dorothy Arzner (1897-1979) pionera en la dirección, de hecho la única mujer que dirigió en Hollywood durante toda su carrera (20 películas) del 27 al 43 y cuya labor empieza hoy en día a revindicarse después de un largo periodo en el olvido.

Arzner sustituyó a Roy del Ruth en la dirección después de que este abandonara el proyecto por no estar de acuerdo con el guión. Un guión que bajo su apariencia banal: chica humilde que quiere triunfar como artista pone al descubierto el machismo imperante de la época y la brutal cosificación de la mujer en el mundo artístico. Machismo y cosificación cuya sombra alargada aún sigue sin extinguirse. Cuantas  miles de chicas acudirían a "la fiebre del oro" hollywoodiense para acabar explotadas y frustradas en sus intentos de una vida mejor. Arzner refleja, sus inquietudes, sus miserias, sus sueños, su breve periodo de juventud y belleza para conseguir triunfar como artista o "cazar" a un millonario para dejar de serlo en penosas condiciones. Una visión feminista en el que la directora se permite "parar la función", dirigirse al público masculino de dentro y fuera de la pantalla y leerles la cartilla.

La película perdió dinero y fracasó no solo en taquilla. Hoy es una de las obras más recordadas de Arzner, se ve con agrado y simpatía su ligereza cómica y se valora su mensaje social. Arzner la dirije con brío y ritmo y sus dos estrellas femeninas están muy por encima de los galanes que las acompañan. Lucille Ball se lleva la palma. Está espléndida, divertida y arrebatadora. La amistad que mantuvo con La O´Hara les duró toda la vida. Aún le queda hueco a Arzner para presentarnos a esa prensa amarillista, a esos "paparazzis" que con sus flash de cazoleta revolotean cual buitres en busca de carnaza que llevar a sus portadas
.
"Dance, girl, dance", tiene vigencia, es necesaria y entretiene. Pues eso.

cineziete
ELZIETE
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9 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya después de haber sido descubierta por el gran Charles Laughton y compartido con él un par de películas, la inolvidable Maureen O`Hara se traslada al país de las estrellas y las barras para empezar lo que sería su carrera dentro del sistema fílmico norteamericano. Y empieza con ésta sencilla película que logra afianzar lo que ya mostraba en sus inicios con Laughton en Europa. Dueña de una belleza dulce y a la vez arrebatadora, que la acompañaría hasta el final de sus días, complementada además de su talento, Maureen, con apenas veinte años, despuntaba lo que sería un lugar respetable dentro del Hollywood clásico y dorado. Acá se junta con la gran Lucille Ball, con un cierto recorrido ya sobre todo en papeles secundarios y películas menores para solventar un guión más bien mediocre que transita por el musical, el drama y la comedia sin sobresalir eficazmente en ninguno de los tres aspectos. Sin embargo, el par de bellezas, cada una con su impronta, hacen olvidar los vacíos y saltos argumentales para llenar por completo con su presencia y su talento la pantalla, opacando a un muy deslucido Louis Hayward y al desaprovechado Ralph Bellamy. No es una joya la cinta, y sobre todo comparada con lo grandioso que se filmó en esos años; sin embargo, el ver juntas a Maureen con Lucille sirve de pretexto para disfrutar un rato que con ellas es más que agradable.
cineclasico73
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2 de agosto de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un pelín rara, en el sentido, que no sé lo que quiere contar. Son unas chicas que quieren tener su propio momento, pero se pisotean. Una al final se pone un poco sumisa... Luego están los amores, donde los hombres van y vienen, un poco sin sentido.

Fue un total fracaso en taquilla y crítica de entonces. Causando muchas pérdidas. Supongo que eso a Maureen O'Hara que estaba despuntando, no le vino bien.

Lo curioso de todo, que décadas posteriores, en los años 70, la película empezó ganar fama por considerarse pro feminista, y darle empoderamiento a la mujer. Y ahora está en el registro nacional de películas de los EE.UU.
edugrn
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